El coste de la homofobia para el desarrollo
La protecci¨®n legal a los colectivos homosexuales es tambi¨¦n una cuesti¨®n econ¨®mica Existen v¨ªnculos entre la pobreza y la homofobia en pa¨ªses que condenan estas relaciones
Al ser un homosexual que viv¨ªa en Nigeria, mi mayor desaf¨ªo fue tener que elegir entre mi sexualidad y mi trabajo. En 2004 iniciaba mi carrera como actor. Acababa de salir de la universidad y me dieron un papel en Rosas y espinas, una telenovela en horario de m¨¢xima audiencia en Galaxy Television, una de las cadenas m¨¢s populares del pa¨ªs. Mi personaje era Ricardo, el ¨²nico hijo de una familia adinerada que manten¨ªa una relaci¨®n con la sirvienta de la casa. Fue entonces cuando empezaron a circular rumores sobre mi vida privada, as¨ª que decid¨ª que era hora de sincerarme. Para hacerlo, acept¨¦ ir al programa de entrevistas m¨¢s popular de Nigeria y hablar en ¨¦l de mi sexualidad.
Casi de inmediato, mi personaje fue eliminado de la serie. Y, junto con mi empleo, tambi¨¦n se esfum¨® mi seguridad financiera. Al igual que muchos hombres homosexuales y lesbianas en ?frica, tuve que elegir entre la libertad econ¨®mica y el encarcelamiento mental.
Ese a?o, Nigeria y Uganda aprobaron leyes draconianas contra los homosexuales, lo que desat¨® un debate mundial sobre Derechos Humanos. Este debate tambi¨¦n se inici¨® en el Banco Mundial, cuyo presidente, Jim Yong Kim, recientemente ha declarado que la discriminaci¨®n institucionalizada "es perjudicial para la gente y para las sociedades".
Las palabras de Kim generaron cr¨ªticas y controversia. En pa¨ªses como Uganda y Nigeria o¨ªmos decir a menudo que la oposici¨®n a la discriminaci¨®n contra hombres y mujeres homosexuales, bisexuales y transexuales (LGBT por su sigla en ingl¨¦s) por parte de los gobiernos no es m¨¢s que una manera de imponer valores "occidentales" en ?frica. Pero esto supone que la homosexualidad es "antiafricana". Y, a pesar de la falta de evidencia de que alg¨²n pa¨ªs o continente no tenga gente LGBT (y una amplia evidencia que demuestra lo contrario), es una presunci¨®n aceptada por una cantidad cada vez mayor de l¨ªderes africanos.
En 2006, el entonces presidente de Nigeria Olusegun Obasanjo fue uno de los primeros en hacerlo. El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, sigui¨® sus pasos cuando convirti¨® en ley un proyecto antihomosexual en 2014. Otros l¨ªderes, desde el presidente de Gambia, Yahya Jammeh, hasta el de Zimbabue, Robert Mugabe, se han manifestado en el mismo sentido.
Estas actitudes oficiales han generado un sufrimiento significativo a los homosexuales y las lesbianas de ?frica. De hecho, el precio de la homofobia hacia la gente gay en muchos pa¨ªses africanos es dolorosamente evidente: sanciones legales, ostracismo social y justicia callejera.
Sin embargo, lo que los l¨ªderes hom¨®fobos de ?frica no entienden es que la protecci¨®n legal a los colectivos gais no es solo una cuesti¨®n de Derechos Humanos, sino tambi¨¦n una cuesti¨®n econ¨®mica. Kim tiene toda la raz¨®n y la investigaci¨®n ha comenzado a medir los costos econ¨®micos de la homofobia al explorar los v¨ªnculos entre el sentimiento antigay y la pobreza en pa¨ªses donde las leyes y las actitudes sociales condenan las relaciones entre personas del mismo sexo.
La discriminaci¨®n institucionalizada es perjudicial para la gente y para las sociedades
M.V. Lee Badgett, un economista de la Universidad de Massachusetts-Amherst, present¨® los hallazgos iniciales de un estudio sobre las implicaciones econ¨®micas de la homofobia en la India durante una reuni¨®n del Banco Mundial, en marzo de 2014. Badgett estim¨® que la econom¨ªa india podr¨ªa haber perdido hasta 23.100 millones de d¨®lares en 2012 en costes de salud directos debido a problemas de depresi¨®n, suicidio y disparidades en el tratamiento del VIH causados por el estigma y la discriminaci¨®n contra los homosexuales.
Adem¨¢s de estos gastos concretos, ser diferente puede generar violencia, p¨¦rdida de empleo, rechazo familiar, acoso en las escuelas y presi¨®n para contraer matrimonio. Como resultado de esto, muchos homosexuales tienen menos educaci¨®n, menos productividad, menores ingresos, una salud peor y una expectativa de vida menor.
En Nigeria, yo comenc¨¦ el Proyecto Independiente para Derechos Iguales (TIERS) en 2005 con la intenci¨®n de responder y atender a la creciente cantidad de personas que estaban perdiendo el empleo debido a las sospechas sobre su sexualidad. Durante nuestro primer a?o ofrecimos apoyo a decenas de ellas. Un joven, Olumide, recibi¨® una vivienda despu¨¦s de que su familia lo echara de su casa por ser gay. Otro, Uche, fue despedido de su empleo como cocinero despu¨¦s de que se revelara su sexualidad. TIERS lo ayud¨® con el alojamiento y con una cantidad de dinero para montar su propio negocio de servicio de comidas. Aunque ya han pasado casi 10 a?os, todav¨ªa no pueden usar sus nombres reales por razones de seguridad.
En toda ?frica, los costes econ¨®micos de la discriminaci¨®n aumentan de forma paralela a la creciente presi¨®n sobre empleadores, propietarios, proveedores de atenci¨®n m¨¦dica, instituciones educativas y otros para que excluyan a la gente LGBT.
Hoy, el Banco Mundial y otras agencias de desarrollo est¨¢n planificando las prioridades de desarrollo global que vendr¨¢n despu¨¦s de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que oficialmente terminan en 2015 e inclu¨ªan puntos espec¨ªficos para promover la igualdad de g¨¦nero y empoderar a las mujeres como una estrategia para lograr el crecimiento econ¨®mico. De cara al futuro, el Banco deber¨ªa adoptar el mismo enfoque sobre los derechos de la gente LGBT y hacer que los pa¨ªses que quieran recibir pr¨¦stamos brinden protecci¨®n legal a la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero.
El Banco Mundial deber¨ªa hacer que los pa¨ªses que quieran recibir pr¨¦stamos brinden protecci¨®n legal a la orientaci¨®n sexual
Generar reconocimiento por los derechos de las mujeres en los ODM no corrompi¨® a las culturas africanas imponiendo valores "occidentales". De hecho, fortaleci¨® a muchos pa¨ªses africanos, que ahora son l¨ªderes mundiales desde el punto de vista de representaci¨®n de mujeres en el gobierno. Si se intenta aplicar una protecci¨®n similar para la gente LGBT, la inversi¨®n y la ayuda internacional pueden mejorar el desempe?o econ¨®mico y robustecer el respeto por los derechos humanos b¨¢sicos.
El Banco Mundial, siempre cauteloso en no involucrarse en cuestiones "pol¨ªticas", enfatiza que no es el encargado de hacer cumplir los Derechos Humanos. Pero tambi¨¦n reconoce, y cada vez m¨¢s, su propio papel como facilitador a la hora de ayudar a los miembros del Banco a cumplir con sus obligaciones en tal ¨¢rea. Los derechos de los LGBT deber¨ªa ser un caso que sentara jurisprudencia.
La ayuda a los gobiernos que permiten que ciertos grupos sociales sean excluidos puede implicar costes econ¨®micos muy reales. A la hora de considerar nuevos pr¨¦stamos se deber¨ªan tomar medidas para asegurar que los beneficios sean lo m¨¢s inclusivos posibles.
Si el Banco ¡ªque actualmente le presta a Nigeria casi 5.500 millones de d¨®lares y espera otorgar otros 2.000 millones de d¨®lares en cada uno de los pr¨®ximos cuatro a?os¡ª avanzara en esta direcci¨®n, otras entidades de financiamiento podr¨ªan seguir sus pasos. La gente LGBT de ?frica necesita desesperadamente de estos aliados poderosos en su lucha por los Derechos Humanos y econ¨®micos.
Adebisi Alimi (@bisialimi), defensor LGBT y activista por el VIH, huy¨® al Reino Unido despu¨¦s de un intento de asesinato sufrido en Nigeria. Aspen New Voices Fellow en 2014 el Aspen Institute.
Copyright: Project Syndicate, 2014. www.project-syndicate.org
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