Seis frases para entender la temporada que viene
A pesar de los constantes reciclajes del mundo de la costura, hay cl¨¢sicos que siguen intactos
1. "Es lo de siempre, pero distinto"
Esto es la moda misma, y sobre todo, la masculina. Los que vivimos aqu¨ª, en la moda masculina, sabemos que la mayor¨ªa de nosotros no queremos ropa que no nos resulte familiar, as¨ª que hemos hecho un arte de apreciar los matices que los dise?adores introducen en los cl¨¢sicos. Por ejemplo, la chaqueta perfecto. Tomas Maier la ha convertido en una c¨®moda pieza chandalera en Bottega Veneta, y Neil Barrett la ha reformulado en blanco y con volumen contundente para alinearla en su colecci¨®n de cl¨ªnica blancura. Esto tambi¨¦n pasa por el n¨²mero limitado de referencias con el que trabajamos; los iconos de la elegancia son siete, y as¨ª es la vida. En un momento dado, el verano que viene Ferragamo, Pal Zileri y Tod's querr¨¢n que vistamos como Tom Ripley, aquel guapo y rico americano que disfrutaba de unas vacaciones permanentes en la Italia de los a?os cincuenta, pero los estampados de Tod's nunca se confundir¨¢n con los jaspeados de Ferragamo, y ninguno de los anteriores pasar¨ªan jam¨¢s por ser una americana de Pal Zileri. Benditos sean los matices.
2. "No me queda claro de qu¨¦ va este desfile"
Dolce & Gabbana no quisieron dar lugar a malos entendidos y nos regalaron una colecci¨®n espa?ola y torera. Sin giros ni coartadas: hab¨ªa camisetas estampadas con un toro bravo, chaquetas con estampado de azulejos y claveles reventones, e incluso una bomber con pasamaner¨ªa torera (un futuro ¨¦xito, y va muy en serio). Sin embargo, hay veces que la inspiraci¨®n principal de una colecci¨®n es muy erudita (la obra de un ignoto pintor sovi¨¦tico de entreguerras, por ejemplo), o queda escondida bajo capas y capas de referencias superpuestas. A Zegna le pasaba algo parecido: hab¨ªa algo marinero y algo militar, y tambi¨¦n algo de deporte, pero nada estaba claro salvo que la ropa era una maravilla.
3. "?C¨®mo se hace con este tel¨¦fono?"
Es un hecho: m¨¢s que Prada o Gucci, Apple es la marca oficial del mundo de la moda. En las gradas de cada desfile conviven iPhones con iPads (mini y/o normal), que tienden a caerse al suelo cuando alguien los deja en el regazo para apuntar algo en el cuaderno, esos cosas antiguas con p¨¢ginas en blanco. Si se inundara un hotel lleno de profesionales del ramo, lo primero que se desbordar¨ªa por las ventanas ser¨ªan Macbooks. Lo mejor de todo ser¨ªa tener una c¨¢mara oculta o un canal 24h para presenciar las discusiones que genera la confusi¨®n de cargadores, o la cara de indefensi¨®n e impotencia que pone un reportero de cualquier procedencia manejando el Android que tuvo que comprarse cuando perdi¨® el segundo iPhone el mes pasado.
4. "Bah, entramos as¨ª, a saco"
Solo hay un drama verdadero en ¨¦poca de desfiles: no haber sido invitado. Nos ha pasado a todos. Ante esto hay tres soluciones: resignarse, intentar entrar rapidito detr¨¢s de tu amigo que s¨ª tiene invitaci¨®n (ver la frase que encabeza este apartado) o, como recientemente hemos descubierto, no intentar entrar, sino vestirte como si ma?ana se fuera a acabar el mundo, llevar muy visible un sobre parecido al de la entrada oficial y pasear arriba y abajo frente a la puerta del desfile hasta que alguien te haga una foto 'streetstyle'. Esto ha sido muy criticado ¨²ltimamente, pero hay que reconocer que es bastante divertido mirarlo, sobre todo si no tienes ni invitaci¨®n ni tampoco el aplomo necesario para andar haciendo el pase¨ªllo.
5. "?Y esto qui¨¦n se lo pone?"
Aqu¨ª, una frase que no hace nada salvo airear prejuicios. Nadie sabe a ciencia cierta qu¨¦ est¨¢ bien o mal en la moda, pero desde luego no depende de que uno no tenga las agallas para ponerse casi nada. Dicho esto, planteamos un dilema: el otro d¨ªa Versace no se quiso separar de sus or¨ªgenes grecorromanos y lanz¨® a lozanos ba?istas vestidos con escuetos pa?ales drapeados. Le dejamos hasta que la colecci¨®n llegue a las tiendas para que se piense si le espanta o le encanta, y en el segundo caso, si se atreve a decirlo. Si le encanta y se atreve, est¨¢ claro que es usted un hombre libre de las ataduras de eso tan aburrido que llaman correcci¨®n, y le damos la enhorabuena.
6. "Qu¨¦ horror esto, ?no?"
No lo diga tan r¨¢pido. Durante muchos a?os supimos que las solapas de los trajes, si eran modernos, eran estrechas. Lo dijo Hedi Slimane all¨¢ por 2003, nos quedamos con la copla y entonces todas las pobres americanas con solapas anchas o medianas se convirtieron en proscritas. Hasta tal punto que hasta hace poco, en tu marca de moda asequible favorita, era imposible encontrar un traje que no pareciera de Caiga quien caiga. Ahora estamos en un momento de transici¨®n, de feliz todo vale, pero hable con su pobre traje de solapa estrecha dentro de un a?o o dos. Este proceso se acelera cada vez que Prada desfila, da igual si es hombre o mujer. Su silueta, sus tejidos, o sobre todo sus zapatos, tienden a ser un tiro al coraz¨®n de lo que estamos seguros de pensar. Bien, esta temporada la silueta y los tejidos eran t¨ªpicos de la casa (un homenaje a la ropa de los setenta), pero lo ha vuelto a hacer con los zapatos: tienen la puntera cuadrada, costuras sobredimensionadas y la suela de goma. Alg¨²n d¨ªa alguien le dar¨¢ un premio a Miuccia Prada por haber educado el ojo de un par de generaciones.
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