Inversi¨®n paneuropea
Las decisiones del BCE perder¨¢n eficacia por su tardanza y la elevada deuda privada
Llama la atenci¨®n que el vicepresidente de Asuntos Econ¨®micos de la Comisi¨®n Europea, en declaraciones a este peri¨®dico, admita ahora la necesidad de intensificar la inversi¨®n para que la Eurozona abandone su precariedad. Olli Rehn reconoce que en la primavera de 2010 no se adopt¨® la mejor de las opciones, como pod¨ªa haber sido ¡°disponer de un gran bazuca europeo en lugar de un fondo de rescate intergubernamental¡±, para gestionar la crisis de la deuda p¨²blica de forma menos indiscriminada y da?ina al crecimiento.
Es un poco tarde. Hace tiempo que la evidencia es pr¨®diga en demostrar la inadecuaci¨®n de la terquedad de las instituciones europeas y la mayor¨ªa de los gobiernos en aceptar como ¨²nica terapia v¨¢lida la austeridad presupuestaria indiscriminada y concentrada en el tiempo. Parcialmente lo admiti¨® el BCE cuando en el verano de 2012 anunci¨® su disposici¨®n a tomar decisiones equivalentes a las que sus colegas en EE UU y Reino Unido hab¨ªan adoptado hac¨ªa tiempo. Esa insinuaci¨®n del BCE, y la excesiva baja inflaci¨®n, son los principales responsables de la mejora en las condiciones actuales en los mercados de bonos soberanos, donde coexisten vol¨²menes de deuda p¨²blica muy elevados con exigencias de tipos de inter¨¦s por los inversores en m¨ªnimos hist¨®ricos. Tampoco les falta raz¨®n a los que entienden que esos bajos tipos de inter¨¦s de los bonos son una forma de anticipaci¨®n de reducidos ritmos de crecimiento.
Hay que movilizar el potencial inversor de la Eurozona y el de? instituciones dormidas durante la crisis, como el BEI
Las adecuadas decisiones adoptadas por el BCE en su ¨²ltimo Consejo de Gobierno perder¨¢n eficacia no solo por su tardanza, sino porque coexisten en los pa¨ªses m¨¢s da?ados por esas pol¨ªticas proc¨ªclicas con una elevada deuda privada y un estancamiento de la renta de las familias. Y con la ausencia de confianza acerca del impacto de la tibia recuperaci¨®n sobre un desempleo que cada d¨ªa revela un mayor componente estructural.
Claro que hay que movilizar el potencial inversor de la Eurozona. El de algunas econom¨ªas como la alemana que puede permit¨ªrselo y necesita mejorar su dotaci¨®n de todas las formas de capital. Pero tambi¨¦n el de otras instituciones dormidas durante la crisis, como el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Est¨¢ en lo cierto el primer ministro italiano al reclamar un mayor protagonismo de ese banco. Puede ejercerlo aprovechando para su financiaci¨®n los bajos tipos de inter¨¦s y la actitud del BCE de replicar las compras de activos que la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra llevan a cabo desde hace tiempo. Ha de hacerlo pronto y en magnitud suficiente en infraestructuras, educaci¨®n, investigaci¨®n o redes energ¨¦ticas y de telecomunicaciones, para alejar, en primer lugar, los riesgos de ¡°japonizaci¨®n¡± de la Eurozona. Para legitimar, en definitiva, la existencia de la uni¨®n monetaria como ¨¢rea propiciadora del crecimiento de la productividad por v¨ªas alternativas a la devaluaci¨®n salarial: de prosperidad, al menos equivalente a la que est¨¢n consiguiendo aquellos pa¨ªses que gestionaron mejor la crisis.
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