Se?ales de alarma
Espa?a pierde poblaci¨®n por segundo a?o consecutivo a causa del retorno de emigrantes
Espa?a perdi¨® poblaci¨®n en 2013, como ya hab¨ªa ocurrido el a?o anterior: pas¨® de 46,7 millones de personas a 46,5. La mayor parte de esa p¨¦rdida fue debida a la existencia de un balance migratorio negativo por el regreso de emigrantes a su pa¨ªs de origen: el a?o pasado se fueron 547.890 personas, de las cuales solo 79.306 eran espa?oles. La cifra de extranjeros residentes en Espa?a se redujo hasta 4.676.022 personas (-7,8%) debido al efecto combinado del retorno y la adquisici¨®n de nacionalidad espa?ola. El panorama de dificultades que ha implicado la crisis econ¨®mica aparece como la principal raz¨®n tanto del regreso como de la salida de espa?oles en busca de mejores horizontes.
Aunque a corto plazo la reducci¨®n de la poblaci¨®n con mayores dificultades para encontrar trabajo pueda reducir la presi¨®n sobre los servicios sociales, las cifras dibujan un escenario alarmante. El comportamiento demogr¨¢fico tiende al envejecimiento y no est¨¢ en condiciones de garantizar la tasa de reposici¨®n; de hecho, con una tasa de fecundidad de 1,32 hijos por mujer en 2012, hace ya tiempo que el equilibrio de poblaci¨®n depende de la llegada de extranjeros.
La salida de inmigrantes tiene un doble efecto negativo: por un lado, disminuye la poblaci¨®n en edad de trabajar, que es la que debe sostener el sistema de pensiones. Por otro, reduce el n¨²mero de mujeres en edad de procrear, lo que incide de forma negativa sobre una tasa de natalidad que se encuentra ya ¡ªhay que insistir¡ª en niveles m¨ªnimos, y sobre la que se ciernen otros nubarrones. La mayor parte de los espa?oles que emigran son j¨®venes; entre los que se quedan, el elevado ¨ªndice de desempleo y la precariedad act¨²an como elemento disuasorio a la hora de plantearse tener hijos. Si se considera adem¨¢s que las mujeres del baby boom tienen m¨¢s de 40 a?os ¡ªest¨¢n saliendo de la edad f¨¦rtil¡ª es evidente que, a no ser que se apliquen pol¨ªticas que contrarresten estas tendencias, la sociedad acentuar¨¢ su problema demogr¨¢fico a muy corto plazo.
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Es tambi¨¦n inquietante la rapidez con que cambian los ciclos. En apenas cinco a?os ¡ªentre 2000 y 2005¡ª Espa?a gan¨®, gracias a la inmigraci¨®n, casi cuatro millones de habitantes (pas¨® de 40,5 a 44,1). Solo en 2004 aument¨® en casi 900.000. Con la misma rapidez puede producirse el fen¨®meno contrario. Y aunque las perspectivas de crecimiento econ¨®mico permiten alentar un cierto optimismo, es dif¨ªcil pensar que se va a producir un aumento r¨¢pido de la oferta de empleo como para frenar el ¨¦xodo y estimular la natalidad.
El problema es complejo y debe afrontarse con pol¨ªticas activas destinadas a frenar el adelgazamiento de la base de la pir¨¢mide poblacional. Para ello hay que combinar medidas de fomento de la natalidad con pol¨ªticas migratorias inteligentes y a largo plazo; sin perder de vista que el mejor ant¨ªdoto para invertir las proyecciones demogr¨¢ficas negativas es conseguir una recuperaci¨®n econ¨®mica s¨®lida y duradera.
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