Tirar del carro

El elegante Plat¨®n en su mito del carro alado propon¨ªa que un ch¨®fer lleno de virtud y sabidur¨ªa (la raz¨®n) manejaba un carro tirado por dos caballos, uno blanco ¡ªque simbolizaba lo bueno del ser humano¡ª y otro negro ¡ªque representaba lo malo. Si este mito lo estiramos y deformamos para utilizarlo como recurso metaf¨®rico para representar la situaci¨®n en la que nos encontramos en Espa?a, el resultado ser¨ªa tragic¨®mico. En este carro no parece haber nadie con demasiada sabidur¨ªa que lo gu¨ªe, y si lo hay no le escuchan ¡ªde virtud ya ni hablo¡ª por m¨¢s gente que haya subida en ¨¦l, como esos 10.000 aforados y sus innumerables causas judiciales abiertas. Y aunque estos desalojen a otros para hacerse hueco, como a esos dos millones y pico de ni?os que est¨¢n en el umbral de la pobreza, y pretendan mantenerse y guiar el carro a golpes de ocurrencia como la reciente reforma fiscal, esto solo va a propiciar que los ¨²nicos que tiren del carro sean los ya fam¨¦licos y explotados corceles de las clases medias.

En definitiva, cada vez hay m¨¢s gente subida al carro y menos los que tiran de ¨¦l. No es necesario, por tanto, hacer complicadas c¨¢balas para concluir que este carro, de seguir as¨ª, no llevar¨¢ a ning¨²n sitio. Si Plat¨®n viera esto que ocurre hoy d¨ªa y le diera por reelaborar su idea, seguro que se le ca¨ªan las ruedas y se le escapaban los corceles.¡ª Juan Manuel Chica Cruz.?