En el filo de la navaja
Una invasi¨®n terrestre de Gaza podr¨ªa intensificar la violencia en una regi¨®n explosiva
Como en una pendiente cada vez m¨¢s inclinada, Israel y la organizaci¨®n Ham¨¢s ¡ªconsiderada terrorista por EE?UU y la UE¡ª se deslizan hacia un enfrentamiento de grandes dimensiones a medida que pasan las horas. El chispazo del secuestro y asesinato de tres adolescentes israel¨ªes en Cisjordania se agrav¨® con la salvaje y mortal agresi¨®n contra otro adolescente palestino en Jerusal¨¦n. Ham¨¢s aprovech¨® para reanudar los lanzamientos de cohetes desde Gaza, y hacia all¨ª se traslad¨® la tensi¨®n.
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En las ¨²ltimas horas, la respuesta israel¨ª a estos lanzamientos sobre su territorio, incluyendo las ciudades de Jerusal¨¦n, Tel Aviv y Haifa, ha sido el bombardeo de m¨¢s de 1.600 objetivos en la Franja, con el resultado de decenas de muertos y heridos, entre los que se encuentran militantes de organizaciones armadas pero tambi¨¦n civiles; en el otro lado, m¨¢s de cuatro millones de israel¨ªes vuelven a escuchar las sirenas y a cobijarse en refugios antia¨¦reos de proyectiles que ponen al 80% de la poblaci¨®n bajo su alcance.
La tensi¨®n creciente y el ruido de explosiones y sirenas condiciona el manejo pol¨ªtico de los acontecimientos. El primer ministro irsael¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, est¨¢ cada vez m¨¢s presionado para ordenar una operaci¨®n terrestre en Gaza por una opini¨®n p¨²blica angustiada por los cohetes de Ham¨¢s y tambi¨¦n por algunos socios de Gobierno que aprovechan para acusarle de responder con tibieza.
Por su parte Mahmud Abbas, presidente palestino, exige el fin inmediato de los bombardeos contra Gaza, acusa a Israel de castigar a la poblaci¨®n de la Franja y pide la intervenci¨®n de organismos internacionales. La posici¨®n de Abbas ¡ªinterlocutor v¨¢lido en las negociaciones de paz con los israel¨ªes¡ª tambi¨¦n es inc¨®moda, porque no es ¨¦l quien dispara contra Israel, sino Ham¨¢s, su socio en el Gobierno palestino, con quien firm¨® hace pocas semanas un acuerdo de reconciliaci¨®n que le ha llevado a incorporar a miembros de esta organizaci¨®n en el Ejecutivo.
En plena escalada, ayer Ham¨¢s bombarde¨® lugares de Israel que hasta ahora no hab¨ªa tenido a su alcance, mientras que el Ej¨¦rcito israel¨ª concentra tropas en la frontera con Gaza y el Gobierno ordena la movilizaci¨®n de 40.000 reservistas. Es demasiado pronto como para hablar de una tercera Intifada, pero este es el tercer gran choque entre Israel y Ham¨¢s desde que en 2007 la organizaci¨®n se hiciera con la Franja.
Netanyahu tiene todav¨ªa en su mano evitar una invasi¨®n por tierra de Gaza, una operaci¨®n que implicar¨ªa un n¨²mero de muertos dif¨ªcil de calcular y una duraci¨®n y unas consecuencias imposibles de calibrar en una regi¨®n ya incendiada por la violencia extremista. Tanto Israel como el presidente palestino necesitan un m¨¢ximo de contenci¨®n para no verse arrastrados a una din¨¢mica muy perjudicial para ambos. Y no es posible que la comunidad internacional asista a esta nueva escalada como si no le fuera algo sustancial en ello.
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