No nos dejen as¨ª

Muchos han agarrado las banderas patri¨®ticas y llorado este verano, pero la mayor¨ªa de ellos eran seguidores del equipo de f¨²tbol de Inglaterra, angustiados por su r¨¢pida salida de la Copa del Mundo, y no activistas a favor y en contra de la desintegraci¨®n de su pa¨ªs. Sin embargo, una uni¨®n de 307 a?os, que una vez gobern¨® la tercera parte de la humanidad y a¨²n sirve como un modelo a seguir para muchos, podr¨ªa estar al borde de la disoluci¨®n porque el pueblo de Escocia va a votar sobre la independencia.

(...) Reino Unido representa la creencia de que pueblos con historias e identidades diferentes pueden vivir juntos, y que su diversidad hace que su cultura, su econom¨ªa y su sistema de Gobierno sean m¨¢s fuertes. Es revelador que la mayor¨ªa de los miembros de las minor¨ªas ¨¦tnicas se describan a s¨ª mismos como brit¨¢nicos en vez de ingleses o escoceses; instintivamente reconocen la identidad liberal y una gran capacidad de no apoyarse en el nacionalismo estrecho, sino en un concepto ilustrado de naci¨®n, que ofrece la uni¨®n. En un mundo asolado por el odio ¨¦tnico, los prejuicios culturales y la violencia religiosa, esa venerable idea debe contar m¨¢s que las decepciones y el sentimiento de alienaci¨®n, reales, pero fugaces, que los escoceses han experimentado en las ¨²ltimas d¨¦cadas (...).

Aunque este peri¨®dico cree que vale la pena preservar la uni¨®n, tambi¨¦n pensamos que es necesario cambiar. (...) En vez de tratar de comprar votos de Escocia con m¨¢s dinero en efectivo, Cameron deber¨ªa delegar m¨¢s poder a todas las ciudades y regiones brit¨¢nicas.

Londres, 12 de julio