Conversaciones alentadoras
Me quedo pensando si responderle ¡°Gracias por el piropo¡± o ¡°Es usted un cerdo¡±
Lunes. Conversaci¨®n con un sastre dominicano:
¨C?De d¨®nde es usted, se?ora?
¨CSoy mexicana.
¨CEs la primera mexicana que conozco que no es una enana.
Me quedo pensando si responderle ¡°Gracias por el piropo¡± o ¡°Es usted un cerdo¡±¨Co variaciones cada vez m¨¢s sarc¨¢sticas de lo primero o m¨¢s agresivas de lo segundo. No le digo nada.
Martes. Conversaci¨®n con la marchanta mexicana de la fruter¨ªa:
¨C?C¨®mo ha estado? ¨Cme pregunta.
¨CMal, me robaron la bici.
¨CH¨ªjoles. De seguro fue un moreno.
Para est¨¢ndares de la ciudad, ella y yo somos morenas, de modo que no me es muy claro a qu¨¦ poblaci¨®n est¨¢ acusando de ladrona.
Mi¨¦rcoles. Con un taxista ghan¨¦s:
¨C?Y de d¨®nde es usted?
¨CDe M¨¦xico.
¨CQu¨¦ bueno. Me gustan los mexicanos. En cambio, no me gustan los caribe?os.
¨C?Por qu¨¦?
¨CPor racistas. Nos discriminan por negros y la mayor¨ªa son negros.
¨CBueno, ojal¨¢ gane Ghana el partido contra EE UU ¨Cle digo.
Jueves. Voy a llevar a mi hija a una audici¨®n. Tengo que llenar un formulario. La segunda pregunta, despu¨¦s del nombre, es: ¡°?A qu¨¦ etnia pertenece?¡±. Una pregunta extra?a para una escuela de ballet.
Viernes. Entro a comprar un caf¨¦. El due?o es ¨¢rabe. Canta una canci¨®n hermosa detr¨¢s de la registradora.
¨CQu¨¦ bien canta su jefe ¨Cle digo al joven mexicano que prepara el caf¨¦.
¨CNo tiene nada de bonito ese gandaya ¨Cme
dice.
Pienso ¡°ah¨ª viene¡± y me preparo como portero atolondrado para atajar el comentario racista.
¨C?C¨®mo as¨ª? ¨Cle digo.
¨CPor ejemplo, ?sabe cu¨¢ntos hijos tiene ese ¨¢rabe pat¨¢n?
¨C?Cu¨¢ntos?
¨CVeinticinco.
Entonces, interrumpiendo su canci¨®n, en un espa?ol reci¨¦n adquirido pero correcto, el due?o dice:
¨CVeintisiete. Es que me tienes celos, Iv¨¢n, porque eres un enano.
Se r¨ªen como viejos compadres.
Pago y me voy.
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