?frica a trav¨¦s de Instagram
Una generaci¨®n de fot¨®grafos africanos gana visibilidad gracias a la web y las redes sociales Los nuevos narradores utilizan la tecnolog¨ªa para cambiar la imagen del continente
Nana Kofi Acquah es un fot¨®grafo profesional ghan¨¦s. Cuando ¨¦l comparte una foto, las m¨¢s de 25.000 personas que le siguen en Instagram se encuentran con una imagen de ?frica diferente a la que transmiten tradicionalmente los medios de comunicaci¨®n. Si, adem¨¢s, utiliza el paraguas de la iniciativa Everyday Africa, sus receptores directos se multiplican por cuatro, hasta las casi 100.000 personas. Nana Kofi Acquah es uno de los miembros de una generaci¨®n de fot¨®grafos j¨®venes africanos, quiz¨¢ el m¨¢s popular, comprometidos con el cambio de la imagen de su continente a trav¨¦s de su trabajo y que han aprovechado la tecnolog¨ªa para hacerse escuchar en lugares en los que ser¨ªa impensable que fueran escuchados de otra manera.
No es probable que sus fotos desplacen a las im¨¢genes que habitualmente conquistan las portadas de los principales medios internacionales y, sin embargo, cada d¨ªa llegan a decenas de miles de personas. Ciudadanos de todo el mundo desayunan con ellas, las ojean mientras van en el metro, se entretienen con sus im¨¢genes en un atasco, se relajan de vuelta a casa o, simplemente, descubren realidades del continente que desconoc¨ªan. Lo hacen, simult¨¢neamente, y en todos los rincones del planeta, a trav¨¦s de sus ordenadores, de sus tabletas o de sus tel¨¦fonos inteligentes. Los protagonistas de esta corriente emplean sus p¨¢ginas web, sus blogs, sus cuentas de Twitter o de Instagram para diseminar im¨¢genes del ?frica cotidiana y contrarrestar aquellas que encuentran mejor acogida en los medios de comunicaci¨®n por el espect¨¢culo de la violencia, la obscenidad de la pobreza o, simplemente, porque se corresponden con unos estereotipos construidos durante siglos.
La lista de los fot¨®grafos africanos que trabajosamente se abren paso en el panorama internacional es larga, cada uno con inquietudes e intereses distintos. No todos ellos tienen una voluntad expl¨ªcita de transmitir una imagen diferente de ?frica a trav¨¦s de su trabajo, ni conf¨ªan en el poder de las redes sociales y las diferentes herramientas de la web para conseguir sus objetivos.
La mayor parte de estos fot¨®grafos coinciden en el an¨¢lisis del panorama al que se enfrentan. "La noci¨®n que se proyecta de ?frica es, sobre todo, la de un continente de desesperaci¨®n. Esto no significa que la violencia, la pobreza, etc¨¦tera, no sean una realidad, pero es s¨®lo una peque?a parte. Desafortunadamente, parece que los medios de comunicaci¨®n internacionales ignoran constantemente las realidades prometedoras o esperanzadoras¡±, se lamenta el nigeriano Andrew Esiebo, otro de los fot¨®grafos con proyecci¨®n internacional que aprovecha el escaparate de Instagram y otras herramientas de la red.
El propio Nana Kofi Acquah insiste en que la imagen actual del continente es una herencia de la "visi¨®n colonialista". Su experiencia le dice que "la percepci¨®n dominante de ?frica es que se trata de un continente de enfermedad, muerte, hambre, pobreza, guerra, violaci¨®n, anarqu¨ªa, colonialismo, esclavitud y desnudo, en el que sistem¨¢ticamente estamos escarificado personas". Sin embargo, abre una puerta de esperanza asegurando que "est¨¢ cambiando poco a poco".
Los primeros pasos de un cambio
Estos artistas atribuyen una buena parte de la responsabilidad de este cambio a las nuevas herramientas digitales (y se resisten a se?alarse a s¨ª mismos como autores de la modificaci¨®n). Esiebo afirma: "Las plataformas de medios sociales como los blogs o Instagram han cambiado las reglas del juego de la distribuci¨®n de im¨¢genes e informaci¨®n en todo el mundo. Ahora muchos narradores, en particular africanos, est¨¢n m¨¢s capacitados para llegar a una audiencia mundial sin pasar por las barreras, los filtros y la censura. Ha aumentado la visibilidad de im¨¢genes de fot¨®grafos africanos y me siento afortunado de ser parte de estos emocionantes momentos con el uso de los medios sociales para la narraci¨®n de historias".
"Estas herramientas ya est¨¢n cambiando la imagen de ?frica", explica Acquah con convicci¨®n.? Aunque recuerda que los cambios deben ser m¨¢s amplios: "Las personas que todav¨ªa ponen dificultades en ?frica son todos esos sinverg¨¹enzas y ladrones incompetentes que tenemos como l¨ªderes. Hacen que nuestro trabajo sea complicado. Es m¨¢s f¨¢cil contar una historia positiva en un ambiente positivo, pero cuando todo a tu alrededor est¨¢ enfermo, entonces no es honesto pretender que todo es color de rosa. Las realidades sobre el terreno en ?frica deben cambiar junto con la nueva imagen que esperamos transmitir".
Otro de los miembros de esta generaci¨®n de fot¨®grafos, el ghan¨¦s Francis Kokoroko, considera que, como m¨ªnimo, estas herramientas permiten "ampliar las perspectivas" porque a los profesionales les permite directamente "llegar a una audiencia global" a trav¨¦s de sus blogs o sus cuentas en las redes sociales y, al mismo tiempo, a la audiencia le permite "suscribirse [es decir, seguir] al enfoque que les resulte m¨¢s atractivo". La diferencia es que se han multiplicado las opciones. En todo caso, Kokoroko reparte responsabilidades tanto en la difusi¨®n de una imagen negativa de ?frica como en su modificaci¨®n. En el primer sentido, es comprensivo con las empresas de informaci¨®n: "Los medios internacionales est¨¢n haciendo un trabajo y cuando sus responsables y los consumidores compran las im¨¢genes negativas es porque miran el negocio". En lo que se refiere a la modificaci¨®n tambi¨¦n establece matices: "No creo que dependa de Occidente cambiar la imagen de ?frica. Creo que nos corresponde a nosotros, como africanos, proyectar nuestras historias de ¨¦xito".
Y en este sentido, tambi¨¦n la tecnolog¨ªa ha resultado fundamental para estos profesionales. No solo en la proyecci¨®n de im¨¢genes diversas, sino en el hecho de que sean los propios africanos los que tengan la oportunidad de contar su propia historia, en la toma de protagonismo, lo que habitualmente se considera empoderamiento. El nigeriano Andrew Esiebo recuerda: "En los ¨²ltimos a?os ha habido muchos fot¨®grafos africanos contando las historias de su continente gracias a la tecnolog¨ªa digital. Han tomado posesi¨®n de sus historias, igual que en otros ¨¢mbitos. No es f¨¢cil que estas nuevas olas de narradores visuales africanos cambien el paradigma de los medios tradicionales de repente. Pero, sin duda, los fot¨®grafos africanos est¨¢n capturando el continente con sus propias sensibilidades, est¨¢n proyectando sus percepciones sociales y culturales. Estamos llevando nuestras historias hasta la audiencia".
Sin embargo. Las cosas rara vez son sencillas y por ello el ghan¨¦s Nana Kofi Acquah establece una salvedad: "A veces el fot¨®grafo es s¨®lo una extensi¨®n del imaginario sobre ?frica para algunos editores occidentales. As¨ª que, aunque el fot¨®grafo sea africano, puede que su editor occidental s¨®lo elija las fotos seg¨²n sus prejuicios". Pero este profesional de ¨¦xito tiene la costumbre de mezclar una de cal y una de arena en sus reflexiones debido a sus experiencias: "Cuando se conf¨ªa en un fot¨®grafo africano para contar su propia historia, las posibilidades se multiplican. Me gusta trabajar para los clientes que conf¨ªan en m¨ª lo suficiente para aceptar una historia fuerte y fascinante que corra el riesgo de no ser apreciada por una audiencia occidental. Mi descubrimiento ha sido que la audiencia occidental realmente aprecia el enfoque diferente... y tienden a amar a estas historias".
Otro instrumento de trabajo
Todos estos fot¨®grafos son profesionales reputados que se ha abierto paso hasta llegar a los medios m¨¢s prestigiosos. En su propia carrera profesional, las nuevas herramientas de la red les han ayudado a hacer un camino dif¨ªcil. Nana Kofi Acquah considera muy positiva su experiencia en el uso de las redes sociales: "Antes necesitabas un agente que se encargase de presionar a muchas personas durante mucho tiempo para pasar los filtros necesarios hasta que tu fotograf¨ªa se publicase en una revista o un peri¨®dico. Hoy en d¨ªa, los filtros son cada vez menos. Cada vez que subo una imagen a mi cuenta de Instagram hay m¨¢s de 25.000 seguidores que la ven. Entre ellos hay personas de todos los ¨¢mbitos y algunos de ellos trabajan en la industria. A trav¨¦s de Instagram, mis fotos han llegado hasta Aperture, National Geographic y otros lugares a los que no ten¨ªa acceso antes. Empec¨¦ a bloguear en 2007 y mi blog es como mi portfolio en l¨ªnea. No puedo contar el n¨²mero de clientes que me han salido porque vieron mi blog. Es incre¨ªble".
M¨¢s all¨¢ de estos y muchos otros fot¨®grafos presentes en la web, en Instagram o Twitter o en much¨ªsimas otras redes, algunas iniciativas colectivas ayudan a amplificar su trabajo. Es el caso, por ejemplo, del colectivo de artistas audiovisuales de Invisible Borders que llevan a?os recorriendo ?frica e, incluso, superando las fronteras del continente. Otro ejemplo, quiz¨¢ m¨¢s paradigm¨¢tico, es el de Everyday Africa. Un proyecto impulsado, inicialmente, por corresponsales que cubren la actualidad africana a trav¨¦s de la fotograf¨ªa y al que se han sumado profesionales del continente, como Esiebo y Acquah. Su objetivo, como su propio nombre indica, es compartir las im¨¢genes de la vida cotidiana en ?frica y lo hacen llegando directamente a los m¨¢s de 92.000 seguidores de su cuenta de Instagram, sin contar con las audiencias de los medios internacionales que les han prestado atenci¨®n. La iniciativa ha tenido tal repercusi¨®n que ha sido replicada en otros lugares del planeta.
Es indudable el impacto que estos profesionales pueden tener en el cambio de imagen sobre ?frica. Sin embargo, compartiendo sus experiencias da la sensaci¨®n de que lo que m¨¢s les interesa es la influencia que pueden tener en el propio continente. Preguntados por si consideran que Occidente est¨¢ preparado para cambiar su imagen de ?frica todos ellos dan respuestas muy ilustrativas. Desde la despreocupada "yo no soy occidental, no estoy en condiciones de hablar de eso", de Esiebo; hasta la toma de responsabilidad de Kokoroko con un "somos nosotros los que tenemos que proyectar nuestras historias"; pasando por la m¨¢s clarificadora de Acquah: "Sinceramente, no me importa lo que piense Occidente. Me importa m¨¢s lo que los africanos piensan de ?frica. Si perdemos la esperanza, nuestro continente est¨¢ perdido. Si creemos, podemos rehacer ?frica. Es un continente tan incre¨ªble, tan diverso, tan hermoso, tan rico... y si alguien no puede ver eso, no puedo ayudarlos"
Con las experiencias de estos fot¨®grafos queda claro que las audiencias occidentales ya no se pueden quejar de tener una sola imagen. Ahora lo que hace falta ver, es si est¨¢n dispuestas a buscar (y consumir) esas otras historias.
Malas noticias y malas fotos
"Ellos (los medios de comunicaci¨®n) rara vez cubren historias que reflejan la vibrante vida nocturna de Lagos, Accra, Narobi o Johannesburgo. Apenas se cubren las acciones de los j¨®venes africanos que est¨¢n adoptando las tecnolog¨ªas para buscar soluciones a los desaf¨ªos en el continente. Es importante destacar que nosotros, los africanos, tenemos que crear nuestras propias plataformas para presentar, especialmente, ese enfoque inspirador y refrescante", se queja el fot¨®grafo nigeriano Andrew Esiebo.
El debate sobre la mala imagen de ?frica parece no tener fin. Y el por qu¨¦ los medios transmiten las im¨¢genes negativas se mueve entre la l¨®gica econ¨®mica del negocio y unos supuestos gustos de la audiencia. ?sta a su vez se defiende diciendo que s¨®lo puede consumir lo que le ofrecen. Y as¨ª, la discusi¨®n se convierte en la pescadilla que se muerde la cola. Para el fot¨®grafo ghan¨¦s Francis Kokoroko, una de las posibles explicaciones es que "las im¨¢genes negativas son como las malas noticias; que se extienden como un reguero de p¨®lvora". "Creo que nosotros, como consumidores de fotograf¨ªas tendemos a prestar m¨¢s atenci¨®n a las im¨¢genes de la guerra y el conflicto que a los retratos de la gente feliz", se lamenta Kokoroko.
Nana Kofi Acquah, un popular fot¨®grafo ghan¨¦s, sin embargo, se muestra m¨¢s cr¨ªtico en su an¨¢lisis: "Las im¨¢genes negativas son muy f¨¢ciles de hacer. Un ni?o moribundo y un buitre, un soldado disparando a un rebelde... El ¨²nico requisito es que el fot¨®grafo tiene que estar ah¨ª. Si est¨¢s ah¨ª y sabes manejar una c¨¢mara, puede hacer esas fotos. Pero las im¨¢genes positivas son m¨¢s dif¨ªciles, porque son im¨¢genes de normalidad". "La mayor¨ªa de nosotros estamos sanos la mayor¨ªa de los d¨ªas del a?o", contin¨²a el fot¨®grafo, ¡°y sin embargo, tendemos a recordar los d¨ªas que pasamos enfermos. Conducimos 365 d¨ªas en un a?o y no pasa nada, pero no solemos olvidar nunca el ¨²nico d¨ªa del a?o en el que tuvimos un accidente. As¨ª que hacer fotos impactantes de la vida normal, todos los d¨ªas, es muy dif¨ªcil. Cualquiera con una c¨¢mara y sin imaginaci¨®n va en busca de la muerte, la decadencia, la guerra y la enfermedad. Por desgracia, como seres humanos, nos encantan las malas noticias, de hecho, todo periodista sabe que las malas noticias venden".
La explicaci¨®n de esta tendencia es sencilla para Acquah: "Si las im¨¢genes negativas son m¨¢s f¨¢ciles de hacer y a la gente le encantan las malas noticias, es l¨®gico pensar que los fot¨®grafos intentar¨¢n dar a la gente las im¨¢genes que desean. Es la misma raz¨®n por la que a la gente le gusta la pornograf¨ªa: es sucia, es impactante, sin complejos y totalmente ins¨ªpida, pero es una industria multimillonaria. ?Por qu¨¦ crees que la pornograf¨ªa es m¨¢s exitosa que la m¨²sica cl¨¢sica?"
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