Ser de izquierdas
?C¨®mo hacer pol¨ªtica de car¨¢cter social sin contar con una pol¨ªtica econ¨®mica europea?
En esas estamos, en encontrar qu¨¦ significa ser de izquierdas para que as¨ª el electorado leal de la cosa llene las urnas de votos socialdem¨®cratas. La declaraci¨®n del nuevo l¨ªder del PSOE va por ah¨ª: el nuevo partido (ya damos por hecho que hay nuevo partido) va a ser tan de izquierdas como lo quieran sus militantes (de izquierdas).
La primera piedra de toque ha sido Europa. La votaci¨®n sobre Jean-Claude Juncker como presidente, que ha contado con la enemiga de los electos espa?oles. ?Cu¨¢l ha sido el criterio para semejante decisi¨®n? Pues la adscripci¨®n ideol¨®gica del luxemburgu¨¦s. No ha importado qu¨¦ significaba el programa ni qui¨¦nes eran sus adversarios, ni los argumentos de casi todo el resto de los socialdem¨®cratas europeos.
Ha habido un par de quejas que parecen resaltables. Una de Ram¨®n J¨¢uregui, un experimentado socialista, que ha intentado explicar a la direcci¨®n de su partido que ahora mismo hay necesidad de apuntarse a las pol¨ªticas expansivas y de flexibilidad fiscal que promete Juncker, que pueden beneficiar a los pa¨ªses del sur.
La otra, de uno de los mejores analistas sobre Europa que corren por estos lares: Xavier Vidal-Folch, al que siempre leo, y recomiendo cuando quiero pensar en Europa.
En la votaci¨®n sobre Jean-Claude Juncker como presidente el criterio de decisi¨®n ha sido la adscripci¨®n ideol¨®gica del luxemburgu¨¦s
Las cuestiones cruciales para Espa?a, y para la izquierda espa?ola en las actuales circunstancias, para poder hacer pol¨ªticas de izquierdas (es decir, de igualdad y de profundizaci¨®n de la democracia entre otras cosas), exig¨ªan, me parece, dar el voto a esa opci¨®n. No a la de los representantes del euroescepticismo que pretenden romper los lazos internos de solidaridad y perpetuar las pol¨ªticas de diferenciaci¨®n, de brecha social. Y tampoco a los que no se juegan nada y con los que no puede un partido importante competir, a los que mencionan no pagar la deuda y disparates similares.
El problema, casi siempre, de adoptar pol¨ªticas de izquierdas es saber explicarlas. Si se salen del t¨®pico de la expropiaci¨®n de los ricos y de la nacionalizaci¨®n de los medios de producci¨®n, se pone sobre la mesa la necesidad de hacer pedagog¨ªa pol¨ªtica. El PSOE, como cualquier partido de izquierdas que quiera gobernar, en Espa?a o en Europa, se la tiene que jugar en ese terreno.
Por ejemplo: ?c¨®mo se puede hacer propuestas pol¨ªticas de car¨¢cter social sin contar con una pol¨ªtica econ¨®mica expansiva que se dise?e desde Europa? Nos guste o no, esa pol¨ªtica, con todas sus limitaciones, solo va a ser posible durante los pr¨®ximos a?os con Juncker al frente de la Comisi¨®n. Un Juncker que sea sometido de manera implacable a la presi¨®n de los socialistas europeos. Y un Juncker que, hay que reconocerlo, no es una marioneta de Angela Merkel, por mucho que comparta con ella bastantes cosas. Lo otro es jugar a la marginalidad. Un juego en el que la socialdemocracia juega con evidente desventaja frente a partidos que saben nadar muy bien en esas aguas (unos muy experimentados, desde 1917, y otros reci¨¦n nacidos).
Ser de izquierdas es dif¨ªcil. Hay que darle al mag¨ªn.
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