El cuarto h¨¦roe del ¡®Apollo XI¡¯

En el art¨ªculo de ayer record¨¢bamos una de las mejores haza?as realizadas por la humanidad, la de poder llevar a tres hombres, Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, por primera vez hasta la Luna, el 21 de julio del 1969. Hoy me parece justo hablar de un cuarto nombre que pas¨® inadvertido en aquella hist¨®rica misi¨®n pero que tuvo la clave del ¨¦xito de la misma: el capit¨¢n Hank Brandli, meteor¨®logo de la Fuerza A¨¦rea de EE?UU en la base de Hickam, en Hawai.

Nos encontramos en plena guerra fr¨ªa entre la URSS y EE?UU. Para poder fotografiar las instalaciones secretas de los sovi¨¦ticos, los americanos desarrollaron varios programas de sat¨¦lites. Gracias a uno de ellos, conocido con el nombre de 417, Brandli descubri¨® que tambi¨¦n se pod¨ªan obtener im¨¢genes de estructuras nubosas. Aquella tecnolog¨ªa se ocultaba celosamente. Pero lo que pudo descubrir era tan evidente como terror¨ªfico. En el mismo punto donde deb¨ªa aterrizar la nave Apollo XI se estaba formando una potente tormenta tropical. ?El problema? No pod¨ªa utilizar ni compartir libremente esta informaci¨®n con la NASA porque era absolutamente restringida por pertenecer a un programa esp¨ªa. De guardarse este descubrimiento, el final del Apollo XI hubiera sido dram¨¢tico.

Gracias a que pudo convencer a altos mandos, la NASA, en un ¨²ltimo suspiro, desvi¨® el aterrizaje unos 1.500 kil¨®metros al suroeste de Hawai, salvando in extremis la misi¨®n. De no ser as¨ª, habr¨ªa sido un devastador fracaso y podr¨ªamos haber llorado la muerte de aquellos tres h¨¦roes.