Coaching para el d¨ªa a d¨ªa
El coaching est¨¢ de moda. Parece algo moderno, sin embargo, su origen (al menos, el de la palabra) se remonta al siglo XV y a un pueblo h¨²ngaro llamado Kocs. Por aquella ¨¦poca, y seg¨²n cuenta la historia, se desarroll¨® en esa localidad de manera artesanal y luego magistral, amplios carruajes tirados por caballos, que muy pronto se hicieron populares en toda Europa. El transporte se llamaba ¡°kocsi szeker¡±, que significa ¡°Carros de Kocs¡±. Kocsi, la abreviatura del nombre h¨²ngaro, dio origen a las palabras coach en el ingl¨¦s, kutsche en alem¨¢n y coche en franc¨¦s y espa?ol. En la actualidad, coach significa carruaje, coche de caballos y tambi¨¦n entrenador o profesor particular. Ambas acepciones tienen conceptualmente un significado com¨²n: son facilitadores para llegar m¨¢s r¨¢pido a un destino. Y ese tambi¨¦n es el objetivo principal del coaching: ayudar a un cliente a que alcance antes sus objetivos. Por supuesto, la persona podr¨ªa lograrlos por ¨¦l mismo, pero el coach ayuda a que sea m¨¢s r¨¢pido, al igual que los coches nos llevan m¨¢s deprisa de un punto a otro que si fu¨¦ramos andando.
Hace m¨¢s de una d¨¦cada el coaching se centraba en el mundo de la empresa y, en la actualidad, se est¨¢ aplicando a muchos otros terrenos como el familiar o el musical¡ Un proceso de coaching se apoya en reuniones peri¨®dicas de un coach con su cliente para desarrollar habilidades, fundamentalmente, como capacidad de tomar decisiones, gestionar mejor el tiempo, definir estrategias o trabajar mejor en equipo, por ejemplo. Para ser un buen coach se requiere entrenamiento y una formaci¨®n espec¨ªfica. Sin embargo, el coaching es un m¨¦todo en s¨ª mismo que podemos aplicar en nuestro d¨ªa a d¨ªa con amigos o familiares sin necesidad de abrir un proceso profesional completo. Por supuesto, no ser¨¢ un ¡°verdadero coaching¡±, podr¨ªamos decir, pero al menos, nos puede servir para brindar una ayuda. Veamos c¨®mo hacerlo a trav¨¦s de cuatro sencillos pasos
Definir objetivos. Primero, hemos de concretar qu¨¦ metas queremos alcanzar. Para ello, necesitamos tomar consciencia sobre un ¨¢rea de mejora determinada o sobre alguna inquietud que nos preocupa. Dichos objetivos pueden ser de muy diversa ¨ªndole pero han de estar relacionados con algo que est¨¦ en nuestras manos. Como me pas¨® una vez con un cliente cuando le pregunt¨¦ qu¨¦ objetivo ten¨ªa. Me dijo: ¡°Que mi jefe cambie¡±. Me temo que esa respuesta es exactamente lo contrario de lo que se pretende. El objetivo ha de estar en tu margen de maniobra. Es decir, puedes cambiar t¨² para que tu entorno tambi¨¦n lo haga. Recordemos que el cambio es una puerta que se abre desde dentro y en estos terrenos no existen f¨®rmulas m¨¢gicas para obligar a alguien a abordar una transformaci¨®n si no quiere¡ (y menos, un jefe).
Cambiar el enfoque. Una vez que hemos definido el objetivo, viene uno de los puntos m¨¢s complicados de todos y en donde se define la maestr¨ªa del coach: el arte de preguntar para cambiar el enfoque ante el problema. Seguro que todos tenemos la experiencia de escuchar a un amigo cont¨¢ndonos una dificultad y nosotros, desde fuera, creemos tener la soluci¨®n y nos lanzamos al mundo del consejo. Sin embargo, ¨¦l no lo ve y por mucho que se lo digamos, no significa que vaya a aceptar lo que le digamos. Y el motivo es muy sencillo: cada uno de nosotros vemos la realidad con unas determinadas gafas que nos dificultan comprender m¨¢s alternativas. El m¨¦todo m¨¢s eficaz para contemplar m¨¢s opciones ante un problema es el m¨¦todo socr¨¢tico, es decir, el de las preguntas. El coach ayuda a cuestionar el punto de vista del cliente a trav¨¦s de preguntas abiertas ante el problema (por ejemplo, ¡°?qu¨¦ te impide conseguir tu objetivo?¡±, ¡°?qu¨¦ papel has jugado en todo ello?¡±¡). Es decir, no da consejos. Solo ayuda a pensar de un modo distinto y m¨¢s eficaz.
Normalmente, detr¨¢s de los problemas existen miedos que nos cuesta reconocer. Por ejemplo, recuerdo un caso muy sencillo, el de una alumna extraordinaria, reci¨¦n casada, que hab¨ªa venido a realizar un master a Espa?a y estaba teniendo un p¨¦simo desempe?o porque no estudiaba demasiado. Se hab¨ªa aficionado a las series de televisi¨®n cuando en su pa¨ªs no sol¨ªa hacerlo. Cualquiera podr¨ªa pensar que la soluci¨®n era obvia: ¡°No te pongas la tele¡±. Ella lo sab¨ªa de sobra, por lo que dicho consejo no le iba a servir de mucho. Durante aquella clase y a trav¨¦s de preguntas de uno de sus compa?eros que se entrenaba como coach, la estudiante se dio cuenta de que su principal motivo era la soledad y no su afici¨®n a las telenovelas. Ya lo decimos. Ante nuestros problemas somos muchas veces ciegos y nos hace falta que alguien nos pregunte para cuestionar nuestras propias creencias.
Dibujar alternativas. Cuando se ampl¨ªa el punto de vista y retiramos capas de cebolla, nos encontramos soluciones que antes ni tan siquiera hab¨ªamos podido reparar. En el caso anterior, cuando la chica comprendi¨® que su problema no eran las telenovelas, sino su soledad, pudo esbozar alternativas m¨¢s certeras que esconder el mando de la tele. Cuando uno comprende el miedo o la emoci¨®n de fondo, es capaz de dibujar soluciones m¨¢s precisas ante sus problemas. En su caso, opt¨® por estudiar con compa?eros o con m¨²sica. No olvidemos que detr¨¢s de nuestras frustraciones hay oportunidades de conocernos bien interesantes.
Definir un plan de acci¨®n. Una vez observadas las distintas alternativas, el cliente ha de optar por una, definir pasos concretos y comprometerse con ello. Posiblemente, esta es una de las grandes diferencias de una conversaci¨®n basada en un m¨¦todo de coaching con respecto a otra para contar problemas. En el coaching se ha de terminar con un plan de trabajo, que si formara parte de un proceso, su revisi¨®n ser¨ªa el primer paso para una segunda reuni¨®n.
En definitiva, el coaching se ha puesto de moda como t¨¦rmino, pero se apoya en una metodolog¨ªa de m¨¢s de dos mil a?os: el m¨¦todo socr¨¢tico para ayudar a encontrar soluciones m¨¢s all¨¢ de dar consejos. Por supuesto, es complejo, requiere tiempo y entrenamiento, pero podemos utilizar parte de esta t¨¦cnica en nuestro entorno sin necesidad de dedicarnos profesionalmente a ello.
Basado en: Jeric¨®, Pilar (2002): ¡°El l¨ªder como coach¡± en Talento Directivo, Prentice Hall.
Imagen: Efr¨¦nCD. Licencia Creative Commons.
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