Escrito sobre la piel
"La gente piensa que es bonito, mientras que yo encuentro que es feo", se queja la se?ora Konab¨¦, una comerciante de la etnia k?, originaria de Burkina Faso, que hoy reside en Abiy¨¢n. Y prosigue: "Antes, cuando ten¨ªas la cara lisa, te rechazaban, antes amaba mis escarificaciones, eran bonitas, las utiliz¨¢bamos para "presumir", pero ahora, en la ciudad, est¨¢n anticuadas". La se?ora Konab¨¦ tiene un rostro amable y ancho, carnoso, de piel tostada y luminosa. Bajo el pa?o que tapa su cabello, un fino entramado de l¨ªneas le enmarca la mirada. Tres rayas m¨¢s largas y pronunciadas le cruzan cada mejilla, desde la nariz y la boca hacia las orejas. "Te insultan, te llaman "cara desgarrada", eso duele -finaliza- No somos como los otros".
La historia de la se?ora Konab¨¦ y su retrato en forma de negativo se pueden ver ahora en las salas de la Fundaci¨®n Donwahi, en Abiy¨¢n. La Fundaci¨®n es uno de los espacios art¨ªsticos que se est¨¢n haciendo un hueco en el panorama cultural de ?frica occidental, junto a nombres de cl¨¢sicos como la Galer¨ªa C¨¦cile Fakhoury y de reci¨¦n llegados como Le Basquiat. Espacios que acaparan el inter¨¦s de medios y expertos gracias a sus exposiciones y otras circunstancias, tal que las visitas de los fot¨®grafos del proyecto Invisible Borders a Le Basquiat o de una delegaci¨®n del Museo de Arte Metropolitano de Brooklyn a la Fundaci¨®n Donwahi. Este proyecto expositivo en concreto se desarrolla a caballo entre la capital econ¨®mica marfile?a y la ciudad francesa de Angulema, donde figuran los retratos de la se?ora Konab¨¦ de lado y de espaldas como parte del festival Emoi Photographique (conmoci¨®n fotogr¨¢fica).
A la se?ora Konab¨¦ le acompa?an, tanto en Costa de Marfil como en Francia, los retratos y las historias de otras once personas, hombres y mujeres, burkineses y nigerianos que viven en la capital econ¨®mica marfile?a. Tienen en com¨²n la extranjer¨ªa y las escarificaciones que marcan sus pieles y tambi¨¦n la firma de sus retratos: Joana Choumali. Joana Choumali (Abiy¨¢n, 1974) es una mujer vivaz y hermosa como una gota de mercurio, que se sinti¨® fascinada por las escarificaciones cuando era una ni?a y mont¨® a su alrededor el proyecto H??br¨¨ (escarificaci¨®n en lengua k?). El subt¨ªtulo explicativo de la exposici¨®n es La ¨²ltima generaci¨®n y su intenci¨®n, hablar de una pr¨¢ctica ancestral en v¨ªas de extinci¨®n que adem¨¢s ha condicionado la vida de las personas que protagonizan este proyecto. H??br¨¨ forma parte de una colectiva, Abidjan Art Actuel 2014 (AAA2014), que se puede visitar hasta el 30 de agosto.
"Los encontr¨¦ a todos en Abiy¨¢n -explica Joana Choumali, en una mezcla de espa?ol y franc¨¦s- Son personas que viven y trabajan en Abiy¨¢n. Nigerianos y burkineses de origen, s¨ª, pero abiyaneses al fin y al cabo. Hay dos personas que est¨¢n orgullosas de sus escarificaciones: el se?or Lawal, de Nigeria, y la se?ora Martine Kobore, burkinesa. Los otros parecen neutrales o resignados. Pero la mayor¨ªa no aman sus escarificaciones y desear¨ªan borrarlas si fuera posible. No siempre se sienten rechazados, pero tienen la impresi¨®n de no estar dentro de las normas, de que esa pr¨¢ctica pertenece al pasado y est¨¢ obsoleta".
Las im¨¢genes de Joana Choumali hablan de una tradici¨®n que desaparece y de la identidad en los tiempos de la globalizaci¨®n, pero tambi¨¦n del conflicto ciudad-campo y de la xenofobia presente en Costa de Marfil, con un 30 % de extranjeros viviendo en su territorio y relaciones pol¨ªticas con los vecinos de la regi¨®n marcadas por esa inmigraci¨®n. Joana precisa que durante la ¨²ltima crisis pol¨ªtica del pa¨ªs, cuando la guerra toc¨® por ¨²ltima vez tierra marfile?a, hubo incidentes directamente ligados a la presencia de esas escarificaciones, que denuncian el origen no marfile?o de quien las porta.
"Agredieron al se?or Konab¨¦ durante los sucesos previos a la guerra y le despojaron de todo su dinero a causa del hecho de que su piel estaba escarificada y, por tanto, se sab¨ªa que era burkin¨¦s", apunta.
Joana Choumali, en la foto inferior. Su exposici¨®n en la Fundaci¨®n Donwahi, en la superior
Joana Choumali estudi¨® Artes Gr¨¢ficas en Casablanca y trabaj¨® como directora art¨ªstica de la agencia McCann-Ericksson antes de dedicarse a la fotograf¨ªa independiente. Ha firmado varias exposiciones durante los ¨²ltimos catorce a?os y sus im¨¢genes se han presentado en varios espacios de Abiy¨¢n, como el Instituto Goethe. Expuso su trabajo en el Museo Nacional de Bamako en la Bienal de Fotograf¨ªa de 2012. Sus proyectos la han llevado a pasear su c¨¢mara y sus ideas por Londres o Nueva York.
Este proyecto concreto hunde sus ra¨ªces en los a?os ochenta del siglo pasado, cuando la Joana ni?a iba al colegio en el coche familiar, conducido por el se?or Ekra. "El se?or Ekra ten¨ªa grandes escarificaciones que marcaban su cara desde las sienes al ment¨®n -escribe Joana- Esas formas geom¨¦tricas eran para m¨ª, a la vez, fascinantes y normales. Marfile?o originario de la regi¨®n oriental-central del pa¨ªs, el se?or Ekra no era una excepci¨®n. Era bastante corriente ver a personas de or¨ªgenes sociales diversos ostentando orgullosamente sus escarificaciones. Me acuerdo de un c¨¦lebre ministro de la Informaci¨®n, procedente del Norte de Costa de Marfil, y de un comandante de aviaci¨®n reconocido que las ten¨ªan. Todo eso nos parec¨ªa bastante banal. Los a?os pasaron y esta pr¨¢ctica ha desaparecido poco a poco".
La fot¨®grafa eligi¨® inmortalizar a sus modelos en el estudio, sobre el mismo fondo y con la misma iluminaci¨®n. Quer¨ªa poner el acento sobre lo esencial: las formas, las l¨ªneas, los grafismos, lo que ella denomina una forma de arte gr¨¢fico. "Pero tambi¨¦n sobre ese dolor contenido, esa c¨®lera reprimida", se?ala. Los retratos en negativo en la Fundaci¨®n Donwahi golpean la vista con escarificaciones blancas que destacan sobre las caras negras, que se imponen a nuestra vista y no dejan que el espectador se fije en otra cosa.
El cat¨¢logo de H??br¨¨ apunta que la escarificaci¨®n tiene un significado particular, como ritual de pasaje a la edad adulta o pertenencia a un grupo y enumera los m¨¦todos utilizados para marcar la piel: piedras, vidrio, cuchillo. No s¨®lo es una cuesti¨®n de pertenencia a una sociedad, tambi¨¦n entra dentro de los c¨¢nones est¨¦ticos de los pueblos y la maravillosa diversidad cultural que se extingue en el planeta por momentos. El cat¨¢logo explica que es una pr¨¢ctica en retroceso por la presi¨®n de autoridades religiosas y administrativas, la urbanizaci¨®n y los cambios en los c¨®digos est¨¦ticos.
"Esta serie de retratos nos lleva a poner sobre la mesa la cuesti¨®n del lazo entre pasado y presente en ?frica y de la imagen de uno mismo en funci¨®n de un entorno determinado -reza la introducci¨®n a la muestra- Las opiniones (a veces contradictorias) de nuestros testimonios ilustran toda la complejidad de la identidad africana en nuestros d¨ªas, en este ?frica contempor¨¢nea, dividida entre su pasado y su futuro".
"Sent¨ªa curiosidad por saber por qu¨¦ y c¨®mo una pr¨¢ctica integrada y ¨²til, aceptada, valorada y reivindicada por todos los miembros de un grupo se convierte m¨¢s tarde en una carga -remacha Joana Choumali- ?C¨®mo se transforma en causa de burlas? ?C¨®mo llegamos a sentir c¨®lera y verg¨¹enza tras haber sido considerada durante mucho tiempo algo normal?".
Joana Choumali nos recuerda que las escarificaciones ejerc¨ªan de documento de identidad y reforzaban el sentido de pertenencia a un colectivo: un clan, una familia, una etnia, un pueblo. Confortaban al ni?o, que no pod¨ªa perderse porque llevaba la direcci¨®n escrita en la cara. Funcioban como se?al visual cuando era necesario abandonar el entorno que se conoc¨ªa y pod¨ªas reconocer en otros a hermanos, primos o vecinos. Sin hablar: s¨®lo mir¨¢ndoles a la cara.
"Me niego a hac¨¦rselo a mis hijos, va a quedarse sobre m¨ª", cont¨® la se?ora Sinou a la fot¨®grafa. "Estoy orgulloso de mis marcas, me gustan, porque soy un heredero. El rey tiene las mismas escarificaciones. Soy parte de la familia real de mi pueblo", le contradice el se?or Lawal, antes de admitir que tienen sentido en su pueblo, donde es un noble y las gentes se postergan ante ¨¦l, pero no significan nada en la ciudad. El se?or Sawadogo habla de c¨®mo se pagaban con karit¨¦ o pintadas, de la pertenencia de la tradici¨®n al pasado. La se?ora Kabor¨¦ explica antes de posar, con una media sonrisa p¨ªcara, en la foto que ella misma pidi¨® que se las hicieran, con 10 a?os, para ser como sus hermanos y demostrar su valor. "No sent¨ª el dolor, porque deseaba verdaderamente hacerlo -dice- Los tiempos han cambiado, pero est¨¢ bien. Cuando me ven, algunos me se?alan, pero lo asumo y estoy orgullosa. Se lo hice a mi primer hijo, que tiene 18 a?os. Me gustar¨ªa hac¨¦rselo al segundo, pero mi marido no est¨¢ de acuerdo".
El se?or Salbre, un jardinero retirado de etnia bissa, tambi¨¦n burkin¨¦s, posa mirando a lo lejos, el cabello canoso en retroceso hacia la coronilla, la boca breve y la expresi¨®n digna. "Me las hicieron cuando era muy peque?o. No quiero hac¨¦rselas a mis hijos. Somos la ¨²ltima generaci¨®n, no puedes encontrar a gente de menos de 40 a?os que tenga escarificaciones", resume, sereno, como un cachito de un pasado con sentido, anclado en la confusi¨®n entre los intercambiadores y cruces de Abiy¨¢n.
M¨¢s informaci¨®n:
Joana Choumali ¡®H??br¨¦¡¯ ¨C Scarification Portraits in Abidjan, C?te d¡¯Ivoire
EN IMAGES. Joana Choumali - "H??br¨º", derni¨¨re g¨¦n¨¦ration de la scarification en Afrique
L¡¯art contemporain en Afrique : une nouvelle cartographie des espaces
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.