Los diez concursos de comida XXL m¨¢s insensatos del mundo
Cuando la comida no se mira por su valor alimenticio, ni por su sabor, ?pierde su sentido? No. Se convierte en estos retos
Con sus Cr¨®nicas carn¨ªvoras, un insensato llamado Adam Richman ha logrado que el gran reto del siglo XXI ya no sea ganarse el pan, sino met¨¦rselo entre pecho y espalda a cantidades industriales: desde bocadillos con panceta picante tama?o Estatua de la Libertad a hamburguesas tit¨¢nicas o helados igual de abisales que el Everest. Gracias a ¨¦l sabemos que nos gusta ver a otros comer much¨ªsimo y hemos abrazado los desaf¨ªos de la comida XXL y los atracones como el nuevo deporte de moda.
Richman fue apartado el pasado julio del programa tras unos comentarios desafortunados en su cuenta de Instagram cuando se enzarz¨® con un seguidor que le acus¨® de fomentar los des¨®rdenes alimentarios al etiquetar con el p¨¦rfido hashtag #thinspiration (que mezcla de las palabras delgadez e inspiraci¨®n y es empleado por enemigos p¨²blicos de la calor¨ªa y gur¨²s de la tonter¨ªa)?una foto en la que exhib¨ªa un espectacular p¨¦rdida de peso. Pese a este traspi¨¦s, su legado es m¨¢s grande de lo que podemos tragarnos. Esto se puede comprobar en la siguiente lista de concursos de comida, que repartidos por todo el globo, nos recuerdan que comer tambi¨¦n puede ser un deporte de riesgo.
Sushi picante para todos: En Yagumo, un peque?o establecimiento de comida japonesa de Los ?ngeles, te regalan una camiseta si eres capaz de comerte dos rollitos de at¨²n en menos de media. ?Parece poco? ?Parece f¨¢cil? Imagina un tsunami del tama?o de un b¨ªceps ciclado. Pues ese es el tama?o de las l¨¢grimas que le salen al m¨¢s hombret¨®n del lugar por culpa de su temida salsa picante. La camiseta le puede parecer a uno m¨¢s o menos bonita pero no siempre compensa el meterse fuego en el cuerpo (y sacarlo luego).
Muerte por rollito de langosta: 700 d¨®lares, un trofeo y una probable indigesti¨®n para quien consiga meterse m¨¢s rollitos de langosta en la localidad de Bangor, Maine. Quiz¨¢ un poco demasiado selecto para este tipo de concursos, en los que la comida acostumbra a ser hipercal¨®rica, barata y cuyo ingrediente secreto siempre es la grasa, pero no tenemos claro hasta qu¨¦ punto son sanos estos rollitos¡
El ataque de la tarta de calabaza de 50 metros: En Clarence, Nueva York, les gusta competir por ser el que m¨¢s tarta de calabaza consigue comer... sin manos. Tal cual, del plato a la boca a mand¨ªbula batiente. El torneo se celebra en un lugar cuyo nombre lo dice todo: La gran granja de calabazas.
Ese empacho sabros¨®n: En Connecticut celebran un concurso consistente en comer comida caribe?a. El ganador se embolsa 400 euros, que es lo que cuestan unas 200 raciones de ropa vieja en Cuba.
Bichos por todas partes: En el canadiense ScreamFest, un festival que pretende dar m¨¢s miedito que un marat¨®n de la saga de Alien de la forma que sea, preparan un concurso de comer¡ insectos. En su web no especifican nada salvo un escueto y escalofriante?Coming soon... Quiz¨¢ no queramos saber m¨¢s.
Curry parece, LSD es: El Kismot Killer es el gran reto del restaurante Kismot en Edimburgo, que desaf¨ªa a los comensales a paladear, si son capaces, los cinco curries m¨¢s incendiarios del mundo. Se ha hospitalizado a varios clientes y solo uno ha conseguido salir triunfante y vivo del envite. ¡°Tard¨® una hora en acabarlo, y en ese tiempo sali¨® diez minutos a la calle para airearse y all¨ª comenz¨® a alucinar", explican desde el establecimiento.
Beber cerveza como si fueran a aprobar la Ley Seca: El mundo del bebercio tampoco se libra de sus competiciones, pero estas suelen ser m¨¢s pol¨¦micas. En Espa?a se celebraba uno en la pedan¨ªa murciana de Gea y Truyols, pero el fallecimiento de uno de sus concursantes forz¨® su clausura permanente. ¡°Si bebes, no compitas¡±, dir¨ªan por ah¨ª.
T¨ªo, me he comido unas setas: "El primer concurso nacional de comer setas de la Historia¡±, tal como lo definen en su web, es el modo en que los habitantes de Kennett Square, Pensilvania, han decidido convertir su localidad en referente mundial. De algo.
Aplastamiento de esp¨¢rragos: Pocos adivinar¨ªan que California es tambi¨¦n la meca del esp¨¢rrago y que en Stockton se celebraba hasta este a?o un festival entregado a esta singular verdura que nadie relacionar¨ªa con competiciones de tragones. Los han estado devorando fritos (la plancha es para cobardes) desde hace 29 a?os.
Cocido mortal: En El Bo?ar de Le¨®n, templo del tapeo para madrile?os sin escr¨²pulos, se propone una apuesta para atrevidos, un viaje a Canarias de 15 d¨ªas y con gastos pagados para aquel o aquella que sea capaz de meterse en su cuerpo un cocido leon¨¦s de dimensiones mamutianas. A¨²n no se conoce al valiente que haya podido con el reto.
Para insensat¨®fagos: El 4XL es la talla del bocadillo que ofrecen en el bar Novo Vatel, en Carril, Pontevedra; un emparedado pantagru¨¦lico que mide 70 x 40 cent¨ªmetros y acoge en su interior queso, bacon, huevo, jam¨®n asado, lechuga, tomate y cebolla. Nadie ha conseguido dominar a esta bestia que tiene el peso (3,5 kilos) y el tama?o de un reci¨¦n nacido.
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