Tejer y destejer
El Supremo revoca las decisiones de los jueces de la Audiencia que liberaron a los narcos
Abordar barcos de narcotraficantes en alta mar, arrestar a sus tripulantes y decomisar la droga que transportan no son operaciones tan simples como para desbaratarlas por una discusi¨®n entre magistrados sobre el alcance de los apartados ¡°d¡± e ¡°i¡± de un texto legal. Tras las limitaciones introducidas en la aplicaci¨®n de la justicia universal, la mayor¨ªa de los jueces penales de la Audiencia Nacional respaldaron la excarcelaci¨®n de decenas de arrestados en barcos que navegaban por aguas internacionales; pero la Sala Penal del Supremo, requerida por la fiscal¨ªa, resuelve ahora por unanimidad que aquellos jueces estaban equivocados.
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Se trata de interpretaciones de una ley ¡°confusa¡±, t¨¦rmino usado por el propio Tribunal Supremo. El Gobierno se salt¨® en su d¨ªa las consultas necesarias (Consejo de Estado, Poder Judicial, fiscal¨ªa) que podr¨ªan haber servido para detectar los problemas de interpretaci¨®n de las limitaciones legales pretendidas. Para ello utiliz¨® la v¨ªa de una propuesta de su grupo parlamentario, en lugar de redactar un proyecto de ley que habr¨ªa exigido esos controles previos. El partido del Gobierno estaba urgido por las prisas para cortar las alas a los tribunales ante la protesta de China por la orden de detenci¨®n internacional de su expresidente y su ex primer ministro en la causa del genocidio del T¨ªbet. Ahora nos encontramos con interpretaciones divergentes del confuso texto legal resultante. No ser¨ªa extra?o que se plantearan m¨¢s problemas, bien sobre futuros casos de narcotr¨¢fico, bien respecto a asuntos de genocidio o cr¨ªmenes de lesa humanidad.
Urge encontrar soluciones sensatas. Todo el respeto que merece la independencia del poder judicial se cuartea ante el desperdicio de tiempo, dinero y energ¨ªas en operaciones de busca y captura de presuntos delincuentes egipcios, sirios o de otras nacionalidades, que de repente se ven en libertad por una decisi¨®n judicial y que, semanas m¨¢s tarde, otros jueces de mayor rango ordenan capturar de nuevo ¡ªl¨®gicamente, con limitadas posibilidades de ¨¦xito¡ª. Y todav¨ªa falta en este asunto la intervenci¨®n del Constitucional, requerido por el PSOE para que se pronuncie sobre la cuestionada reforma. Todo muy formal y muy correcto, pero la delincuencia no va a respetar los dilatados tiempos de espera. Echarse pulsos entre instituciones trae consecuencias tan negativas como estas.
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