La trampa de Gaza
La ¨²nica salida de la tragedia es usar el desastre como punto de partida para la paz
La Operaci¨®n "Margen Protector" de Israel contra Ham¨¢s en Gaza es una t¨ªpica guerra asim¨¦trica como las que caracterizaron casi todos los conflictos de Medio Oriente en estos ¨²ltimos a?os. En esta clase de guerras, la victoria siempre es escurridiza.
Sin importar el ¨¦xito de la superioridad militar de Israel y de sus sistemas antimisiles, y por m¨¢s contundente que sea la devastaci¨®n de Gaza, Ham¨¢s sobrevivir¨¢, sin ir m¨¢s lejos, porque Israel quiere que sobreviva. La alternativa (una anarqu¨ªa yihadista que convierta Gaza en una Somalia palestina) es sencillamente impensable.
La arrogante ret¨®rica del l¨ªder de Ham¨¢s, Jaled Meshal, no puede ocultar el hecho de que el poder militar de su movimiento recibi¨® un golpe devastador. Pero a menos que Israel est¨¦ dispuesto a pagar un alto precio en t¨¦rminos de imagen internacional para ocupar Gaza y destruir totalmente la jerarqu¨ªa militar y los arsenales de Ham¨¢s, este todav¨ªa puede proclamar como victoria el hecho de haber sobrevivido a otro en¨¦rgico ataque de la colosal maquinaria militar israel¨ª.
En los conflictos asim¨¦tricos, la potencia superior siempre tiene problemas con la definici¨®n de sus objetivos. En este caso, Israel aspira a restaurar la ¡°calma¡± con la menor cantidad de bajas civiles palestinas, para minimizar las cr¨ªticas internacionales. Pero es precisamente en la imposibilidad de lograr ese objetivo donde radica la derrota de la potencia superior en los conflictos asim¨¦tricos. Adem¨¢s, ¡°calma¡± no es un objetivo estrat¨¦gico, y el m¨¦todo de Israel para conseguirla (una guerra cada dos o tres a?os) tampoco es particularmente convincente.
Lo que realmente debemos preguntarnos es: suponiendo que Israel consiga la calma que busca, ?qu¨¦ pretende hacer con Gaza en el futuro? ?Y qu¨¦ pretende hacer con el problema palestino del que Gaza es parte indisoluble?
La continuidad del conflicto palestino debilita las bases morales de Israel
La cuesti¨®n de Palestina est¨¢ en la ra¨ªz de las guerras asim¨¦tricas a las que se enfrent¨® Israel estos ¨²ltimos a?os, no solamente contra Ham¨¢s, protegido de Qatar en Palestina, sino tambi¨¦n contra Hezbol¨¢, representante de Ir¨¢n en la regi¨®n. Estas guerras est¨¢n creando una nueva clase de amenaza para Israel, porque a la dimensi¨®n estrictamente militar de los conflictos se a?aden cuestiones diplom¨¢ticas, de pol¨ªtica regional, de legitimidad y de derecho internacional en las que Israel no lleva las de ganar.
Por eso la superioridad militar de Israel pierde efectividad en estos conflictos asim¨¦tricos, que son batallas pol¨ªticas que no se pueden ganar por medios militares. La asimetr¨ªa entre la naturaleza de las amenazas y la respuesta de Israel acaba colocando a la potencia militar superior en posici¨®n de inferioridad estrat¨¦gica. La extensi¨®n de la violencia a Cisjordania (a la que se suma el apoyo del presidente palestino Mahmud Abbas a los objetivos de Ham¨¢s) implica que Israel no puede evitar las consecuencias pol¨ªticas del conflicto. Ham¨¢s, adversario olvidado de la estrategia diplom¨¢tica de Abbas, se est¨¢ convirtiendo gradualmente en la avanzada de la lucha por la liberaci¨®n de Palestina.
Hay que negociar la? soluci¨®n de dos Estados, con un compromiso de EE UU y los otros miembros del Cuarteto para Oriente Medio
Contra lo que cree el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu, la principal amenaza existencial para Israel no es un Ir¨¢n provisto de armas nucleares. El verdadero peligro est¨¢ en casa, en el efecto corrosivo del problema palestino sobre la posici¨®n internacional de Israel. La devastaci¨®n causada por los peri¨®dicos enfrentamientos asim¨¦tricos de Israel, la ocupaci¨®n permanente de tierras palestinas y el crecimiento continuo de los asentamientos dieron impulso a una campa?a cada vez m¨¢s intensa por debilitar la legitimidad de Israel.
Esto se ve, por ejemplo, en el avance del aparentemente benigno movimiento Boicot, Desinversi¨®n y Sanciones, al que muchos de sus partidarios ven como una forma leg¨ªtima de resistencia no violenta, mientras que sus opositores (entre los que me incluyo) lo consideran una triqui?uela pol¨ªtica para obtener la implosi¨®n del Estado jud¨ªo.
La corriente dominante en Palestina, representada por Abbas, tom¨® la decisi¨®n estrat¨¦gica de optar por un Estado palestino seg¨²n las fronteras de 1967. La respuesta estrat¨¦gica de Israel ser¨ªa normalmente que aspira a ser un ¡°Estado democr¨¢tico jud¨ªo¡±, lo que presupone una mayor¨ªa jud¨ªa. Pero mientras el interminable proceso de paz no logre concretar una soluci¨®n de dos Estados, Israel no podr¨¢ eludir la realidad de un ¨²nico Estado sumido en una guerra civil permanente.
Hay una sola salida de la tragedia de Gaza que puede ofrecer justicia a sus muchas v¨ªctimas: que las partes del conflicto y los actores regionales que ahora compiten por ser sus mediadores usen el desastre actual como punto de partida para impulsar un amplio programa de paz.
Esto implica el inicio de un Plan Marshall para modernizar la infraestructura de Gaza y mejorar sus condiciones sociales. Tambi¨¦n supone el levantamiento del bloqueo y la apertura de Gaza al mundo. A cambio, Ham¨¢s deber¨¢ completar el desarme y la desmilitarizaci¨®n de Gaza bajo supervisi¨®n internacional, en tanto que la Autoridad Palestina de Abbas controlar¨¢ los cruces de frontera hacia Israel y Egipto.
Paralelamente, es necesario reanudar las negociaciones para una soluci¨®n de dos Estados, con un compromiso inequ¨ªvoco por parte de Estados Unidos y los otros miembros del denominado Cuarteto para Medio Oriente (Naciones Unidas, la Uni¨®n Europea y Rusia) de usar toda la influencia posible sobre las partes para impedir otro fracaso.
Israel carece de una estrategia convincente; lo que tiene es una serie de improvisaciones que apuntan a garantizar la supervivencia f¨ªsica de la naci¨®n sobre un territorio tan amplio como la comunidad internacional est¨¦ dispuesta a permitir. Pero la improvisaci¨®n no se puede sostener a largo plazo. Un ejemplo es el intento de acercamiento de Israel a los pa¨ªses ¨¢rabes que est¨¢n dispuestos a subordinar el problema palestino al mantenimiento de unas relaciones bilaterales prudentes, sobre todo en cuestiones de seguridad. Pero ninguna de estas ¡°alianzas¡± que Israel pueda forjar (por ejemplo, con Arabia Saud¨ª y Egipto) pasar¨¢ de ser circunstancial y ef¨ªmera.
El desaf¨ªo para Israel es vincular su t¨¢ctica militar y su diplomacia con una meta pol¨ªtica claramente definida. Ninguna estrategia nacional ser¨¢ cre¨ªble mientras no reconozca que la continuidad del conflicto palestino debilita peligrosamente las bases morales de Israel y su posici¨®n internacional.
Shlomo Ben Ami, exministro israel¨ª de Asuntos Exteriores, es vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz y autor del libro Cicatrices de guerra, heridas de paz: la tragedia ¨¢rabe-israel¨ª.
? Project Syndicate, 2014.
Traducci¨®n de Esteban Flamini.
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