El esc¨¢ndalo Pujol y el proceso soberanista
La oleada a favor del ¡°derecho a decidir¡± seguir¨¢ su curso en Catalu?a
El esc¨¢ndalo no pod¨ªa llegar en un momento m¨¢s desafortunado para el nacionalismo catal¨¢n. A escasos d¨ªas de la reuni¨®n Mas-Rajoy y en la antesala de un eventual refer¨¦ndum sobre la independencia, Jordi Pujol se vio obligado a admitir que fue titular durante d¨¦cadas de cuentas secretas en para¨ªsos fiscales. El terremoto pol¨ªtico que vive Catalu?a estos d¨ªas deja en el aire la inc¨®gnita sobre si el esc¨¢ndalo Pujol puede acabar perjudicando el proceso soberanista catal¨¢n. A tenor de la enorme conmoci¨®n que sufre la opini¨®n p¨²blica, podr¨ªa pensarse que efectivamente ocasionar¨¢ unos efectos de gran calado. No obstante, existen indicios de que el esc¨¢ndalo Pujol no acabar¨¢ representando un rev¨¦s mortal al proceso. D¨¦jeme que les cuente por qu¨¦.
Una de las principales virtudes de las democracias es que los pol¨ªticos deben ajustarse a las preferencias de la sociedad. El poder que tienen los ciudadanos de mandar a los gobernantes a las filas del Inem representa un poderoso incentivo para que estos ¨²ltimos sean responsables y atiendan a las demandas del electorado. No obstante, los pol¨ªticos no siempre deciden acatar pasivamente las preferencias de sus votantes. En muchas ocasiones toman la iniciativa y, con el arte de la persuasi¨®n, intentan cambiar las opiniones de la sociedad. Quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s emblem¨¢tico en nuestro pa¨ªs se produjo en 1986 cuando Felipe Gonz¨¢lez consigui¨® ganar un refer¨¦ndum sobre el ingreso de Espa?a en la OTAN a pesar de tener a la opini¨®n p¨²blica inicialmente en contra.
Si bien los pol¨ªticos espa?oles han sabido persuadir a la opini¨®n p¨²blica en numerosas ocasiones, esto no ha sido as¨ª en la oleada independentista que vive hoy Catalu?a. Lejos de liderar el proceso, el president Artur Mas no decidi¨® sumarse al proyecto independentista hasta el rotundo ¨¦xito de la manifestaci¨®n del 11 de septiembre de 2012. Y es que mientras el president Mas segu¨ªa pidiendo adhesiones al pacto fiscal incluso d¨ªas antes de la hist¨®rica Diada de 2012, los catalanes ya hac¨ªa tiempo que hab¨ªan tomado un sendero muy distinto. Desde el terremoto pol¨ªtico que provoc¨® el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto en 2010, el independentismo catal¨¢n no ha cesado de crecer. Para cuando el president Mas abander¨® la causa soberanista, el derecho a la autodeterminaci¨®n ya representaba la primera preferencia territorial de los catalanes.
En definitiva, el viraje soberanista de los catalanes no responde a una campa?a de persuasi¨®n orquestada desde las ¨¦lites, sino m¨¢s bien a lo contrario. Estas ¨²ltimas se han visto superadas por una opini¨®n p¨²blica que ha tomado la iniciativa y que se muestra cada vez m¨¢s reacia a cualquier tutelaje de sus l¨ªderes pol¨ªticos. Por este motivo no es de prever que los esc¨¢ndalos que afecten a las ¨¦lites pol¨ªticas catalanas acaben teniendo un particular impacto sobre las preferencias territoriales de los catalanes. El ¨¦xito del proceso soberanista no parece estar estrechamente vinculado a la honorabilidad de sus l¨ªderes pol¨ªticos, pues no son ellos los pilares que sustentan el enorme apoyo ciudadano al ¡°derecho a decidir¡±.
El ¨¦xito del proceso soberanista no parece estar muy vinculado a la honorabilidad de sus l¨ªderes pol¨ªticos
Aun con ello, se podr¨ªa argumentar que la confesi¨®n de Jordi Pujol acabar¨¢ teniendo un impacto sobre el clima proindependentista en Catalu?a por una v¨ªa distinta. El actual movimiento soberanista no solo se justifica por cuestiones estrictamente de identidad nacional, sino que sus defensores tambi¨¦n aducen motivos m¨¢s de car¨¢cter instrumental. Aparte del cl¨¢sico Madrid ens roba, tambi¨¦n es frecuente alegar que a Catalu?a le ir¨ªa mejor tanto en lo econ¨®mico como en lo pol¨ªtico fuera de Espa?a. As¨ª, para muchos catalanes, la independencia permitir¨ªa quitarse de encima el actual clima de crisis pol¨ªtica y corrupci¨®n.
Desde esta perspectiva, el esc¨¢ndalo en torno a las cuentas ocultas del president Pujol representa un rev¨¦s al proceso soberanista, pues podr¨ªa fomentar la sensaci¨®n de que la clase pol¨ªtica catalana no es, al fin y al cabo, tan distinta a la del resto del Estado.
Aun asumiendo que el esc¨¢ndalo Pujol desinflara en alguna medida el entusiasmo soberanista, es de esperar que tal efecto no sea muy dram¨¢tico. Y es que hay que recordar que la desafecci¨®n pol¨ªtica lleva tiempo instalada entre la mayor¨ªa de los catalanes. Las encuestas del CEO sit¨²an de forma sistem¨¢tica a la clase pol¨ªtica como uno de los principales problemas de Catalu?a, solo por detr¨¢s de las cuestiones de ¨ªndole econ¨®mica. Adem¨¢s, seg¨²n el mismo CEO, a inicios de 2014, el 70% de los catalanes ya percib¨ªan que la corrupci¨®n entre los pol¨ªticos estaba muy extendida. En definitiva, la tormenta desatada por las declaraciones del president Pujol cae sobre mojado.
El independentismo ha demostrado coexistir con la desafecci¨®n pol¨ªtica sin grandes dificultades, por lo que es poco probable que el caso Pujol pueda ser letal para el proceso soberanista. No hay duda de que un esc¨¢ndalo de tal magnitud ensanchar¨¢ a¨²n m¨¢s la ya alarmante brecha que separa ciudadanos y pol¨ªticos, pero la oleada a favor del ¡°derecho a decidir¡± seguir¨¢ su curso.
Llu¨ªs Orriols es doctor por la Universidad de Oxford y profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Girona.
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