El infierno de Gaza
La guerra entre Israel y Ham¨¢s se desboca ante la impotencia occidental y la divisi¨®n ¨¢rabe
Apenas unas horas ha durado el ¨²ltimo alto el fuego en Gaza, en vez de los tres d¨ªas acordados por Israel y Ham¨¢s ante la presi¨®n internacional. El rebote incontenible de la guerra, en su cuarta semana, con m¨¢s de 1.500 palestinos muertos ¡ªla mayor¨ªa civiles y muchos, ni?os¡ª y medio centenar largo de soldados israel¨ªes, convierte en simulacro las balbucientes negociaciones de El Cairo para lograr una tregua duradera.
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En Gaza se han librado en los ¨²ltimos a?os otras dos guerras locales. Como en ellas, la terrible cuota de muerte y destrucci¨®n ahora en marcha no servir¨¢ para resolver nada sustancial. Ambos bandos saben que no habr¨¢ un desenlace definitivo. Los fan¨¢ticos islamistas, pese a su resistencia, no pueden ganar. Netanyahu, aunque decidido a proseguir tras movilizar a 16.000 reservistas, tampoco puede aniquilar a su enemigo sin una total ocupaci¨®n de la Franja y el aumento exponencial de sus bajas.
No es casual que la diplomacia gire en el vac¨ªo, a pesar del tiempo transcurrido y la intensidad de las atrocidades. Es un drama a?adido a esta nueva guerra, que convierte en pura ret¨®rica las solemnes declaraciones de principios de las potencias democr¨¢ticas. Washington, el ¨²nico mediador posible, parece haber abdicado de su capacidad, pese a las fren¨¦ticas idas y venidas de John Kerry. Barack Obama, progresivamente irrelevante en la regi¨®n, no es capaz de alterar sustancialmente la voluntad de su aliado israel¨ª, que tiene en el Congreso de EE UU un valedor determinante.
La lucha de Ham¨¢s tampoco es una prioridad en el mundo ¨¢rabe, sacudido por las implicaciones del cisma entre sun¨ªes y chi¨ªes. Gaza es un epifen¨®meno m¨¢s en una zona ensangrentada a lo grande en Siria o Irak. A ese relativo desinter¨¦s se a?ade la hostilidad hacia Ham¨¢s de Estados influyentes. El m¨¢s decisivo, Egipto, que tras el golpe de hace un a?o contempla los acontecimientos a la luz de su represi¨®n sin cuartel contra los Hermanos Musulmanes, de los que Ham¨¢s es el brote palestino. El Cairo se ha sumado a Israel en el bloqueo de la Franja.
Todos pierden ¡ªperdemos¡ª en la l¨®gica infernal de un odio que hace ut¨®pica la paz en Oriente Pr¨®ximo. Pero la ceguera del actor m¨¢s poderoso, Israel, es especialmente grave. Netanyahu no concibe otra estrategia que la de un Israel dominante, cuyo riesgo m¨¢s inmediato es que lleve tambi¨¦n a la explosi¨®n de una Cisjordania harta de esperar, en la que Mahmud Abbas es cada vez m¨¢s irrelevante.
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