¡°Aunque se quisiera, es imposible clonar a la misma persona¡±
Es la ¡®madre cient¨ªfica¡¯ de la primera ni?a probeta, que naci¨® hace 30 a?os, en Espa?a Hoy, Anna Veiga, busca soluciones para el alzh¨¦imer, el p¨¢rkinson o la diabetes
Hace 30 a?os que naci¨® en Espa?a la primera ni?a fecundada in vitro. Fue el 12 de julio de 1984, en Barcelona, en el Instituto Dexeus. A la ni?a, que pes¨® 2,4 kilos, le pusieron el nombre de Victoria Anna: Victoria, por el hito que supuso; y Anna, en honor a su madre cient¨ªfica, Anna Veiga, una bi¨®loga que daba por aquel entonces sus primeros pasos, rodeada de m¨¦dicos, en un terreno de absoluta vanguardia. La cara de esta reputada investigadora barcelonesa se sigue iluminando cada vez que recuerda el episodio hist¨®rico que marc¨® su vida.
Anna Veiga tiene la mirada viva. Habla con la seguridad que dan a?os de rotundos ¨¦xitos. ?xitos en campos de la ciencia que tienen gran repercusi¨®n: la maternidad y la curaci¨®n de enfermedades degenerativas. Un p¨®ster del museo canadiense de la contracepci¨®n, un bodeg¨®n con todos los artilugios que a lo largo de la historia han servido para evitar (o intentarlo) el embarazo, adorna la pared de su despacho en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB). Entre estos objetos, un dispositivo intrauterino antediluviano y un lim¨®n.
Actual directora del Banco de L¨ªneas Celulares del CMRB, Veiga centra sus esfuerzos en investigar con embriones congelados sobrantes de la reproducci¨®n asistida para luchar contra el alzh¨¦imer, el p¨¢rkinson, la diabetes o el c¨¢ncer. Bajo la direcci¨®n de ?ngel Raya, el centro est¨¢ apostando por proyectos de colaboraci¨®n con hospitales y pacientes, y tiene en marcha una l¨ªnea para estudiar en ratas la retinosis pigmentaria, enfermedad degenerativa del ojo. En su despacho, desde el que se ve, haciendo una peque?a contorsi¨®n, el mar, a¨²n conserva un erizo de cristal de Swarovski que le regalaron los padres de Victoria Anna hace 30 a?os.
Un tintineo de pulseras acompa?a las palabras de Veiga cada vez que mueve las manos para expresarse.
La investigaci¨®n con c¨¦lulas madre ha abierto grandes esperanzas para enfermos de alzh¨¦imer, p¨¢rkinson, c¨¢ncer y diabetes, que est¨¢n pendientes de las investigaciones que aqu¨ª se llevan a cabo. ?C¨®mo lleva usted semejante responsabilidad?
Perfil
(Barcelona, 1956). El 12 de julio de 1984 nac¨ªa Victoria Anna Perea S¨¢nchez. La ¡®madre cient¨ªfica¡¯ de esta ni?a, que fue el primer beb¨¦ probeta espa?ol, fue esta bi¨®loga que ha ocupado puestos punteros en reproducci¨®n asistida e investigaci¨®n con c¨¦lulas madre. Desde 2005, dirige el Banco de L¨ªneas Celulares del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona. En la imagen, la doctora, que entonces ten¨ªa 27 a?os, con Victoria Anna, el d¨ªa de su nacimiento. Veiga se dedica ahora a investigar con embriones congelados para avanzar en terapias para el alzh¨¦imer, la diabetes o el p¨¢rkinson. Sigue siendo asesora cient¨ªfica en el Instituto Dexeus y presidi¨® la Sociedad Europea de Reproducci¨®n Humana y Embriolog¨ªa.
Es evidente que el campo de las c¨¦lulas madres ha abierto un nuevo escenario para muchas personas con enfermedades cr¨®nicas y degenerativas que encuentran pocas o ninguna soluci¨®n en estos momentos. Es una responsabilidad y hay que decirles la verdad de lo que estamos haciendo, transmitir lo importante que es que sigamos investigando. Pero sin falsas promesas. Las c¨¦lulas madre son una herramienta fant¨¢stica, nos est¨¢n permitiendo entender un mont¨®n de cosas, simular enfermedades en el laboratorio, probar qu¨¦ f¨¢rmacos pueden funcionar. Pero hay que ir con mucho cuidado a la hora de decir que pasado ma?ana estaremos curando el p¨¢rkinson o el alzh¨¦imer.
Probablemente decir pasado ma?ana es delicado, pero, si damos un salto en el tiempo, ?ad¨®nde puede llegar el ser humano gracias a estas investigaciones?
Las herramientas que tenemos hacen que podamos avanzar mucho m¨¢s r¨¢pido que hace unos a?os. La biolog¨ªa molecular y los avances en gen¨®mica han abierto nuevas posibilidades, han acelerado la velocidad de crucero.
Usted es directora de Investigaci¨®n, Desarrollo e Innovaci¨®n del ¨¢rea de biolog¨ªa cient¨ªfica del Instituto Dexeus. ?C¨®mo calificar¨ªa el estado en que se encuentra la investigaci¨®n en Espa?a?
Yo puedo hablar de la investigaci¨®n biom¨¦dica. En 2004-2005 se hizo una apuesta importante para dotar de fondos a la investigaci¨®n en c¨¦lulas madre. Se puso en marcha el CMRB, junto al Centro de Investigaci¨®n Pr¨ªncipe Felipe, en Valencia; y la estructura alrededor de Cabimer, en Andaluc¨ªa. Se empez¨® a publicar, nos situamos en una posici¨®n en paralelo a otros grupos en Europa y Estados Unidos, en posiciones muy respetables dentro de la comunidad cient¨ªfica. Pero ahora todos nos resentimos con la crisis. El dinero p¨²blico baja.
Un pa¨ªs que no tiene investigaci¨®n, es un pa¨ªs que no avanza¡±
?Dir¨ªa que hay falta de sensibilidad?
Alemania y Francia no han reducido el dinero destinado a la investigaci¨®n. Un pa¨ªs que se queda sin investigaci¨®n es un pa¨ªs que se retrasa. Luego cuesta much¨ªsimo recuperar el terreno. Y se ha producido un frenazo.
Que es responsabilidad de los gobernantes¡
Absolutamente. Los pol¨ªticos son los que deciden a qu¨¦ destinan los fondos, por d¨®nde cortan. Un pa¨ªs que no tiene investigaci¨®n es un pa¨ªs que no avanza.
Retrocedamos un poco en el tiempo. Si escucha el nombre de Victoria Anna, ?qu¨¦ es lo primero que le viene a la mente?
El momento en que nace, la ces¨¢rea en ese quir¨®fano en el que est¨¢bamos aquel 12 de julio. Fue un momento espectacular, desde todos los puntos de vista. Era la demostraci¨®n clara de que hab¨ªamos conseguido replicar algo que ya se hab¨ªa hecho en otros sitios; la primera ni?a probeta naci¨® en 1978 en Reino Unido. Victoria Anna fue la primera aqu¨ª y en Dexeus han nacido desde entonces unos 12.000 ni?os. En el mundo hay entre cinco y seis millones.
?Tiene un recuerdo preciso de ese d¨ªa hist¨®rico?
Fue un d¨ªa el¨¦ctrico, por decirlo de alguna manera, todo muy emocionante. Yo solo ten¨ªa 27 a?os y estaba viviendo un momento que era la bomba. Sab¨ªamos que est¨¢bamos abriendo la puerta a que la reproducci¨®n asistida se consolidara, que est¨¢bamos poniendo las bases de todo esto¡ Cuando vas a un congreso, de repente piensas: ¡°Y toda esta gente est¨¢ trabajando en eso porque nosotros nos pusimos a ello¡±; no es algo de lo que vas presumiendo, pero en el fondo piensas: nosotros pusimos las bases. Y te sientes orgulloso de haber creado escuela.
?Mantiene relaci¨®n con Victoria Anna?
Absolutamente. Ahora nos vemos menos porque est¨¢ viviendo en Madrid. Pero tenemos una relaci¨®n muy pr¨®xima. El otro d¨ªa me mand¨® fotos del concierto en el que estuvo en Bilbao. Nos vemos un par de veces al a?o, fijo.
Los campos a los que se dedica ahora obtienen contestaci¨®n en algunos sectores, ?recuerda el rechazo en aquellos primeros d¨ªas de la reproducci¨®n asistida?
S¨ª, pero no tanto como ahora. Los que protestaban eran cuatro. Que de hecho son los mismos que ahora rechazan otras cosas o que apoyan iniciativas extra?as que, esperemos, no acaben fructificando.
?A qui¨¦n se refiere?
A los grupos m¨¢s radicales que apoyan leyes del aborto que van a cambiar el escenario y que son un aut¨¦ntico desastre; los que no est¨¢n a favor de la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre embrionarias porque en su momento la c¨¦lula ven¨ªa de un embri¨®n que se destruy¨® para crearla, esos grupos. Yo siempre me pregunto: cuando las c¨¦lulas madre embrionarias den resultados a nivel cl¨ªnico y puedan curar enfermedades como el p¨¢rkinson o el alzh¨¦imer, ?esa gente se va a oponer a cuidar a sus familiares? En aquellos d¨ªas hubo oposici¨®n de esos grup¨²sculos que dec¨ªan que est¨¢bamos asesinando embriones, lo que pone de manifiesto que no entend¨ªan nada de lo que est¨¢bamos haciendo. No es que vayamos en contra de la vida, es que vamos a favor: la reproducci¨®n asistida intenta que una pareja que no puede tener ni?os, los tenga.
En este campo, se han sucedido los avances. La congelaci¨®n de ¨®vulos est¨¢ permitiendo que muchas mujeres puedan aplazar la maternidad.
Congelar ¨®vulos se plante¨® como una opci¨®n para mujeres j¨®venes a las que se iba a someter a tratamientos oncol¨®gicos que las iban a dejar est¨¦riles. Hay muchas mujeres que llegan a los 30 a?os y no han encontrado a la persona adecuada con la que tener hijos, o quieren explorar sus posibilidades profesionales. A medida que se van acercando a la menopausia, las posibilidades de quedarse embarazadas son cada vez m¨¢s bajas. Eso hace que las mujeres tengan que acudir a un banco de ¨®vulos o a una donante de ¨®vulos. La idea es congelar tus propios ¨®vulos para poder tener hijos a los 40.
La reproducci¨®n asistida est¨¢ dando una respuesta que, tal vez, tambi¨¦n podr¨ªa tener un apoyo legislativo que permita, de verdad, la conciliaci¨®n.
No es un problema legislativo, es un problema social: las mujeres siguen teniendo una dedicaci¨®n a sus hijos y a sus mayores superior a la que tienen los hombres.
?Usted consigui¨® conciliar cuando fue madre?
Con ayuda de mis padres; si no, no hubiera podido.
O sea que ha vivido en primera persona ese sentimiento de culpabilidad que invade a muchas madres profesionales.
Absolutamente. Es algo que dura un mont¨®n de a?os; cuando son muy peque?os, porque son muy peque?os. Y cuando son m¨¢s mayores, porque son m¨¢s mayores. En realidad, casi te necesitan m¨¢s cuando son adolescentes: las bajas maternales habr¨ªa que darlas cuando ellos tienen 14 a?os [risas]. Pero, bueno, la sensaci¨®n de culpabilidad te acompa?a muchos a?os.
?Qu¨¦ les dir¨ªa a madres m¨¢s j¨®venes que est¨¦n pasando por ese trance?
Que intenten quitarse ese complejo de encima, que eso es mal¨ªsimo; te tortura y te hace malvivir; que se intenten apoyar en su pareja. Son a?os muy duros. Y ya, si te permites ara?ar un poco de tiempo para ti, para irte de copas, o a cenar o al gimnasio, ya piensas que eres lo peor. Y eso es injusto.
?Es esto fruto de una sociedad machista?
S¨ª, absolutamente.
Nos queda mucho por avanzar¡
Hemos avanzado, pero todav¨ªa nos falta. Ahora se ve a chavales j¨®venes con carritos por la calle, en mi ¨¦poca se ve¨ªan muy pocos; se ven hombres con bolsas; el hombre con bolsas es ?una nueva especie! [se r¨ªe]. ?Antes los hombres nunca llevaban bolsas! Las mujeres ¨ªbamos siempre cargadas; los hombres, no. Ahora s¨ª hay.
Hablando de hombres con bolsas y avances, el campo en el que usted trabaja est¨¢ muy sometido a decisiones de tipo ¨¦tico o moral, ?considera que se est¨¢n produciendo avances en las mentalidades?
Vamos prosperando. La bio¨¦tica, los comit¨¦s de bio¨¦tica (yo formo parte del de Catalunya) nos han puesto en contacto con colegas de los que he aprendido un mont¨®n porque tienen una mirada sobre todos estos temas distinta de la de los cient¨ªficos. Nos ense?an a valorar las consecuencias que puede tener todo lo que nosotros estamos haciendo.
En 2005, a los 49 a?os, da usted un giro a su vida profesional y deja la direcci¨®n del departamento de reproducci¨®n asistida del Instituto Dexeus para lanzarse al estudio de las c¨¦lulas madre. S¨ª, pero es un giro suave; un giro natural que otros colegas que han trabajado en reproducci¨®n asistida han hecho. ?Por qu¨¦? Porque los que est¨¢bamos en laboratorios de reproducci¨®n asistida sab¨ªamos cultivar embriones. Para hacer c¨¦lulas madre embrionarias hay que partir de un embri¨®n. Se me plante¨® la posibilidad y no lo dud¨¦. Era un reto, una nueva aventura. Poder hacerlo un poco antes de los 50 fue un privilegio: normalmente, a esa edad, uno va aposent¨¢ndose.
Pero a usted le va la marcha.
S¨ª, me va la marcha, directamente. Tampoco me ha ido mal. Al menos me lo paso bien con lo que hago.
?Es una pasi¨®n?
S¨ª. Y mi actividad profesional ocupa un sitio enorme en mi vida.
En mayo de 2013 se anunci¨® la primera clonaci¨®n de c¨¦lulas madre embrionarias de personas, por parte del equipo de Shoukhrat Mitalipov, utilizando la t¨¦cnica usada con la oveja Dolly. Los autores dijeron que no se trataba de obtener personas clonadas, sino de llegar hasta la fase [fase de blastocisto del embri¨®n, alrededor de los cinco o seis d¨ªas de desarrollo] que permite extraer las c¨¦lulas madre. Usted dio una buena acogida a este trabajo.
Cost¨® mucho que saliera adelante. Desde el a?o 1997, que nace la oveja Dolly, el primer mam¨ªfero clonado¡ De hecho, tuve ocasi¨®n de estar con ella¡
?Con Dolly?
S¨ª; disecada, pero con Dolly.
?Y c¨®mo es Dolly? Cu¨¦ntenos¡
Pues es una oveja espantosa como las dem¨¢s; pero, como es Dolly, te hace m¨¢s ilusi¨®n. La vi en el museo de Edimburgo donde la tienen disecada, cuando hicimos miembro honorario en la ESHRE [Sociedad Europea de Reproducci¨®n Humana y Embriolog¨ªa] a Ian Wilmut.
El trabajo de Mitalipov abre la puerta a la creaci¨®n de bancos similares a los de cord¨®n umbilical¡
Hacer c¨¦lulas madre embrionarias a partir de clonaci¨®n permite hacerlas de personas determinadas. Si queremos tratar a una persona y lo hacemos con sus propias c¨¦lulas, no va a haber rechazo. Si lo hacemos con c¨¦lulas de otros, que son las que tenemos hasta el momento, s¨ª va a haber rechazo; y adem¨¢s, esta manera de funcionar, desde el punto de vista operativo y econ¨®mico, es inviable. Sin embargo, con las c¨¦lulas madre embrionarias procedentes de clonaci¨®n podremos hacer determinados tipos celulares que se adapten a determinados grupos de poblaci¨®n; algo parecido a lo que se hace con los bancos de cord¨®n umbilical.
Con la clonaci¨®n s¨ª que hay reparos¡
Hay reparos, s¨ª. Desde 1997 a 2013, son un mont¨®n de a?os en los que se intentan clonar embriones humanos pero no se consigue. Mitalipov hace una serie de cambios metodol¨®gicos que le permiten llegar a esas l¨ªneas de c¨¦lulas madre obtenidas a trav¨¦s de un embri¨®n clonado. Detr¨¢s de ¨¦l ya han aparecido dos publicaciones m¨¢s que confirman los resultados. ?ltimamente estamos todos bastante escamados. No s¨¦ si es porque los mecanismos de control permiten detectar mejor el fraude, o si es que siempre lo ha habido, o si ahora hay m¨¢s; pero estamos todos alerta desde aquel sonado fraude del cient¨ªfico coreano [en referencia a Hwang Woo-Suk, quien en 2004 enga?¨® al mundo diciendo que hab¨ªa clonado embriones humanos]. Ahora ha habido otro en Jap¨®n. Es algo que hace mucho da?o. Hay ocasiones en que al investigador, para conseguir m¨¢s financiaci¨®n se le va la cabeza.
?Es la clonaci¨®n un tab¨²?
Es una t¨¦cnica que puede servir para hacer dos cosas totalmente distintas. Para hacer c¨¦lulas madre embrionarias, el caso de Metalipov; o con finalidades reproductivas, que es el caso de la oveja Dolly. La clonaci¨®n se ha utilizado para conservar especies en peligro de extinci¨®n, por ejemplo. En la especie humana se podr¨ªa utilizar la misma t¨¦cnica. Y de hecho ya han aparecido iluminados como la secta de los raelianos, que anunciaron el nacimiento de una ni?a clonada. Pero la ni?a no apareci¨® jam¨¢s, ni se la espera.
Pero eso es posible.
T¨¦cnicamente si se consigue un embri¨®n clonado y con ¨¦l se hacen c¨¦lulas madre, ese embri¨®n se mete en el ¨²tero de una mujer y deber¨ªa implantarse. Pero lo que es muy probable es que haya problemas de todo tipo, porque no es la manera normal de hacer un embri¨®n. En muchos animales clonados se han visto problemas a nivel de placenta, problemas de tama?o, de malformaciones¡ Adem¨¢s, ?clonar un ser humano, para qu¨¦?
En este mundo loco en que vivimos un iluminado podr¨ªa pensar que puede perpetuarse de alg¨²n modo pagando a un profesional¡
No somos solo los genes que tenemos. El entorno modula nuestro desarrollo de forma espectacular. Un 50% son los genes que tenemos y el otro 50% es el ambiente que nos rodea, c¨®mo nos educan, c¨®mo comemos, las enfermedades que tenemos, las piedras que nos caen en la cabeza¡ Todo eso tiene un efecto. Aunque quisieras clonar a alguien, no consigues la misma persona. Una persona es solo aquella persona.
Y en el terreno de los vientres de alquiler, ?d¨®nde coloca usted el l¨ªmite?
No hay que hacer nada que, a sabiendas, est¨¦ comprometiendo el bienestar del ni?o que tiene que nacer.
?Pero usted est¨¢ a favor del uso de vientres de alquiler?
Preguntado as¨ª, es muy dif¨ªcil de responder, no puedo contestar en global. En algunos casos podr¨ªa estar justificado el uso de un vientre de alquiler. Por ejemplo, en los casos en los que no hubiera una transacci¨®n econ¨®mica de por medio. O cuando estuviera muy clara la relaci¨®n entre la subrogante y la pareja que utiliza ese vientre de alquiler. El problema es que nueve meses es mucho tiempo. No solo se establecen v¨ªnculos entre la madre y el feto; pueden pasar muchas cosas. No es como una donaci¨®n de ovocitos, hay que ir con mucho cuidado.
?Y en el campo de la clonaci¨®n?
No est¨¢ justificada en ning¨²n caso. Y es peligrosa. Es una t¨¦cnica en la que el nacimiento de ese ser puede estar gravemente comprometido. Y, aparte, ?para qu¨¦? No digo que no ha habido alguna demanda por parte de una pareja que hab¨ªa perdido un hijo y que entiendes perfectamente lo que te est¨¢n diciendo; igual yo tambi¨¦n lo pedir¨ªa. Pero lo que tienes que intentar es que esa pareja lleve bien su duelo y hacerles entender que ese ni?o que han perdido no lo van a recuperar jam¨¢s. Aunque les hici¨¦ramos una clonaci¨®n; ese ni?o no es repetible.
Usted ha dedicado toda su carrera a dar vida y a alargarla. ?Qu¨¦ orgullo, no?
S¨ª, sobre todo la he dedicado a mejorar la calidad de la vida. En reproducci¨®n, s¨ª, a darla. Al final, todos los trabajos los normalizas y no te paras a pensar lo que suponen. En este, te das cuenta de que a algunas parejas les has cambiado la existencia; y te hace ilusi¨®n hacer algo que a alguien le ha aportado felicidad. Da un gustazo tre?mendo. La reproducci¨®n asistida es una disciplina muy agradecida: cuando sale bien es estupendo.
Oiga, y a usted, ?qu¨¦ le ha ense?ado la vida?
Cuando algo te gusta tienes que ponerle muchas ganas, los resultados valen la pena. Ahora que se habla tanto de los j¨®venes y su sentido del esfuerzo. S¨ª, en mi generaci¨®n nos esforz¨¢bamos un poquito m¨¢s, pero la situaci¨®n era diferente. Si los chavales no se esfuerzan ahora tanto, probablemente sea nuestra culpa, porque se lo damos todo demasiado masticado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.