Un cine que agoniza
Autor invitado: Tanguy Blais (realizador de cine de Costa de Marfil)
Es algo triste y evidente: el cine de Costa de Marfil agoniza, como en la mayor parte de los pa¨ªses africanos, si exceptuamos la pujante industria de Nollywood. Y lo hace por la conjunci¨®n de una serie de factores que incluyen la pirater¨ªa a escala industrial, la desaparici¨®n de los cines, reconvertidos en lugares de culto para diferentes iglesias evangelistas, y la falta de financiaci¨®n.
Hubo una ¨¦poca diferente y no tan lejana, donde triunf¨® Timit¨¦ Bassori, con La femme au couteau, la primera pel¨ªcula marfile?a, que hizo so?ar a los cin¨¦filos del pa¨ªs. Lancin¨¦ Kramo Fadiga firm¨® Dj¨¦li en aquellos d¨ªas en los que Costa de Marfil figuraba en un lugar de honor en el Festival Panafricano de Cine de Uagadug¨² (Fespaco). Hubo otros nombres y otras pel¨ªculas que pusieron al pa¨ªs a la vanguardia de la industria del cine africano, si es que tal cosa existi¨® alguna vez: Roger Gnoan M¡¯Bala con Au nom du Christ, Henri Duparc con Rue princesse, Y¨¦o Kozoloa y D¨¦sir¨¦ Ecar¨¦. Hasta aqu¨ª algunos de los grandes del cine marfile?o que, desgraciadamente, pierde velocidad a causa de la falta de organizaci¨®n del sector.
Un mal profundo aqueja al sector cinematogr¨¢fico marfile?o, adem¨¢s de lo anteriormente expuesto: no existe, en estos d¨ªas, ninguna disposici¨®n institucional que reglamente o proteja eficazmente la profesi¨®n de cineasta. S¨ª que se han aprobado algunas leyes dispersas por aqu¨ª y por all¨¢, pero favorecen un espacio para la anarqu¨ªa. Como el decreto 2008-357 del 20 de noviembre que reforma la Burida (Oficina Marfile?a de los Derechos de Autor por sus siglas en franc¨¦s) y que estipula que ¨¦sta es el ¨²nico organismo de este tipo en el pa¨ªs, habilitado para asegurar la explotaci¨®n y protecci¨®n de estos derechos en fotogramas y videogramas en todo el territorio marfile?o. O la ley 96 - 564 del 25 de julio de 1996 que protege las obras art¨ªsticas. Sin embargo, estas leyes no reciben el apoyo de decretos que deben favorecer su aplicaci¨®n. Algo que provoca la creaci¨®n de un aut¨¦ntico vac¨ªo jur¨ªdico.
Otro problema fundamental del cine marfile?o, que ya hemos mencionado, es la cuesti¨®n de la financiaci¨®n de la producci¨®n cinematogr¨¢fica. El cine cuesta caro. Las autoridades marfile?as han mostrado siempre, a trav¨¦s de los diferentes reg¨ªmenes que se han sucedido, su incapacidad para apoyar financieramente este arte y, sin un sost¨¦n financiero del estado o de estructuras especializadas, el cine no ser¨¢ siquiera una sombra de s¨ª mismo. Etal¨®n de bronce en la vig¨¦simo segunda edici¨®n de Fespaco, Le mec id¨¦al, de Owell Brown, un realizador de la generaci¨®n m¨¢s joven de cineastas marfile?os, fue producido con fondos privados, por ejemplo.
Los Fondos de Ayuda a la Creaci¨®n (FAC) que permitieron la realizaci¨®n de muchas obras maestras del S¨¦ptimo Arte marfile?o ya no funcionan. En 1996, 1997 y 1998 el pa¨ªs se benefici¨® de una ayuda excepcional de 1.200 millones de francos CFA a trav¨¦s del Centro Nacional de la Cinematograf¨ªa (CNC) de Francia. Despu¨¦s, nada m¨¢s. Los realizadores han sido abandonados y s¨®lo unos pocos valientes solicitan ayudas de la Uni¨®n Europea destinadas a pa¨ªses del Tercer Mundo en el marco de los Acuerdos de Lom¨¦ V. Pero las condiciones para postularse a esas ayudas son draconianas. Dir¨ªa incluso que Costa de Marfil tiene un cine de mecenazgo.
Tambi¨¦n est¨¢ el problema de la difusi¨®n de las obras. Para los raros realizadores que consiguen sacar una pel¨ªcula, se presenta la cuesti¨®n de la difusi¨®n de las pel¨ªculas en los planos nacional e internacional. El lugar por excelencia de la expresi¨®n de un cine sigue siendo una sala de cine. A d¨ªa de hoy, Costa de Marfil carece de salas de proyecci¨®n. En Abiy¨¢n quedan Prima-vera y Sococ¨¦ la Fontaine. Los otros cines se han transformado en salas de espect¨¢culo o lugares de culto.
O el problema de lo m¨ªnimo del mercado nacional. La mayor parte de las pel¨ªculas marfile?as es mal vendida y no se encuentra en el continente africano. Algo que provoca tambi¨¦n nuevas cuestiones, como la de la distribuci¨®n y que convierte a aficionados y piratas en los maestros del juego. El boom de los v¨ªdeos, DVDs y otros aparatos de reproducci¨®n constituye un verdadero peligro para el cine marfile?o. Estos dispositivos, los pendrive y las tarjetas de memoria se consiguen a precios rid¨ªculos en el mercado, lo que permite que cualquier ciudadano tenga su propia sala de cine en casa. La comercializaci¨®n de CDs pirata en todas las esquinas constituye la fuente de aprovisionamiento natural de entretenimiento de la poblaci¨®n. Nadie tiene ya necesidad de presentarse en un cine a ver una pel¨ªcula por 1.500/2.000 francos CFA, cuando podemos conseguir tres ced¨¦s diferentes cada uno con m¨¢s de diez pel¨ªculas por ese precio o menos.
La adopci¨®n de un decreto en el a?o 2008, que estipula la creaci¨®n de una oficina marfile?a del cine financiada con un millardo de francos CFA, nos hizo so?ar. Volver a retomar esta iniciativa y abrir otras perspectivas podr¨ªa dar un respiro al sector. Pero no es ¨¦se el caso que constatamos sobre el terreno cuando, por ejemplo, pedimos a realizadores locales (que ya han sufrido para conseguir financiaci¨®n) que paguen una suma como autorizaci¨®n de rodaje en el terreno. Cuando somos conscientes de estas situaciones, comprendemos que la voluntad de insuflar nuevo aire a nuestro cine no existe.
Tras esta reflexi¨®n un tanto negativa, debo decir que creo con firmeza que el cine de Costa de Marfil puede resurgir. S¨®lo es necesario seguir cualquier cadena de televisi¨®n africana para saber que la producci¨®n de pel¨ªculas marfile?as llega a todas las esquinas del continente. Ma famille, Dr Boris, Nafi, Class¡¯ A son algunos de los telefilmes de ¨¦xito que se conocen en toda ?frica. Las telenovelas a la marfile?a han permitido, en un periodo en el que no se han producido largometrajes m¨¢s ¡°cl¨¢sicos¡±, resituar al pa¨ªs. La originalidad de las historias, que rompen con los escenarios tradicionales en las producciones africanas, seduce dentro y fuera. Digitales y por tanto, menos costosos, estos productos pueden marcar el regreso del cine marfile?o a lo m¨¢s alto. Los realizadores est¨¢n ah¨ª, los actores tambi¨¦n.
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