De Hoyos y Vinent: Arist¨®crata, homosexual e izquierdista
Todos consideraron a este arist¨®crata un extravagante buen tipo que no quiso bailar con su clase ni supo hacerlo con otras
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Si hubiera que buscar una cr¨®nica sobre los Borbones y la aristocracia desde la Regencia hasta la Segunda Rep¨²blica, que pretendi¨¦ramos contada en primera persona desde sus palacios, sus fiestas, cacer¨ªas y salones, pocos libros como el ahora reeditado: El primer Estado, de Antonio de Hoyos y Vinent. Un arreglo de cuentas sin ira ni rencor. Una mirada ir¨®nica y l¨²cida a una clase adormecida. Una historia ilustrada contada desde los interiores. Una lectura muy recomendable para progres preocupados por la casta y para reinas aficionadas a la lectura.
El narrador es la estrella. El desigual y popular escritor de novelas cortas y sical¨ªpticas deja paso al personaje. El doble marqu¨¦s es uno de los principales ¡°actores de reparto¡± del ¨²ltimo episodio novelado en la particular guerra literaria de Almudena Grandes. Un emocionante y contradictorio personaje de la realidad hist¨®rica en la ficci¨®n de Las tres bodas de Manolita.
?Qui¨¦n fue ese arist¨®crata escritor que pas¨® de los palacetes de la Castellana a la prisi¨®n de Porlier? Todos lo consideraron un extravagante buen tipo que no quiso bailar con su clase ni supo hacerlo con otras. Lament¨® que al buen rey Amadeo de Saboya le derribaran los de su clase con ¡°abanicazos, desdenes y sonrisas de damas¡±. Desde?¨® la apat¨ªa de los nobles. Critic¨® que Alfonso XIII no supiera identificarse con el pueblo ni quisiera entender a los ¡°conservadores y apol¨ªticos¡± seguidores de Pablo Iglesias. Pero no fue su funesta man¨ªa de pensar la que lo conden¨®. No: fueron los hip¨®critas morales de todas clases los que llevaron a este peculiar ¨¢crata a prisi¨®n.
A su nada discreta homosexualidad hab¨ªa que a?adir su esp¨ªritu ¨¢crata, su pasi¨®n por los barrios bajos y por los efebos. Figura impresionante, esnob, dandi, cocain¨®mano y radical. Por los salones de sus lujosas residencias pasaron bronceados jovencitos, chaperos de Lavapi¨¦s, nobles aficionados a emociones perversas, chulos, buscones, lesbianas como su prima Gloria Laguna ¨Cepigram¨¢tica, pizpireta y varonil llamada ¡°la Benavente femenina¡±¨C o su inseparable acompa?ante y celestino, Luisito Pom¨¦s, mezclados con los refinados encanallados de la elegante vida de los barrios altos y muy aficionados a las bajadas a los infiernos de los barrios bajos.
De vez en cuando una bronca, una paliza o los insultos de alg¨²n ejemplar del machote ib¨¦rico: ¡°?Apios, maricones!¡±. Uno de aquellos j¨®venes insultadores se llamaba Luis Bu?uel. El cineasta reconoce en sus memorias: ¡°No nos agradaban los pederastas¡ Yo llegu¨¦ a representar el papel de agente provocador en un urinario madrile?o. Hac¨ªa de cebo, provocaba y despu¨¦s le daba una paliza¡±. O le sacaba dinero como a De Hoyos y Vinent: ¡°Un marqu¨¦s, un arist¨®crata quince a?os mayor que yo (la edad exacta entre Bu?uel y De Hoyos), me lo encuentro en la plataforma de un tranv¨ªa y le aseguro al amigo que tengo al lado que voy a sacarme 25 pesetas. Me acerco al marqu¨¦s, le miro tiernamente, entablamos conversaci¨®n y acaba cit¨¢ndome para el d¨ªa siguiente en un caf¨¦. Yo hago valer el hecho de que soy joven, que el material escolar es caro. Me da 25 pesetas¡ Como puede suponerse no acud¨ª a la cita¡±.
Desde ant¨ªpodas pol¨ªticas de Bu?uel, Gonz¨¢lez Ruano ¨Cel ahora ¡°canalla¡± oficial revivido por algunos¨C tambi¨¦n trat¨® a De Hoyos sin palos, aunque no est¨¢ libre de la sospecha de sablazos. Recuperemos sin le?a a este marqu¨¦s que supo mantener a raya a la chusma en caf¨¦s arrabaleros, que escribi¨® para escandalizar a los suyos y que muri¨® vencido por la hidra en la peor hora espa?ola.
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