Un m¨ªnimo de humanidad
Ante la brutalidad de las guerras de hoy, deben respetarse los Convenios de Ginebra
Hace exactamente 150 a?os se adopt¨® la primera Convenci¨®n de Ginebra para aliviar la suerte de los militares heridos en campa?a, que consagraba en derecho internacional la idea de que, incluso en tiempos de guerra, es indispensable preservar un m¨ªnimo de humanidad. Actualmente, Suiza y el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR), que en aquel entonces contribuyeron a impulsar el derecho internacional humanitario en el plano internacional, trabajan para promover el respeto de este principio en todo el mundo, dado que siguen sin existir mecanismos eficaces que garanticen su cumplimiento.
Evidentemente, las guerras contempor¨¢neas no tienen ya nada que ver con las masacres del siglo XIX. Los combates, que anta?o se libraban en campos de batalla bien circunscritos, se han ido desplazando a los n¨²cleos habitados. La guerra tradicional entre ej¨¦rcitos de Estados beligerantes es ahora la excepci¨®n; la regla son los conflictos no internacionales. Y la poblaci¨®n civil es la v¨ªctima principal de los conflictos armados.
El derecho internacional humanitario se ha adaptado a esta evoluci¨®n. Los Estados, sobrecogidos por el sufrimiento y la locura destructiva de la II Guerra Mundial, se pusieron de acuerdo en 1949 para consagrar en los cuatro Convenios de Ginebra una protecci¨®n exhaustiva de todas las personas que no participan o han dejado de participar en las hostilidades, como los soldados heridos o enfermos, los prisioneros de guerra y los civiles. En 1977 y en 2005, tres Protocolos adicionales vinieron a completar esta piedra angular del derecho internacional humanitario. En la actualidad, el empleo de armas espec¨ªficas, como las armas biol¨®gicas y qu¨ªmicas, las municiones en racimo y las minas antipersonas, est¨¢ ampliamente condenado. El derecho prev¨¦ suficientes restricciones para proteger a las personas m¨¢s vulnerables de la brutalidad de las guerras. Asimismo, se han registrado algunos progresos en su aplicaci¨®n, por ejemplo, en la instrucci¨®n de los soldados o en el enjuiciamiento penal de los cr¨ªmenes de guerra m¨¢s graves, gracias, sobre todo, a la creaci¨®n de la Corte Penal Internacional (CPI).
A pesar de ello, todos los d¨ªas nos llegan de todo el mundo noticias e im¨¢genes abominables que testimonian el sufrimiento indescriptible generado por los conflictos armados. Con demasiada frecuencia, ese sufrimiento es fruto de violaciones graves del derecho internacional humanitario, debidas a un fallo colectivo. En el art¨ªculo primero, com¨²n a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, los Estados se comprometieron a respetar y hacer respetar las disposiciones en todas las circunstancias. Sin embargo, hasta el presente, han desatendido la necesidad de dotarse de los medios necesarios para cumplir su compromiso. Desde el principio, el derecho internacional humanitario ha estado desprovisto de mecanismos efectivos que lo hagan respetar. A menudo, esta ineficacia siembra la muerte y la desolaci¨®n en las poblaciones castigadas por la guerra.
A nuestra generaci¨®n le toca favorecer el respeto a las reglas
Los principios del derecho internacional humanitario tienen validez universal. Sin embargo, su existencia no est¨¢ garantizada indefinidamente y requiere esfuerzos constantes. Un derecho que es infringido con regularidad, sin que ello suscite una verdadera reacci¨®n, corre el riesgo de ir perdiendo su validez. Resulta dif¨ªcil imaginar las consecuencias que ello entra?ar¨ªa para las v¨ªctimas de los conflictos armados.
Por esta raz¨®n, desde 2012, Suiza y el CICR mantienen consultas con todos los Estados, con el fin de determinar la mejor manera de fortalecer el respeto del derecho internacional, conforme a un mandato asignado por la XXXI Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Suiza y el CICR est¨¢n convencidos de que los Estados necesitan un foro en el seno del cual puedan adoptar las medidas necesarias para fortalecer el respeto del derecho internacional humanitario. Este foro alentar¨ªa a los Estados a reflexionar de forma regular y sistem¨¢tica sobre el modo de cumplir con sus obligaciones. Dicha reflexi¨®n permitir¨ªa ir trazando un panorama general de la situaci¨®n en el que se reflejase la aplicaci¨®n de los compromisos y las dificultades encontradas. A partir de ah¨ª, los Estados podr¨ªan, por fin, adoptar disposiciones para fortalecer la aplicaci¨®n del derecho, por ejemplo, apoy¨¢ndose mutuamente con el fin de desarrollar las competencias y capacidades requeridas para cumplir sus obligaciones; tambi¨¦n podr¨ªan informarse mutuamente y promover las medidas m¨¢s eficaces para llevar a cabo esta tarea, a menudo, compleja.
Un foro de los Estados permitir¨ªa, adem¨¢s, crear las condiciones necesarias para garantizar que las nuevas formas de guerra (por ejemplo, en materia de tecnolog¨ªa armament¨ªstica) se rijan por el derecho, y no a la inversa. Para ello, es indispensable entablar un di¨¢logo regular sobre las cuestiones de actualidad del derecho internacional humanitario. Es importante, asimismo, que los Estados dispongan de un instrumento adecuado para poder reaccionar en caso de violaciones graves del derecho internacional humanitario, con el fin de evitar que tales cr¨ªmenes se reproduzcan en el futuro, y para proteger a la poblaci¨®n civil de nuevos sufrimientos. Un mecanismo que permitiera averiguar las causas de estas violaciones ser¨ªa lo m¨¢s id¨®neo.
Conforme a su mandato, Suiza y el CICR presentar¨¢n en la XXXII Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que se celebrar¨¢ en Ginebra a finales de 2015, recomendaciones concretas para establecer un foro de este tipo. Ser¨¢ en esta ocasi¨®n cuando los Estados decidir¨¢n qu¨¦ rumbo seguir.
Desde la adopci¨®n, hace 150 a?os, del primer Convenio de Ginebra, el derecho internacional humanitario se ha convertido en un pilar fundamental del derecho internacional. Sus disposiciones persiguen, en definitiva, preservar lo que constituye la esencia del ser humano: su humanidad. Se trata de un derecho irrevocable; basado en una convicci¨®n forjada a lo largo de los siglos y las culturas, seg¨²n la cual es indispensable establecer reglas si se quiere evitar que las guerras degeneren en barbarie. A nuestra generaci¨®n le toca ahora consolidar estos logros, creando un marco institucional que favorezca el respeto de dichas reglas. El derecho necesita instrumentos adecuados para poder surtir todos sus efectos. Nunca antes, en la historia de la humanidad, la soluci¨®n estuvo tan cerca como hoy. Es nuestro deber aprovechar esta oportunidad.
Didier Burkhalte es presidente de la Confederaci¨®n Helv¨¦tica y Peter Maurer es presidente del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR).
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