La traici¨®n a Hong Kong
Los dirigentes chinos dejan obsoleto el lema "gato blanco, gato negro, no importa si caza ratones"
Un r¨¦gimen como el montado por el Partido Comunista de China, que ha forzado la amnesia de su pueblo sobre la matanza de Tiananmen y ha educado a la poblaci¨®n para que se pelee por un poco de dinero sin meterse en pol¨ªtica, corre demasiado riesgo si permite una democracia de corte occidental en parte de su territorio. Se hab¨ªa comprometido a aceptarlo en Hong Kong, si bien el fin de semana pasado opt¨® por traicionar gran parte de su promesa. Nadie ha prohibido las elecciones de 2017 por sufragio universal al m¨¢ximo cargo del territorio, pero los candidatos habr¨¢n de ser muy pocos (dos o tres) y deber¨¢n contar con el nihil obstat de un comit¨¦ controlado por el Partido Comunista, que ve extremismos y manipulaciones occidentales tras cada opositor.
El problema es hijo de la herencia dejada por la promesa de libertad econ¨®mica y pol¨ªtica hecha en 1997 para Hong Kong, como parte de la cesi¨®n del territorio a China acordada entre los dirigentes de la ¨¦poca y la primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher. Los comunistas chinos han demostrado haber entendido muy bien lo de la libertad econ¨®mica, pero son devotos de la idea de desarrollarse sin democracia.
?Tan grave ser¨ªa permitir elecciones libres en un territorio min¨²sculo? Poco m¨¢s de siete millones de hongkoneses parecen poco frente a m¨¢s de 1.300 millones de chinos continentales. El problema es que a aquellos se les ve y se les escucha: cuentan con partidos dem¨®cratas y la juventud protesta a trav¨¦s del movimiento Occupy Central.
El peque?o Parlamento de Hong Kong podr¨ªa bloquear la propuesta de Pek¨ªn. Lo cual hace planear sobre sus habitantes el riesgo de problemas para las libertades de que disponen ¡ªcomo la de informaci¨®n¡ª si rechazan las elecciones restringidas.
Quedaba bonito el lema ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡±, en apariencia tan pragm¨¢tico como aquel ¡°gato blanco, gato negro, no importa si caza ratones¡±, tan caro a Deng Xiao Ping. Tanta tolerancia ya es demasiado para los l¨ªderes actuales de Pek¨ªn, decididos a evitar cualquier nuevo intento de que se organice una primavera china.
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