S¨¢nchez en Catalu?a
El problema del PSOE es que el PSC, no tiene f¨¢cil reconversi¨®n para alcanzar la centralidad
Es loable el esfuerzo del nuevo secretario general del PSOE, Pedro S¨¢nchez, para recomponer su partido y para restaurar el papel de los socialistas en la pol¨ªtica del pa¨ªs. Desde luego, el primer paso era darse una vuelta por Catalu?a. El primero y el que, probablemente, tenga menos resultados a corto y medio plazo.
S¨¢nchez se reuni¨® con Artur Mas. Y comprob¨® en persona que por ah¨ª hay muy poco que rascar. Mas sigue galopando hacia el precipicio, encabezando una manifestaci¨®n de las tropas de Esquerra y otros partidos y sindicatos catalanes que parecen haber perdido la raz¨®n, al menos temporalmente.
El PSC pide a gritos que le permitan ayudar a que las cosas vuelvan a ser como antes
El grave problema del PSOE es que su socio fraterno, el PSC, no tiene una f¨¢cil reconversi¨®n para alcanzar de nuevo eso que a los polit¨®logos les gusta llamar la centralidad. Ya se han marchado los Ernest Maragall y compa?¨ªa, m¨¢s obsesionados por su catalanidad que por su socialismo. Pero a?os y a?os de jugar en el terreno del soberanismo azuzado por el genio de Zapatero y la maldad del otro Maragall, Pasqual, no son bald¨ªos. Los esfuerzos de Miquel Iceta y Maurici Lucena en pro de alcanzar un estatus de espa?olidad con dosis suficientes de catalanismo no acaban de calar entre los clientes tradicionales del socialismo catal¨¢n, que andan buscando desesperados su identidad. Antes la encontraban en el discurso de clase; ahora, no hay forma de que aparezca en el marem¨¢gnum de los derechos a decidir y la Espa?a atrasada y arcaica que han conseguido construir entre todos los nacionalistas.
Los problemas catalanes, casi todos ellos artificiales si pensamos en t¨¦rminos de crisis econ¨®mica europea y, por supuesto, espa?ola, no se van a resolver en fechas pr¨®ximas. Se van a poner en punto de ebullici¨®n. La calle se va a llenar de gente encabronada, unos porque no van a poder ser independientes en un par de meses, y otros porque van a seguir viviendo en una tierra que la aparente mayor¨ªa les niega: extranjeros. La calle en Catalu?a va a estar muy caliente, y se va a llenar de mensajes xen¨®fobos a partir del pr¨®ximo jueves y, mucho m¨¢s, a partir de la frustraci¨®n del 9 de noviembre (a¨²n no lo ha usado Junqueras: 25 aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn).
El previsible desastre de Convergencia, ya anunciado por todas partes, el auge de ERC, abocada a un discurso de independencia sin m¨¢s contenido que la demagogia, no van a dejar mucho espacio para un PSC que pide a gritos que le permitan ayudar. ?Ayudar a qu¨¦? Pues ayudar a que las cosas vuelvan a ser como antes. Algo que ya se antoja imposible.
En Catalu?a solo se puede manejar una hip¨®tesis razonable, que es la de unas elecciones anticipadas que no tengan un car¨¢cter plebiscitario. Eso solo conducir¨ªa a acentuar el conflicto civil, mucho m¨¢s grave que el pol¨ªtico.
Un panorama desagradable y, sobre todo, incierto. Pero mejor que el actual, que solo intuimos por las encuestas. ?A qu¨¦ jugar¨ªa, por ejemplo, Podemos en una nueva circunstancia? S¨¢nchez lo tiene complicado porque salvar al PSC es una tarea herc¨²lea.
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