Concha Velasco: ¡°No quiero ser nunca m¨¢s la protagonista¡±
La actriz habla por primera vez de los meses que ha pasado luchando contra su enfermedad. lista para reaparecer, est¨¢ llena de prop¨®sitos como ser una secundaria en su familia, dejarse cuidar y vivir
Acaba de bajar el tel¨®n a una dura etapa vital de cuatro largos meses, esos en los que ha tenido que luchar contra un linfoma que la noque¨® y le ha dejado tocada. Ahora ya recuperada, aunque no tanto como le gustar¨ªa, Concha Velasco se dispone a reaparecer renovada y llena de buenos prop¨®sitos sobre todo en lo que se refiere a su vida personal. ¡°No quiero ser m¨¢s la protagonista. Ese papel solo lo dejo para mi trabajo. En mi casa, con mi familia, solo quiero ser una secundaria¡±, proclama. Y es que ella, como todos los que han pasado por un proceso como el suyo, est¨¢ llena de buenos prop¨®sitos y tambi¨¦n de miedos. ¡°He vivido mucho profesionalmente, pero personalmente muy poco. Me queda tanto por hacer y tengo tan poco tiempo¡±.
Concha Velasco llega a la cita apresurada. Es la primera vez que se sienta para hablar despacio de este tiempo de ausencia de la vida p¨²blica. Viene de resolver papeleos con su hijo Manuel. Su enfermedad le ha llevado a conocer un mundo que no hab¨ªa frecuentado. Visitas a las oficinas de la Seguridad Social para solicitar su baja por enfermedad, tiempo de espera en las consultas de un hospital, conversaciones con gente que como ella ha tenido un susto de salud... La actriz, que ha vivido 60 a?os subida a un escenario, convive ahora con su otro yo, el de una mujer que en noviembre cumplir¨¢ 75 a?os. ¡°He recibido una lecci¨®n de vida y estoy tratando de ajustar las cosas¡±.
Ha adelgazado 11 kilos, pero tiene buen aspecto. Lleva la cara lavada. Solo se ha hecho la raya de los ojos y se ha vuelto a pintar los labios. No ha perdido la coqueter¨ªa, ni tan siquiera cuando estuvo postrada en la cama del hospital llena de tubos. Siempre acud¨ªa al rescate su peluquera para ponerla a punto. Porque aunque Concha tem¨ªa que iba a perder su pelo lo ha mantenido, ¡°me han dado pastillitas, no la quimio tradicional¡±. Eso s¨ª, se ha cambiado el tono a uno m¨¢s oscuro. Siempre ha cuidado su imagen, pero ahora m¨¢s. Otra cosa es lo que ha sucedido en la intimidad de su hogar en ese tiempo de oscuridad. ¡°Me resist¨ªa a aceptar lo que me estaba pasando. No quise ver las se?ales de alarma que daba mi cuerpo y cuando los m¨¦dicos me dieron la noticia me hund¨ª. Fue un palo terrible. Me convert¨ª en una persona dependiente y me vine abajo, yo que siempre he ido de autosuficiente por la vida. Tuve ataques de ira, de llanto... No he sido una buena enferma¡±.
Concha Velasco suma un centenar de pel¨ªculas en su carrera profesional, pero muchas de ellas no las ha visto. ¡°Nunca lo hago, ?para qu¨¦? Soy disciplinada. Si un director me dice que la toma est¨¢ bien, para m¨ª es suficiente. Pero cuando enferm¨¦ me reclu¨ª en casa y no se me ocurri¨® otra cosa que ponerme a ver mis trabajos. Era como si quisiese autoafirmarme, negar lo que me estaba pasando¡±.
Desde hace a?os, Concha convive con dos personalidades que se entremezclan. La mujer fuerte e independiente que es actriz y la temerosa y sufridora que es madre y fue esposa. Su enfermedad ha revuelto todo a¨²n m¨¢s. Los m¨¦dicos le han recomendado que vaya a un psic¨®logo como parte del tratamiento de alguien que ha tenido una dura enfermedad. Pero ella, que ha sobrevivido a un matrimonio complicado, a una separaci¨®n tambi¨¦n complicada y se enfrenta a un futuro incierto, no est¨¢ segura de necesitarlo. Porque la que un d¨ªa fue la muchachita de Valladolid que lleg¨® a Madrid para comerse el mundo cree que puede con todo o ?esta vez no? ¡°Tengo que cambiar, aceptar que necesito a la gente, que no puedo con todo yo sola...¡±.
Sus hijos la convencieron de que dejara de ver sus trabajos en la pantalla, y entonces encendi¨® la televisi¨®n. ¡°He descubierto esas tertulias pol¨ªticas. Qu¨¦ horror. Esa gente que habla de que el pasado fue mejor. ?No se acuerdan de lo que vivimos en la posguerra, en los a?os sesenta. No soporto esa cultura del y t¨² m¨¢s¡±. As¨ª que tambi¨¦n acab¨® apagando la televisi¨®n. ¡°Soy cat¨®lica y socialista, y lo ser¨¦ siempre, pero no volver¨¦ a hacer campa?a pol¨ªtica por nadie. Creo que ahora les toca a otros. En eso tampoco quiero ser ya m¨¢s protagonista. Y no es porque no crea en los valores del socialismo. Yo me hice socialista con 40 a?os y sab¨ªa que lo hac¨ªa¡±.
Como todos los de su profesi¨®n es muy cr¨ªtica con la pol¨ªtica cultural del Gobierno de Rajoy. ¡°Ese 21% nos est¨¢ haciendo polvo. Pero no somos los ¨²nicos que estamos sufriendo. La gente lo est¨¢ pasando muy mal. As¨ª que ya vale de vivir en el victimismo y de quejarse¡±.
Concha cuenta que ahora que ha tenido que vender su coche y la plaza de garaje, se desplaza mucho en taxi, habla con los conductores. ¡°Hay mucha gente que nos tiene man¨ªa a los actores porque solo pensamos en nuestros problemas y no vemos lo que pasa en la calle. Muchos de esos han decidido no ir al teatro o al cine a ver nuestros trabajos¡±.
Regreso a M¨¦rida
Para Concha Velasco? volver al Festival de M¨¦rida fue algo parecido a recibir el alta m¨¦dica. Sus compa?eros de profesi¨®n reconocieron su trabajo a lo largo de 60 a?os de profesi¨®n en un emocionado homenaje. Fue el pasado d¨ªa 28 de agosto. En ese mismo escenario, un a?o antes, comenz¨® a sentir los primeros s¨ªntomas de la enfermedad. Interpretaba entonces a una H¨¦cuba dirigida por Jos¨¦ Carlos Plaza. Reconocida por muchos, la actriz vallisoletana confiesa sentir el olvido de algunos directores que la ignoran por haber sido aquella chica yey¨¦ o aquella chica de la Cruz Roja.
Ella, en cambio, ha colocado ya el cartel de ¡°no hay billetes¡±. Hoy vuelve a su trabajo en Cine de barrio en Televisi¨®n Espa?ola y el d¨ªa 26 estrena una obra de teatro en Zaragoza. Bajo la direcci¨®n de Jos¨¦ Carlos Plaza est¨¢ ensayando Olivia y Eugenio. El destino ha querido que su regreso sea para interpretar a una mujer que recibe la noticia de que sufre un c¨¢ncer terminal. ¡°El texto me lleg¨® antes de mi enfermedad. Cuando lo le¨ª no tuve los sentimientos que ahora me despierta. Pero estoy trabajando con Jos¨¦ Carlos Plaza para que no me afecte¡±. La actriz comparte escenario con dos j¨®venes de 30 a?os con s¨ªndrome de Down que el director descubri¨® en un centro especializado. En el escenario interpretando a Olivia, la actriz rememora su pasado y hace un ajuste de cuentas con su marido, con sus amistades y afronta la ruina en la que vive a la vez que se plantea si merece la pena que ella y su hijo Eugenio sigan viviendo o acabar con todo. ¡°Cuando digo mi di¨¢logo hay tantas cosas que me recuerdan a mi vida¡±, dice sonriendo, ¡°pero mis hijos no quieren que hable ya de esas cosas. Muchas de ellas tienen que ver con un se?or que ya est¨¢ muerto¡±.
Concha no toma ya pastillas, ni una aspirina. Su h¨ªgado est¨¢ resentido del duro tratamiento. Los m¨¦dicos le han impuesto unas normas de alimentaci¨®n. Durante la conversaci¨®n solo da unos sorbos a un vaso de agua del tiempo. Tambi¨¦n le han puesto condiciones para volver a trabajar. Solo puede hacer una funci¨®n al d¨ªa y nada de compaginar una serie de televisi¨®n con el teatro. Ahora tan solo le permiten hacer Cine de barrio y una sesi¨®n teatral. ¡°Eso significa tambi¨¦n menos dinero, pero lo voy a hacer. Ser¨¦ obediente¡±, dice resignada. A Concha el dinero le preocupa porque lo necesita. ¡°La gente se cree que soy rica..., pero s¨ª, yo lo perd¨ª todo y todav¨ªa debo mucho. Cada mes tengo que pagar un dineral de una deuda heredada del pasado¡±. Pero no se queja.
Vivi¨® en La Moraleja en un espl¨¦ndido chal¨¦ que tuvo que vender acechada por las deudas. Ahora es feliz en un piso en Sanchinarro, un nuevo barrio al norte de Madrid en el que tiene por vecino a su hermano Manuel y a su hijo Paco. Es lo que le queda tras 60 a?os de profesi¨®n. Eso y 1.195,20 euros de pensi¨®n, y muestra el papel que lo acredita. ¡°Tengo que seguir trabajando, pero no tengo mucho tiempo porque ya soy una se?ora mayor¡±, reflexiona. Tambi¨¦n quiere vivir. ¡°He ido de escenario en escenario y me he perdido muchas cosas. Vivo en Madrid hace mucho, pero no conozco la ciudad. Por ejemplo, al Museo del Prado he ido a ver alg¨²n cuadro puntual por trabajo, pero nunca lo he disfrutado. Tengo tanto por hacer¡±.
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