Una legitimidad por los suelos

La rentr¨¦de este 2014 est¨¢ siendo desastrosa. (¡­) En diez d¨ªas, el descenso a los infiernos no parece tener fin ni fondo marcado por el r¨¦cord absoluto de impopularidad del jefe del Estado en la V Rep¨²blica. M¨¢s que nunca, el rey est¨¢ desnudo. De hecho, Fran?ois Hollande afronta una triple crisis. En primer lugar, de resultados. La econom¨ªa francesa est¨¢ en punto muerto desde hace dos a?os, el c¨¢ncer del paro avanza cada mes un poco m¨¢s, el d¨¦ficit p¨²blico sigue siendo incomprensible y la deuda se dispara. Crisis moral tambi¨¦n: el ¡°presidente normal¡± que pretend¨ªa establecer una frontera clara entre vida p¨²blica y privada para restablecer la dignidad del cargo se encuentra, por su culpa, hundido en indecentes folletines (...). Y, finalmente, crisis pol¨ªtica. Despu¨¦s de dos derrotas electorales, (¡­) la mayor¨ªa presidencial, y en particular su pilar socialista, est¨¢ sacudida, desestabilizada y minada por dudas y divisiones. En resumen, la impotencia del poder ejecutivo es patente; la erosi¨®n de la imagen presidencial, terrible, y la desintegraci¨®n del poder, inquietante. En este punto, una cuesti¨®n se impone: ?cu¨¢nto tiempo es sostenible una situaci¨®n como esta, cu¨¢nto m¨¢s puede soportarla un jefe de Estado? (...)

El presidente tiene en principio los medios para continuar durante todo el mandato. (...) Su legitimidad formal est¨¢ protegida por la Constituci¨®n. Pero su legitimidad personal est¨¢ por los suelos, su legitimidad pol¨ªtica en ruinas y la confianza del pa¨ªs en ¨¦l se aproxima al cero. Aguantar y persistir no ser¨¢ suficiente, de una manera o de otra, para salvar su mandato de un cruel final.

Par¨ªs, 6 de septiembre.