No nos dejen aislados
El Gobierno debe explicar cuanto antes qu¨¦ aporta al esfuerzo global contra el yihadismo
Espa?a ha asistido desde la banda a una cumbre decisiva de la OTAN; en Cardiff se han adoptado medidas que pueden marcar la pol¨ªtica internacional de los pr¨®ximos a?os sin que nuestro pa¨ªs haya participado activamente en la toma de decisiones ni se haya comprometido de forma concreta con estas. La ausencia en dos de las reuniones m¨¢s importantes ¡ªuna en la que se acord¨® formar una coalici¨®n multinacional que haga frente al Estado Isl¨¢mico en Irak y otra en la que el presidente ucranio inform¨® a sus interlocutores del verdadero alcance de la crisis con Rusia¡ª no puede quedar compensada por la presencia protocolaria en una cena de los 29 pa¨ªses asistentes a la reuni¨®n, ni por entrevistas bilaterales, por importantes que estas sean.
Mariano Rajoy ha optado por quedarse ¡°en la retaguardia¡± ¡ªla expresi¨®n es de los colaboradores del presidente¡ª en un momento en que los principales pa¨ªses de la Alianza Atl¨¢ntica han dado un paso al frente para asumir sus responsabilidades ante las mayores amenazas de seguridad que vive Europa desde hace d¨¦cadas. Y conviene recordar que ante una de esas amenazas, la del yihadismo, Espa?a no se encuentra precisamente en la retaguardia, sino en primera l¨ªnea de los objetivos del terrorismo isl¨¢mico.
Declarar que este es un pa¨ªs con el se puede contar, y a la hora de la verdad seguir haciendo lo mismo, por importante que sea ¡ªservir de base log¨ªstica a EE?UU y vigilar de cerca la actividad yihadista en el Magreb¡ª, no muestra una actitud comprometida. Puede que haya una raz¨®n para ello y el planteamiento de Rajoy responda a una estrategia, pero, al contrario de lo que ha hecho el Gobierno alem¨¢n, el espa?ol apenas ha dado explicaciones sobre esta cautela que puede ser f¨¢cilmente confundida con irrelevancia.
Editoriales anteriores
Es leg¨ªtimo preguntarse, por tanto, si nuevamente han primado los intereses partidarios y de plazo corto. Una opini¨®n p¨²blica escaldada por la aventura militar de Irak ¡ªy donde una porci¨®n muy activa confunde militarismo con pol¨ªtica de Defensa¡ª requiere mucha pedagog¨ªa; y puede causar desgaste en las encuestas explicar si Espa?a debe formar parte, o no, del esfuerzo internacional para combatir una amenaza real. Pero el Gobierno debe tener claro que una cosa es militar en la retaguardia y otra quedar aislado, que es lo que parece estar sucediendo.
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