El expolio como crimen de guerra
Los conflictos b¨¦licos ponen en peligro la historia de pa¨ªses como Irak y Siria, donde se saquean sin control importantes yacimientos
Son las siete de la ma?ana y el sol comienza a inundar un enterramiento del Antiguo Egipto en Abusir el-Malek. Monica Hanna, una reconocida egipt¨®loga, topograf¨ªa los restos del desastre: los saqueadores han aprovechado la noche para despojar el yacimiento. En el recorrido tiene que sortear decenas de huesos de momias desmembradas. Eso no interesa a los ladrones. ¡°Nunca sabremos la historia de estas personas, c¨®mo vivieron, c¨®mo murieron; cu¨¢les eran sus creencias. Es historia perdida¡±, se lamenta Hanna.
La voz resulta d¨¦bil frente al poder de las mafias, que han creado un negocio sobre destrucci¨®n. La Unesco estima en 6.000 millones de d¨®lares el dinero que mueve al a?o el tr¨¢fico il¨ªcito de antig¨¹edades en el mundo. En el desvar¨ªo, el Estado isl¨¢mico cobra un impuesto a los expoliadores en Irak y Siria. En el primer pa¨ªs existen m¨¢s de 4.000 yacimientos cerca de ser controlados por extremistas armados. Peligran capitales m¨ªticas del Imperio asirio como Assur, Nimrud, Khorsabad o N¨ªnive. ¡°El patrimonio iraqu¨ª enfrenta una nueva ola de destrucci¨®n¡±, advierte Amir Abdulamir al Hamdani, arque¨®logo formado en la Universidad de Bagdad.
En la otra cara del planeta, Sarah Parcak, de la Universidad de Alabama (Estados Unidos), observa en su despacho excavaciones ilegales que capta su ordenador v¨ªa sat¨¦lite. Lo peor es que no se puede hacer mucho m¨¢s adem¨¢s de observar y denunciar. Existen yacimientos a los que las milicias impiden el acceso. Se pierden ciudades sirias donde el ser humano aprendi¨® a ser, y no solo a vivir, como Dura-Europos, Palmira o Apamea. Unas 2.500 personas (arque¨®logos, ingenieros, guardas) intentan proteger su patrimonio; algunos, relata Maamoun Abdulkarim, director general de Antig¨¹edades y Museos de Siria, ¡°dando sus vidas en aras del deber¡±.
?Pero qui¨¦n puede proteger estos pedazos de nuestra historia? No se puede exigir a los sirios, ni a los egipcios, ni a los iraqu¨ªs que sean h¨¦roes. Las guerras empujan a situaciones extremas. ¡°Hay civiles desesperados que desentierran antig¨¹edades para comprar productos b¨¢sicos o escapar del pa¨ªs¡±, matiza Sam Hardy, cuya web Conflict Antiquities alerta del expolio en Siria.
En Occidente la reacci¨®n se debate entre la incomprensible ignorancia y las denuncias. En el n¨²mero 19 de Crown Passage abre su galer¨ªa Rupert Wace, uno de los principales marchantes de antig¨¹edades de Londres. ¡°Ha sido una sorpresa agradable ver que no han entrado piezas de zonas en conflicto¡±, afirma. No es as¨ª. Rosario Pintaudi ¡ªexperta en papiros¡ªcomenta c¨®mo algunos objetos robados en Antinoopolis (Egipto) aparecieron en la casa de pujas Bonhams. El expolio perdura para que un coleccionista pueda tener un tesoro en su estanter¨ªa.
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