Estabilidad educativa
La nueva realidad exige consensos estrat¨¦gicos, no mezquindades ni maniobras pol¨ªticas
El comienzo del curso escolar supone una ocasi¨®n para reconocer la socializaci¨®n y universalizaci¨®n de la educaci¨®n como gran logro que obedece al esfuerzo conjunto y prolongado de todos los espa?oles. Que haya pr¨¢cticamente ocho millones de estudiantes en la ense?anza no universitaria y de formaci¨®n profesional, y en torno a un mill¨®n cuatrocientos mil universitarios hay que considerarlo como uno de los valores m¨¢s esperanzadores de esta sociedad: y una enorme posibilidad para el futuro, incluso el m¨¢s inmediato.
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Los objetivos reconocidos en el horizonte de 2020 por los pa¨ªses de la UE marcan el camino de una educaci¨®n que, en todo caso, reclama estabilidad para desarrollar con eficacia y largo alcance su labor. El desaf¨ªo consiste precisamente en lograr esa estabilidad de objetivos, as¨ª como la estabilidad normativa y la presupuestaria. Solo un esfuerzo constante y coherente permitir¨¢ abordar los desaf¨ªos de la educaci¨®n. La lucha contra el abandono y la necesidad de mayor ¨¦xito escolar reclaman un trabajo coordinado y la participaci¨®n de toda la sociedad. ?nicamente con este acuerdo social y pol¨ªtico, reclamado mayoritariamente, podremos situar la educaci¨®n como coraz¨®n de la econom¨ªa, abordando los retos sin ceder a una visi¨®n solo utilitaria de la formaci¨®n o a una apropiaci¨®n de la misma por sectores interesados.
Las comunidades educativas, con la participaci¨®n de las familias, son decisivas para la modernizaci¨®n y mejora de la educaci¨®n. Son los agentes de este cambio, y la preparaci¨®n y formaci¨®n del profesorado, su selecci¨®n y su reconocimiento deben ser claves para esta transformaci¨®n. Ello supone una ense?anza abierta, plural, inclusiva, y que desde la diversidad y autonom¨ªa de los centros, propicie una labor seg¨²n las competencias de las distintas administraciones, lo que exige una mayor participaci¨®n de toda la sociedad en la tarea y la gesti¨®n educativa. El acuerdo tiene que ser por tanto interterritorial, con planes compartidos y conjuntos de colaboraci¨®n, solo viable desde el mayor consenso posible, sin mezquindades, manipulaciones o tacticismos (y valorando bien, desde el ¨¢ngulo sindical, el uso de herramientas de ¨²ltimo recurso, como huelgas generales).
Es imprescindible no ignorar que los recursos deben ser suficientes, eficientes, equitativos y comparables a nuestros entornos en relaci¨®n con el PIB, para que nadie ¡ªpor razones sociales o econ¨®micas, o por ausencia de plazas¡ª se vea privado de la educaci¨®n y de su desarrollo personal. Todas las fuerzas pol¨ªticas, y en ¨²ltima instancia toda la sociedad, han de hacer de la educaci¨®n una prioridad absoluta. Este compromiso es el mejor modo de celebrar un curso que sea nuevo. ?nicamente as¨ª podr¨¢n abordarse desaf¨ªos que afectan a la realidad y al ¨¢nimo de tantos y que impiden afrontar los problemas reales que inciden en la vida cotidiana de los centros. Una nueva realidad exige una educaci¨®n con oportunidades desde la educaci¨®n infantil, que propicie una formaci¨®n permanente y la empleabilidad a lo largo de la vida.
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