Biedma
La esperanza de que las cosas puedan cambiar se vuelve poco a poco una quimera
Ignoro el n¨²mero de personas que se manifestar¨¢n hoy en Catalu?a a favor de la independencia (o, las m¨¢s eufem¨ªsticas, del ¡°derecho a decidir¡±), pero de lo que estoy seguro es de que habr¨¢ guerra de cifras, acusaciones cruzadas, amenazas veladas y no tan veladas entre los partidarios del refer¨¦ndum por la independencia y de los que se oponen frontalmente a ¨¦l. Es la deriva que las relaciones entre Espa?a y Catalu?a han tomado ¨²ltimamente sin que nadie acierte a explicarse la verdadera raz¨®n de ello y, lo que es m¨¢s preocupante, sin que nadie sea capaz de reconducirla.
Escuchando y leyendo las opiniones de quienes acostumbran a verterlas en los medios o las de quienes las esgrimen en los establecimientos p¨²blicos, normalmente, a voz en grito, la esperanza de que las cosas puedan cambiar se vuelve poco a poco una quimera, pues en este pa¨ªs, ya se sabe, la descalificaci¨®n y el insulto son las formas principales de discusi¨®n. Si a ello le a?adimos la radicalizaci¨®n progresiva de algunos protagonistas, el inmovilismo de otros, la incapacidad de la mayor¨ªa para sentarse a hablar y arreglar las cosas civilizadamente, es normal que el pesimismo cunda entre una poblaci¨®n que a los efectos de la crisis y de la corrupci¨®n pol¨ªtica suma ahora el miedo a una ucranizaci¨®n del pa¨ªs, algo no tan impensable ni tan ut¨®pico a tenor de sus antecedentes: ¡°De todas las historias de la historia?/ sin duda la m¨¢s triste es la de Espa?a?/ porque termina mal¡±, escribi¨® Jaime Gil de Biedma no hace tanto tiempo a¨²n.
As¨ª las cosas, a uno, que es un iluso, le gustar¨ªa evocar ahora aquellos otros versos del poeta barcelon¨¦s cuya memoria har¨ªan bien en rescatar unos y otros: ¡°A menudo he pensado en otra historia?/ distinta y menos simple, en otra Espa?a¡±.
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