Objetivos post-2015: reducir y ajustar
Lo peor que se puede decir de una estrategia pol¨ªtica sujeta a recursos tan escasos como los del desarrollo es que pretenda contentar a todo el mundo y en todos los asuntos. Lamentablemente, esa es la sensaci¨®n que transmite el documento presentado hace algunas semanas por el Grupo de Trabajo de la ONU para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que debe orientar la agenda del desarrollo global hasta el a?o 2030. Con 17 objetivos y 169 metas que cubren desde el fin del hambre y la pobreza hasta la industrializaci¨®n sostenible, el empleo para todos y la igualdad de g¨¦nero, ser¨¢ dif¨ªcil que no halle usted en este supermercado del progreso global aquel asunto que anida en su corazoncito. Yo, por ejemplo, estoy feliz de que las migraciones hayan encontrado hueco en el punto 10.7, aunque solo sea por razones est¨¦ticas.
Con todo, la agenda que el grupo de trabajo someter¨¢ a la votaci¨®n de la Asamblea General el pr¨®ximo a?o ofrece novedades destacables. La primera es haber ampliado el foco pol¨ªtico para situar los objetivos de sostenibilidad y equidad en la espina dorsal de la hoja de ruta que debe seguir la comunidad internacional. La segunda es haber renunciado a limitar el alcance de los objetivos a lo que ahora conocemos como pa¨ªses en desarrollo. ?Por qu¨¦ ser exigentes con Marruecos y no con Espa?a, donde uno de cada tres ni?os vive en riesgo de exclusi¨®n? Lo que es m¨¢s importante, permite abrir debates transfronterizos como la reforma de un modelo de innovaci¨®n farmac¨¦utica que niega a cientos de millones de pacientes pobres de ambos hemisferios el tratamiento contra enfermedades no transmisibles como el c¨¢ncer o la hepatitis C.
Si quiere ser cre¨ªble, la nueva agenda del desarrollo post-2015 deber¨¢ optar por no contentar a cada gobierno, experto y ONG que ha participado en el proceso y establecer prioridades pol¨ªticas claras, seguidas de compromisos evaluables y adecuadamente financiados. El hecho de que esta discusi¨®n est¨¦ teniendo lugar en medio de una crisis que ha disparado los niveles de desigualdad, estancado la ayuda de la OCDE en el 0,3% del PIB y arrinconado las prioridades medioambientales de las potencias ricas y emergentes deber¨ªa dar qu¨¦ pensar a los negociadores. Porque existe la seria posibilidad de que buena parte de los pr¨®ximos 15 a?os est¨¦n marcados por las consecuencias de esta crisis.
La Cooperaci¨®n Espa?ola, por su parte, se ha involucrado lealmente en este debate desde que comenzara en 2012. La contribuci¨®n m¨¢s reciente es una propuesta de posici¨®n que someter¨¢ a la opini¨®n de expertos y sociedad civil la pr¨®xima semana en Madrid. El documento merece ser le¨ªdo, porque ofrece un resumen completo y actualizado del estado del debate de los ODS y la propuesta de la ONU. El problema es que se parece peligrosamente a ella en su incapacidad para establecer prioridades y definir compromisos. Dicho de forma simple, resulta muy dif¨ªcil estar en desacuerdo con el contenido de la posici¨®n espa?ola, porque toca absolutamente todos los palos y siempre con un grado de superficialidad preocupante. En este contexto, decirlo todo es lo m¨¢s parecido a no decir casi nada.
El conjunto del Gobierno de Espa?a deber¨ªa apoyar a la Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n y empezar a comportarse como si este asunto le importase algo. Adem¨¢s de contribuir a definir mejor los objetivos globales en aquellas ¨¢reas en las que la Cooperaci¨®n Espa?ola ha adquirido prestigio y experiencia (seguridad alimentaria, salud o gobernabilidad son solo tres ejemplos), podr¨ªa poner en ordensu propio patio. Al fin y al cabo, resulta ex¨®tico hablar de solidaridad, equidad y sostenibilidad cuando has reducido tu presupuesto de AOD a un accesorio de la Se?orita Pepis,has legislado para dejar a los inmigrantes irregulares en un gueto sanitario y has deconstruido el sector de las energ¨ªas renovables. Seguro que un aspirante al Consejo de Seguridad de la ONU es capaz de algo m¨¢s que predicar una cosa y hacer la contraria.
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