Gais sin fronteras deportivas
Navratilova acaba de pedir en matrimonio a su novia delante de los asistentes al Open USA, una escena impensable hace a?os. Ella fue una de las primeras figuras del deporte en hablar de su sexualidad Pero mientras hoy algunas grandes estrellas impulsan la asunci¨®n de la homosexualidad, la barrera persiste en el f¨²tbol
?Qu¨¦ hubiera pasado si en 2008 Raymond Domenech, entonces seleccionador franc¨¦s de f¨²tbol, hubiera pedido matrimonio por televisi¨®n a su novio, en vez de a Estelle Denis, su novia, presentadora del programa? No hay respuesta posible, porque el f¨²tbol sigue siendo un territorio vedado para la homosexualidad, un juego ¡°demasiado viril¡± como para aceptar futbolistas que acuden ¡°a esos malditos clubes de maricones¡±, como le recrimin¨® el entrenador del Nottingham Forest, Brian Clough, a su jugador, Justin Fashanu, antes de sacarlo del equipo. Sin embargo, la declaraci¨®n de amor, con petici¨®n de mano incluida, de la extenista Martina Navratilova, el pasado s¨¢bado, a su novia, la exmodelo rusa Julia Lemigova ¡ªcon la que ven¨ªa conviviendo ya seis a?os¡ª ha sido aceptada con la naturalidad y sencillez que el caso requiere.
Sin embargo, el mundo del deporte va abriendo sus armarios para acabar con el silencio de los deportistas gais. La ocultaci¨®n de la verdad ha sido una constante en los grandes deportistas, temerosos de que su condici¨®n sexual afectara a su carrera. El nadador australiano Ian Thorpe, con cinco medallas de oro ol¨ªmpicas y 11 t¨ªtulos mundiales, neg¨® y neg¨® que fuera gay hasta el punto de hacerlo en su propia autobiograf¨ªa. Ahora, tras haber seguido un tratamiento contra la depresi¨®n reconoce que su vida ¡°hubiera sido mejor si lo hubiera afirmado desde el principio¡±.
El mundo gay de los deportistas se ampl¨ªa: la NBA o la nataci¨®n, van quit¨¢ndose los miedos. Ya no son solo los deportistas menos medi¨¢ticos sino los m¨¢s famosos quienes han dicho basta al oscuro mundo de la ocultaci¨®n o la mentira.
En el f¨²tbol no. En el f¨²tbol, plagado de expresiones y actitudes machistas, la homosexualidad oficialmente no existe. Los pocos casos que se han conocido han tenido que ver con futbolistas sin relieve medi¨¢tico, que pasaban prontamente inadvertidos, aunque supusiera la muerte de su carrera de forma temprana. As¨ª les pas¨® a los estadounidenses Robbie Rogers o David Testo o al sueco Anton Hysen. Todos conocieron el final de sus d¨ªas futbol¨ªsticos: ten¨ªan que elegir entre su verdad, es decir, su vida, o su deporte. Y eligieron su verdad. ¡°Es hora de irse, de descubrirme lejos del f¨²tbol. Soy un hombre libre¡±, dijo en una entrevista. Ten¨ªa solo 25 a?os.
Desde que en otros deportes se comenz¨® a conocer la condici¨®n sexual de los deportistas, generalmente tras concluir sus carreras deportivas, en el f¨²tbol se desat¨® una carrera peligrosa. De un lado imperaba el morbo de descubrir estrellas del balompi¨¦ que fueran homosexuales; de otro, se abri¨® el amparo a quienes decidieran hacer p¨²blica su inclinaci¨®n sexual. Es un doble filo. Cuando el portero alem¨¢n, Manuel Neuer, defendi¨® a los futbolistas homosexuales y rest¨® importancia a la interpretaci¨®n de los aficionados, algunos pensaron que hablaba en clave. Otro alem¨¢n, de origen espa?ol, Mario G¨®mez tambi¨¦n sali¨® en su defensa y les anim¨® a ¡°salir del armario¡±, aludiendo a que tambi¨¦n hab¨ªa pol¨ªticos, actores, escritores gais y nada pasaba.
Otros dirigentes tambi¨¦n han prestado su ayuda a quien no quiera seguir ocultando su sexualidad. El presidente de la federaci¨®n alemana de f¨²tbol o el del sindicato de futbolistas brit¨¢nicos han ofrecido su apoyo y el de sus respectivas organizaciones para aquellos que decidan romper con el miedo.
Otro futbolista heterosexual, Matt Jarvis, del West Ham, acept¨® salir en la portada de Attitude, la revista gay m¨¢s importante de Reino Unido, para prestar su apoyo a sus colegas homosexuales. Lo mismo hizo el espa?ol Aitor Ocio posando para la portada de la revista Zero.
Jason collins fue el primero en romper el tab¨² en la NBA, ahora colabora con el gobierno de Obama
Por eso impera lo que Robbie Rogers defini¨® como ¡°el miedo a ser juzgado. A no conseguir mis sue?os y aspiraciones¡±. Por eso las decisiones se dilatan, o bien al final de la carrera o bien a la hora de colgar los h¨¢bitos deportivos. Jason Collins ha sido el primero en romper el tab¨² en la NBA, como jugador en activo. Otros, como John Amaechi, lo hicieron tras soltar la pelota de sus manos. Collins ha sido reclutado por el presidente Barack Obama para formar parte del grupo sobre Deporte, salud y nutrici¨®n. La lista es larga y abarca a todo tipo de especialidades. Desde el jugador gal¨¦s de rugby Gareth Thomas, al de f¨²tbol americano, Michael Sam, pasando por la tenista francesa Amelie Mauresmo o el patinador art¨ªstico estadounidense Johnny Weir.
Son m¨¢s, muchos m¨¢s y de muchas disciplinas. El miedo se va perdiendo, pero a¨²n perdura en el f¨²tbol, donde las puertas parecen estar cerradas y con candado. El entrenador del Rayo Vallecano, Paco J¨¦mez, aseguraba que Espa?a ¡°no est¨¢ preparada para asumir que un futbolista diga que es gay. Ser¨ªa objeto de mofa para las aficionados, que le har¨ªan la vida imposible¡±.
El tiempo pasa y la afirmaci¨®n sigue vigente, mientras la pregunta persiste: ?Por qu¨¦ no hay futbolistas gais en la Liga espa?ola? Son muchos los que aseguran que haberlos, haylos. Pero impera el miedo. Seguramente, si alguien diera el paso de salir a la luz encontrar¨ªa m¨¢s cr¨ªticas que apoyos dentro y fuera del terreno de juego. Ya ha ocurrido en otros casos, que deportistas que han hecho p¨²blica su condici¨®n sexual han recibido las cr¨ªticas de sus propios colegas.
No, no es posible imaginar qu¨¦ hubiera sucedido si en vez de novia, Domenech hubiera tenido novio. Con aquella declaraci¨®n de amor y matrimonio quiso tapar el fracaso monumental de su selecci¨®n en la Eurocopa de 2008, deportivo y social. De haberse declarado a su novio, no hubiera tapado la guerra, la habr¨ªa desatado. Navratilova, en Estados Unidos, lo vivi¨® en paz. Para Ian Thorpe, la paz empieza ahora.
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