Los peores aliados de Obama
La estrategia contra el Estado Isl¨¢mico no puede pasar con asociarse con pa¨ªses que sirven de semillero de este tipo de organizaciones por la represi¨®n que ejercen sobre sus propias sociedades
La audaz decisi¨®n del presidente Obama de encabezar una coalici¨®n de pa¨ªses para degradar, contener y derrotar al grupo Estado Isl¨¢mico en Siria e Irak mediante una combinaci¨®n de instrumentos militares y pol¨ªticos es, en principio, sensata, pero tiene muchas probabilidades de sufrir un grave problema que ya ha afectado a otras campa?as de ese tipo.
La mezcla del poder militar de varios pa¨ªses de todo el mundo y el poder pol¨ªtico de los Gobiernos ¨¢rabes locales necesarios para apuntalar la intervenci¨®n y lograr vencer al Estado Isl¨¢mico (EI) es exactamente lo que engendr¨® la aparici¨®n de Al Qaeda en los a?os ochenta del siglo pasado y sus derivados posteriores: el Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante y el Estado Isl¨¢mico (EI) actual.
Estados Unidos y sus socios militares en Oriente Pr¨®ximo y otros lugares se enfrentan a dos complejos dilemas que no tienen respuesta f¨¢cil.
Por una parte, la uni¨®n del militarismo estadounidense con los reg¨ªmenes autocr¨¢ticos de la regi¨®n (en su mayor¨ªa, ¨¢rabes) podr¨¢ contener y debilitar al EI a corto plazo, pero la historia reciente nos ense?a que, a la larga, es muy probable que cree otros grupos nuevos, m¨¢s dispersos y m¨¢s peligrosos de combatientes y terroristas.
Por otra, no hay muchas otras opciones (y ninguna sencilla) para contener hoy al EI antes de que se extienda m¨¢s y cause m¨¢s da?os en la regi¨®n, por lo que parece que no queda m¨¢s remedio que repetir las discutibles v¨ªas de acci¨®n de los ¨²ltimos 20 a?os de guerra contra Al Qaeda y sus sucesores.
El punto m¨¢s d¨¦bil de la coalici¨®n de Obama lo constituyen sus miembros ¨¢rabes, que son, todos ellos, Estados autocr¨¢ticos y paternalistas, con una serie de bochornosas caracter¨ªsticas en com¨²n:
Se resisten a emplear sus formidables arsenales militares en la lucha contra el EI, ya sea por miedo a las consecuencias pol¨ªticas o por inconvenientes t¨¦cnicos.
Se arriesgan a graves problemas con la opini¨®n p¨²blica de sus respectivos pa¨ªses, que tiene muchas dudas sobre una alianza con el Ej¨¦rcito de Estados Unidos.
Los abusos que cometieron ellos contra algunos presos en sus c¨¢rceles incubaron el nacimiento de Al Qaeda en los a?os ochenta.
Su mala gesti¨®n constante del desarrollo social, econ¨®mico y pol¨ªtico durante los ¨²ltimos 40 a?os ha sido el principal motivo de agravio que desencaden¨® la aparici¨®n del islamismo y la emigraci¨®n masiva a partir de los a?os setenta, el retroceso del Estado en ciertos ¨¢mbitos sociales y el nacimiento de milicias, grupos tribales y bandas criminales como nuevos y peligrosos elementos de la sociedad.
Los aviones de combate y las c¨¢rceles son el problema que ha hecho a?icos el mundo ¨¢rabe
El s¨ªmbolo m¨¢s preocupante de lo dif¨ªcil que es para los reg¨ªmenes ¨¢rabes luchar contra el EI y otros fen¨®menos del mismo tipo es el hecho de que las c¨¢rceles ¨¢rabes fueron, en los a?os ochenta y noventa, los semilleros de los que salieron muchos de los primeros militantes y l¨ªderes de Al Qaeda.
Entre ellos est¨¢n Ayman al Zawahiri en Egipto, que fue mano derecha de Osama bin Laden y le ha sustituido al frente de la organizaci¨®n, y Abu Musab Zarqaui en Jordania, que fue a Irak despu¨¦s de que la coalici¨®n dirigida por Estados Unidos derrocara a Sadam Husein y estableci¨® Al Qaeda en Mesopotamia, de la que despu¨¦s surgieron el Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante y el EI actual.
Las prisiones de los reg¨ªmenes ¨¢rabes de mayor¨ªa sun¨ª son una muestra importante de los malos tratos y las humillaciones que experimentan muchos presos, en especial los que est¨¢n encarcelados por sus opiniones pol¨ªticas, y no por sus delitos. Sus experiencias les empujan despu¨¦s a luchar para acabar con sus respectivos Gobiernos, como parte del objetivo de Al Qaeda de purificar las tierras isl¨¢micas y limpiarlas de gobernantes ap¨®statas y corruptos.
El hecho de que decenas de miles de egipcios, sirios, iraqu¨ªes, sudaneses y otros ¨¢rabes se encuentren hoy en prisi¨®n, acusados muchas veces de delitos dudosos ¡ªpor ejemplo, muchos en los Estados del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo que est¨¢n en la c¨¢rcel por tuitear comentarios cr¨ªticos sobre sus Gobiernos¡ª, indica que la autocracia ¨¢rabe sigue caracterizando a la regi¨®n y la perjudica porque es un motor que alimenta el radicalismo y el terrorismo ¨¢rabe.
La incompetencia y el sesgo dictatorial de las clases dirigentes familiares han creado durante decenios las condiciones perfectas para que se produjeran rebeliones internas como las que estallaron en 2011 en la primavera ¨¢rabe y han dado pie involuntariamente a organizaciones islamistas como Al Qaeda.
Cuando eso se une a una intervenci¨®n militar extranjera, el resultado es siempre la aparici¨®n de un caos en el que suceden tres cosas:
Los Gobiernos centrales retroceden, se debilitan y se vuelven m¨¢s corruptos e ineficaces.
La identidad y la autoridad nacionales acaban sustituidas por unas fuerzas armadas subnacionales, definidas en funci¨®n de la familia, la tribu, la secta o la etnia.
La protesta pol¨ªtica civil y la construcci¨®n del Estado ceden terreno ante los choques armados entre milicias sectarias y tribales y grupos combatientes que acaban por crear sus propios feudos.
La autocracia ¨¢rabe perjudica a la regi¨®n porque es una motor que alimenta el radicalismo
La expansi¨®n del EI en el ¨²ltimo a?o y su proclamaci¨®n como Estado y califato responden a este modelo y son el ejemplo m¨¢s espectacular y el de mayor amplitud territorial (aunque no el ¨²nico) desde los a?os ochenta.
Los aviones de combate y las c¨¢rceles son el problema que ha hecho a?icos el mundo ¨¢rabe moderno y no pueden ser la soluci¨®n. No cabe duda de que una intervenci¨®n r¨¢pida har¨¢ retroceder al EI en muchas zonas y seguramente eliminar¨¢ el peligro inmediato. Pero si nos guiamos por los acontecimientos ocurridos desde la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n en 1979 y la presencia de EE?UU en el Golfo e Irak desde 1992, lo que se avecina es, de nuevo, un gran caos.
No existe m¨¢s que un ant¨ªdoto a largo plazo, que es un lento proceso de una construcci¨®n del Estado m¨¢s coherente, participativa, equitativa y sostenible, cosas que no han sido los ¨²ltimos 40 a?os de historia ¨¢rabe.
Los intentos norteamericanos y europeos de promover este noble prop¨®sito en Afganist¨¢n, Irak, Yemen, Libia, Egipto y otros pa¨ªses han fracasado porque nunca han tenido verdaderamente en cuenta a los ciudadanos locales como partes interesadas en su propia identidad nacional y su bienestar socioecon¨®mico.
Los ataques militares desde el exterior ¡ªincluidos los ataques actuales que lleva a cabo Estados Unidos con aviones no tripulados¡ª han hecho que los grupos como Al Qaeda hayan pasado en los ¨²ltimos 25 a?os de tener unos cuantos centenares de miembros en Afganist¨¢n a tener decenas de miles y estar presentes en una docena de pa¨ªses de toda la regi¨®n.
Estos grupos, en especial su encarnaci¨®n m¨¢s reciente, el EI, siguen siendo unas bandas brutales con escasas ra¨ªces locales y que imponen su voluntad mediante la violencia y la intimidaci¨®n. Las ¨²nicas que pueden eliminarlos son las fuerzas oficiales de cada Estado, con la ayuda t¨¢ctica de otros pa¨ªses y, sobre todo, con unos Gobiernos ¨¢rabes que no humillen a su pueblo, sino que lo respeten. Esa s¨ª ser¨ªa una coalici¨®n eficaz y magn¨ªfica.
Rami Khouri es director del Instituto Issam Fares de Pol¨ªticas P¨²blicas y Asuntos Internacionales en la Universidad Americana de Beirut.
? 2014 The Worldpost / Global Viewpoint Network, distributed by Tribune Content Agency, LLC.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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