Independencia y finanzas
En el debate sobre Escocia se cruzan la libra, el euro y la amenaza de salida de bancos y empresas
Durante el debate previo a la votaci¨®n en Escocia sobre si su futuro debe ser el de un Estado independiente o continuar dentro de Reino Unido, el mundo financiero ha tenido un papel principal. No es de extra?ar en la tierra de Adam Smith, de las primeras cajas de ahorros, del primer ¨®rgano profesional de auditores y de los antecesores de los fondos de pensiones, entre otros. Un pa¨ªs con gran tradici¨®n en seguros e inversi¨®n colectiva, donde lleg¨® a haber cinco Bolsas de valores, y del que se dijo que ten¨ªa ¡°un papel relevante entre las naciones del mundo por ser el pa¨ªs donde los bancos han disfrutado de mayor libertad¡±, bancos que, en algunos casos, se remontan a finales del XVII y principios del XVIII.
Junto a la atribuci¨®n de los ingresos por el petr¨®leo del mar del Norte y la viabilidad del sistema de pensiones, ha habido dos aspectos que han monopolizado el debate financiero: por un lado, la radical discrepancia sobre si Escocia podr¨ªa o no seguir utilizando la libra esterlina (con los defensores del no negando cualquier posible uso compartido de la moneda, y con los partidarios del s¨ª d¨¢ndolo por hecho); por otro, m¨¢s recientemente, la advertencia de importantes entidades financieras con sede en Escocia de que su sede fiscal se trasladar¨ªa a Inglaterra.
El papel de las finanzas en la independencia escocesa viene de lejos: de hecho, el acta de uni¨®n de los Parlamentos escoc¨¦s e ingl¨¦s en 1707, que disolvi¨® el Parlamento escoc¨¦s dentro del de Westminster, obtuvo el voto favorable de los parlamentarios escoceses en buena medida gracias a que inclu¨ªa un rescate financiero por parte de Londres a los inversores de la Compa?¨ªa de Escocia. A finales del siglo XVII, el Parlamento escoc¨¦s hab¨ªa aprobado crear una compa?¨ªa para promover el comercio internacional de Escocia dentro de una estrategia general preexistente de inmigraci¨®n-colonizaci¨®n y apertura de centros comerciales en el exterior. El principal proyecto de la nueva compa?¨ªa fue establecer una colonia en el istmo de Panam¨¢, la colonia del Dari¨¦n, con el prop¨®sito de favorecer el comercio entre Europa y Asia oriental. Los fondos para financiar esta colosal aventura procedieron de todas las capas de la sociedad escocesa con ahorros: nobles, comerciantes, artesanos, abogados¡ Tras dos expediciones derrotadas por ind¨ªgenas y espa?oles, en 1700, el proyecto del Dari¨¦n fracas¨®. Se estima que alrededor de un 25% del dinero en circulaci¨®n en Escocia se invirti¨® en financiar este proyecto fallido. El problema a?adido de varios a?os de malas cosechas arruin¨® a terratenientes y comerciantes, dejando al pa¨ªs casi en la bancarrota y sufriendo una importante mortandad por hambruna en varias regiones.
Los Parlamentos escoc¨¦s e ingl¨¦s se unieron tras un rescate de Londres a la Compa?¨ªa de Escocia?
La promesa de una compensaci¨®n por parte de la corona a los accionistas de la compa?¨ªa favoreci¨® un cambio de fuerzas en el Parlamento de Edimburgo (con anterioridad, ferozmente opuesto a la uni¨®n con Inglaterra), y la aprobaci¨®n del acta de Uni¨®n en 1707. Ello a pesar de que los escoceses culpaban al boicoteo ingl¨¦s del desastre del Dari¨¦n, pues, por ejemplo, Londres prohibi¨® enviar suministros desde sus colonias de Norteam¨¦rica al Dari¨¦n, y se mantuvo neutral entre Escocia y Espa?a en la lucha que tuvo lugar en el istmo paname?o. Sin embargo, la compensaci¨®n que pag¨® Londres a Escocia (a cambio de la asunci¨®n por ¨¦sta de la deuda inglesa) se dedic¨® en primer t¨¦rmino a pagar a funcionarios escoceses a los que su Administraci¨®n no pod¨ªa pagar, y s¨®lo a?os m¨¢s tarde pudieron los inversores de la Compa?¨ªa de Escocia recuperar parte de lo perdido.
Trescientos a?os m¨¢s tarde, las finanzas vuelven a estar presentes en el debate de la independencia escocesa. Ha sido un tema recurrente de la campa?a elucubrar sobre si Escocia podr¨ªa o no usar la libra (ante lo que el Gobierno de Whitehall ha mostrado una tajante negativa). Sin embargo, es un hecho cierto que numerosos pa¨ªses utilizan como moneda una que no controlan: sirvan de ejemplo los pa¨ªses latinoamericanos dolarizados. No es, por tanto, especialmente problem¨¢tico el que se pueda o no usar la libra. La verdadera cuesti¨®n es si es econ¨®micamente razonable para un Estado peque?o, como ser¨ªa Escocia, depender de una moneda que no controla, especialmente si la evoluci¨®n de ¨¦sta est¨¢ condicionada, casi en exclusiva, a las necesidades de la hipertrofiada industria financiera londinense. El desastre que han experimentado los pa¨ªses perif¨¦ricos del euro ha demostrado que las uniones monetarias necesitan, para poder absorber los denominados impactos asim¨¦tricos (circunstancias cr¨ªticas que afectan solamente a unas regiones del ¨¢rea monetaria), libre movilidad de factores productivos y un presupuesto com¨²n relevante, adem¨¢s de un mercado interior potente y unas reglas fiscales compartidas).
Si Escocia se independiza, parece razonable pensar que Inglaterra no levantar¨¢ restricciones a la libre movilidad de personas entre el norte y el sur del r¨ªo Tweed; ni que haya limitaciones a la movilidad de bienes, servicios o capital. Sin embargo, lo que resulta del todo improbable es que Inglaterra pueda apoyar presupuestariamente a una Escocia independiente si ¨¦sta tuviera una crisis espec¨ªfica. Usar la libra esterlina sin compartir un importante presupuesto con Inglaterra que permita suavizar las crisis futuras, ser¨ªa un riesgo muy relevante para una Escocia aut¨®noma, como ha sido para Grecia, Irlanda, Portugal, Espa?a¡ usar el euro con unos limitad¨ªsimos presupuestos comunitarios.
Es improbable que Inglaterra ayude a una Escocia independizada
El otro aspecto puesto de manifiesto abruptamente en la ¨²ltima semana previa a la votaci¨®n, ha sido la amenaza de la aseguradora Standard Life y de los bancos Royal Bank of Scotland y TSB (ambos controlados por el Gobierno brit¨¢nico tras la nacionalizaci¨®n en 2008 y 2009 de los dos principales bancos escoceses) de transferir su sede a Inglaterra en caso de victoria independentista. Es interesante resaltar que el impacto fiscal directo de esta medida ser¨ªa limitado, dado que estas entidades pagan impuestos de sociedades en cada naci¨®n en funci¨®n del negocio realizado en la misma. Sin embargo, si se reubicaran sus servicios centrales (lo que, en principio, la direcci¨®n de estas entidades ha descartado), el impacto en Escocia s¨ª ser¨ªa muy relevante. No solamente por la p¨¦rdida directa de miles de puestos de trabajo en Edimburgo y Glasgow en este sector que representa un 8% del PIB escoc¨¦s, sino porque alrededor de un 11% adicional del PIB depende de forma importante del sector financiero, reconocido por el Gobierno escoc¨¦s como un sector tractor de la econom¨ªa y potenciado en consecuencia. Adem¨¢s, actualmente el sector de servicios financieros es exportador neto, tanto al resto de Reino Unido como al resto del mundo, siendo una fuente de divisas para el pa¨ªs. El desarrollo socioecon¨®mico escoc¨¦s tiene aqu¨ª, por tanto, otro riesgo importante a corto plazo: decisiones unilaterales de Inglaterra podr¨ªan afectar de forma relevante a este sector.
En pocos d¨ªas conoceremos el resultado de la votaci¨®n tras un debate en Escocia y el resto de Reino Unido que ha sido muy interesante en el ¨¢mbito acad¨¦mico y pol¨ªtico, con s¨®lidos documentos de impacto econ¨®mico elaborados tanto por partidarios como por opositores a la separaci¨®n. Sin embargo, el debate sobre el papel de las finanzas ha llegado hasta nosotros de forma parcial y sin considerar algunas de sus potentes implicaciones en la viabilidad econ¨®mica o no de una Escocia independiente.
Mikel Larreina es profesor de Finanzas de Deusto Business School y fue profesor visitante en la Universidad de St. Andrews (Escocia) en 2008.
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