Gran Breta?a federal, Europa confederal
Lo que hace falta ahora es un Reino Federal de Gran Breta?a que tenga muy en cuenta qu¨¦ papel quiere desempe?ar en la UE. Un pacto constitucional serio debe incluir una reforma de la C¨¢mara de los Lores
Qu¨¦ l¨¢stima que las siglas FKB (Federal Kingdom of Britain) parezcan las de un servicio secreto de Vlad¨ªmir Putin, porque el Reino Federal de Gran Breta?a es lo que hace falta en estos momentos. Si no, el Reino Unido se convertir¨¢ en el Reino Desunido. Para llegar a esa soluci¨®n federal debemos materializar lo que hemos visto ensayar de forma tan magn¨ªfica en Escocia: un momento democr¨¢tico y constitucional. Es un insulto para los pueblos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, sugerir como ha hecho David Cameron, que es posible crear ese momento en el plazo de unos meses, de aqu¨ª a la primavera. Por eso es necesario separar el cumplimiento de las promesas que han hecho los dirigentes pol¨ªticos brit¨¢nicos a los escoceses, entre las que est¨¢ ese calendario, de la celebraci¨®n de una convenci¨®n constitucional para todo el pa¨ªs, cuyas propuestas deber¨ªan someterse a refer¨¦ndum de todos los brit¨¢nicos antes de que acabe la pr¨®xima legislatura. Adem¨¢s, ese pacto constitucional deber¨ªa abordar las competencias europeas, brit¨¢nicas (federales), nacionales (Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda del Norte) y locales. En resumen, necesitamos una propuesta coherente, minuciosa, que se someta a debate popular y a una decisi¨®n democr¨¢tica, para instituir un Reino Unido federal en una Europa confederal.
La falta de referencias a Europa en la avalancha de primeras reacciones al refer¨¦ndum escoc¨¦s ha sido asombrosa. El viernes por la ma?ana, Nigel Farage, l¨ªder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), contrario a la UE y a los inmigrantes, dijo en la BBC que lo importante ahora es c¨®mo vamos a crear ¡°un Reino Unido federal que sea justo¡±, que, seg¨²n ¨¦l, debe ser ¡°federal y con pleno traspaso de competencias¡±. De repente, el federalismo, esa temida palabra caracter¨ªstica de los nefastos designios napole¨®nicos llegados de la abominable B¨¦lgica, es algo bueno. ?Pero por qu¨¦ Farage no hizo menci¨®n alguna de la UE? Al fin y al cabo, establecer un Reino Unido federal significa decidir qui¨¦n tiene potestad para ordenar qu¨¦, d¨®nde y a qui¨¦n. Y Farage lleva mucho tiempo dici¨¦ndonos ¡ªcon gran eco entre los votantes ingleses¡ª que se han entregado demasiados poderes a la Bruselas federalista. Su grito de guerra ha sido: ¡°Devolvednos nuestro pa¨ªs¡±. ?C¨®mo podemos hablar entonces de un acuerdo federal para Reino Unido sin hablar de los poderes que pertenecen a Europa?
No es solo Farage. El Gobierno brit¨¢nico ha hecho una revisi¨®n exhaustiva del ¡°equilibrio de competencias¡± entre el Reino Unido y la UE. David Cameron propone ¡°renegociar¡± la relaci¨®n de los brit¨¢nicos con la Uni¨®n Europea y someter nuestra pertenencia a un refer¨¦ndum como el escoc¨¦s, de s¨ª o no, en 2017. ?En qu¨¦ cabeza cabe que pueda separarse eso del equilibrio de competencias dentro del Reino Unido? Ah, pero es que ¡°no nos gusta el racionalismo a la europea¡±, escribe otro euroesc¨¦ptico ingl¨¦s, Daniel Hannan. ¡°Vamos poniendo parches sobre la marcha. Y no nos va mal¡±. ?En serio? ?No nos va mal en un pa¨ªs cuyas disposiciones constitucionales son hoy una chapuza endemoniada, incomprensible e incoherente?
Asombra la falta de referencias a Europa en las primeras reacciones al refer¨¦ndum escoc¨¦s
Llevamos mucho tiempo esperando a este momento constitucional. Ya en 1988, una iniciativa c¨ªvica llamada Carta 88 reclam¨® un proceso de debate abierto y popular para alcanzar un nuevo pacto constitucional, aprovechando el tercer centenario de la Revoluci¨®n Gloriosa de 1688, que derroc¨® al rey Jacobo II de Inglaterra (y VII de Escocia). Varios pol¨ªticos destacados, como Gordon Brown, pronunciaron palabras de aliento, pero no pas¨® nada. En ¨¦pocas m¨¢s recientes, el esc¨¢ndalo de los gastos de los parlamentarios, denunciado por la prensa brit¨¢nica, provoc¨® otra marea ret¨®rica sobre una ¡°nueva pol¨ªtica¡± y una transformaci¨®n del sistema. Nunca olvidar¨¦ la sensaci¨®n que tuve en oto?o de 2009, al volver despu¨¦s de pasar tres meses en Estados Unidos y encontrarme con que esa ola tambi¨¦n hab¨ªa acabado absorbida, como el agua de una inundaci¨®n en una pradera. Hab¨ªamos vuelto a lo que el escritor escoc¨¦s Tom Nairn llamaba Ukania, un reino anacr¨®nico, desconcertante y a veces surrealista, evocador de Kakania, el nombre que daba el escritor austriaco Robert Musil a la decadente monarqu¨ªa austroh¨²ngara.
Hay que reconocer que los dem¨®cratas liberales han hecho lo que han podido en el Gobierno de coalici¨®n actual. Sometieron la reforma electoral a escrutinio popular, y los votantes brit¨¢nicos, muy poco interesados, dijeron que no. Intentaron reformar la C¨¢mara de los Lores, igual que lo han intentado tantos pol¨ªticos brit¨¢nicos desde hace 100 a?os (s¨ª, cr¨¦anselo), y tambi¨¦n fracasaron. En los sistemas federales, la C¨¢mara alta suele ser el lugar en el que est¨¢n representados los distintos componentes territoriales ¡ªEstados, provincias¡ª, como sucede en el Bundesrat alem¨¢n. Y eso se necesita especialmente en las federaciones multinacionales, como ser¨ªa el RFGB. Por tanto, cualquier pacto constitucional serio deber¨ªa incluir la transformaci¨®n de la C¨¢mara de los Lores.
Al construir nuestro nuevo reino federal podremos aprovechar una abundante experiencia internacional. Una de las numerosas peculiaridades de Reino Unido es que, aunque siempre ha desde?ado el federalismo, ha dejado muchos ejemplos de federaciones en el mundo angl¨®fono (Canad¨¢, Australia, India) y hoy pertenece a una Uni¨®n Europea que contiene tanto pa¨ªses federales como elementos federales ella misma. Reino Unido es como un hombre que deja un rastro de agua detr¨¢s y vive en el mar pero no deja de insistir en que no le gusta el agua.
La UE, en su conjunto, seguir¨¢ manteniendo una estructura pol¨ªtica menos r¨ªgida que la federal
Muchos dicen que Reino Unido, con el 84% de su poblaci¨®n en una sola de sus cuatro naciones, Inglaterra, es especialmente dif¨ªcil de hacer federal. Es verdad. Un Parlamento ingl¨¦s ser¨ªa casi tan grande como el brit¨¢nico, y el primer ministro ingl¨¦s ¡ªpor ejemplo, Boris Johnson¡ª podr¨ªa ser a David Cameron lo que Boris Yeltsin a Mija¨ªl Gorbachov. Adem¨¢s, Inglaterra no tiene regiones ni provincias muy definidas. Tiene condados hist¨®ricos, ciudades y pueblos. Tiene la abrumadora ¨¢rea metropolitana del Gran Londres, que, desde el punto de vista sociocultural, abarca un radio de unas tres horas en tren desde el centro de la ciudad. Tiene tambi¨¦n Cornualles, con su propio y peque?o movimiento separatista. Y as¨ª sucesivamente.
Pero la variedad de federalismos en el mundo es enorme, y muchos de ellos son federalismos asim¨¦tricos. El polit¨®logo Alfred Stepan habla de lo que denomina ¡°federalismo de mantenerse unidos¡±, como el de Canad¨¢, distinto del ¡°federalismo de estar unidos¡±, como el de EE UU. Hace 15 a?os, Stepan profetiz¨® que ¡°si el Reino Unido se hiciera alguna vez federaci¨®n¡±, ser¨ªa del tipo canadiense.
Algunos amigos m¨ªos europeos se habr¨¢n extra?ado ante la segunda parte de mi t¨ªtulo: una Europa confederal. ¡°?Qu¨¦ quieres decir con confederal?¡±, exclamar¨¢n. ¡°En muchos ¨¢mbitos legales y pol¨ªticos, la UE ya ha superado esa fase¡±. Claro que s¨ª, y eso es lo que preocupa tanto a los euroesc¨¦pticos ingleses. Lo ¨²nico que quiero destacar al usar la palabra ¡°confederal¡± es que la UE, con sus 28 Estados miembros, es una estructura menos r¨ªgida que las que suelen calificarse de federales, y los Gobiernos nacionales todav¨ªa tienen mucho que decir. Alemania no es Texas, y no hay unos Estados Unidos de Europa. Quiz¨¢ alg¨²n grupo m¨¢s peque?o de Estados miembros, como los pertenecientes a la eurozona, avance hacia estructuras de tipo m¨¢s federal, pero la UE en su conjunto, de la que un Reino Unido federal seguir¨ªa formando parte, va a seguir siendo de momento algo m¨¢s vago.
Como es natural, he googleado si las siglas FKB estaban ya tomadas. Pertenecen a los Flying Karamazov Brothers, una compa?¨ªa teatral de malabaristas y comediantes que a veces se visten con kilts. Parece una descripci¨®n apropiada para los dirigentes pol¨ªticos brit¨¢nicos en estos d¨ªas.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige en la actualidad el proyecto freespeechdebate.com, e investigador Titular de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: Escritos pol¨ªticos de una d¨¦cada sin nombre.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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