Tsholotsho, en nombre de todos
Durante los pr¨®ximos cinco meses, cinco historias a trav¨¦s de la cuales Planeta Futuro y MSF explican c¨®mo los nuevos programas de tratamiento de VIH transforman la vida diaria de miles personas seropositivas en distintos lugares de Zimbabue
Seis vecinos del mismo pueblo, todos VIH-positivos y en tratamiento (TAR), se unen para ir a recoger sus medicamentos por turnos: cada mes, uno de ellos va al hospital en nombre de todos. Esta es la idea central de los Grupos Comunitarios de TAR (CAG por sus siglas en ingl¨¦s), una iniciativa simple y barata que beneficia tanto a los miembros del grupo como a las estructuras de salud, y que M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) puso en pr¨¢ctica en 2013 en el distrito de Tsholotsho.
Sehlelo Ndlovu, de 41 a?os, es miembro del CAG Lindani. Empez¨® a tomar antirretrovirales (ARV) en 2009, tras la muerte de su marido. "Creo que mi salud empeor¨® por el estr¨¦s de su p¨¦rdida, ¨¦l era el sost¨¦n de la familia". Gracias al CAG, ha conseguido sobrellevar mejor la enfermedad: "Cada uno dentro del grupo tiene un papel, les hacemos seguimiento para comprobar que toman sus medicinas de manera correcta, contamos los comprimidos de cada miembro cada mes y apuntamos lo que discutimos en el grupo. Lo que siempre me hab¨ªa parecido muy dif¨ªcil se ha convertido en algo f¨¢cil gracias al grupo", afirma.
El objetivo de los CAG es mejorar la adherencia al tratamiento (es decir, comprobar que efectivamente lo siguen sin problemas) de los pacientes, reduciendo el n¨²mero de visitas al centro de salud o al hospital para recoger su medicaci¨®n. Evitar interrupciones o abandonos del tratamiento es uno de los principales retos en los pa¨ªses m¨¢s afectados por la pandemia. Un estudio reciente de los programas en ?frica subsahariana concluye que, de media, casi un tercio de los pacientes abandonan el tratamiento, dentro de los dos primeros a?os de terapia antirretroviral. Y por eso hay que buscar alternativas que funcionen.
Detr¨¢s de la interrupci¨®n o el abandono del tratamiento antirretroviral puede haber muchas razones. Seg¨²n el equipo de MSF en Tsholotsho, entre las m¨¢s comunes est¨¢n la falta de medios para viajar desde la comunidad a los centros de salud, y la incompatibilidad de desplazarse debido a responsabilidades laborales o compromisos familiares. Una vez en el centro de salud, los pacientes deben hacer frente a largas horas de espera y, a veces, a falta de apoyo o discriminaci¨®n.
¡°Esta iniciativa fue dise?ada conjuntamente con los pacientes y como respuesta a las barreras que ellos mismos nos contaban que ten¨ªan para poder seguir en tratamiento. Por eso estamos convencidos de que se trata de un buen modelo alternativo para poder dar los ARV a aquellos pacientes que se encuentran estables", explica Susana Vill¨¦n, coordinadora m¨¦dica de MSF en Zimbabue. Las mujeres embarazadas, los ni?os y los pacientes con tuberculosis u otras enfermedades oportunistas no pueden formar parte de los CAG, porque necesitan un seguimiento m¨¦dico m¨¢s exhaustivo.
En 2013, los CAG se pusieron en marcha en tres centros de salud en Tsholotsho: Nkunzi, Sipepa y Pumula. Se escogieron esas localidades porque hab¨ªa muchas personas en tratamiento ARV que viv¨ªan lejos y deb¨ªan viajar hasta all¨ª para recoger sus medicamentos. Con un transporte p¨²blico deficiente y demasiado caro para la mayor¨ªa, la mejor opci¨®n era ayudarles a que pudieran evitar esos desplazamientos innecesarios. En total se inscribieron 720 personas que formaron 121 grupos. MSF se encarg¨® de formar a los miembros de los CAG y de hacer de puente con los centros de salud.
?C¨®mo funcionan los CAG?
Cada mes, antes de la visita a la cl¨ªnica, se organiza una reuni¨®n del grupo en la comunidad. El representante del grupo modera la reuni¨®n y cuenta los medicamentos de cada miembro (revisi¨®n de adherencia). Cualquier s¨ªntoma nuevo, problema de adherencia o intenci¨®n de interrumpir el tratamiento es discutido y documentado.
El representante cambia cada mes y su elecci¨®n sigue varios criterios. En primer lugar, siempre se intenta escoger a alguien que tenga que ir a la cl¨ªnica por otros motivos: un paciente que no se encuentre bien, que necesite hacerse la prueba del recuento de linfocitos CD4 (para saber la resistencia que tienes al virus) o que tenga que ir a controlar su peso. Si nadie cumple estos requisitos, se escoge a otra persona seg¨²n un calendario previamente acordado. Todos los miembros del grupo entregan su ¡°libro de paciente¡± al representante.
En la cl¨ªnica, el representante pasa consulta primero en su propio nombre. Despu¨¦s, se re¨²ne con el personal sanitario que le receta los ARV y medicamentos profil¨¢cticos necesarios para todo el grupo. Se actualizan los ¡°libros de pacientes¡± y se empaquetan los medicamentos, con el nombre del paciente pare evitar errores en su distribuci¨®n. El representante vuelve a la comunidad y entrega los medicamentos a cada miembro, devuelve el ¡°libro de paciente¡± y si es necesario, les dice que vayan al centro de salud para seguimiento.
"Para que los CAG funcionen es imprescindible contar con la participaci¨®n del personal del centro de salud", explica Vill¨¦n, quien a?ade: "Es importante explicar muy bien c¨®mo funcionan estos grupos. Para el centro de salud tambi¨¦n es una ventaja. En vez de atender a seis personas, solo atienden a una. Lo que intentamos es que la persona a cargo de entregar la medicaci¨®n, la tenga preparada de antemano. As¨ª, la consulta es m¨¢s breve y descongestionamos los centros de salud, que ya de por s¨ª est¨¢n muy sobrecargados".
A pesar de los grandes avances de los ¨²ltimos a?os, Zimbabue sigue siendo uno de los pa¨ªses m¨¢s castigados por el VIH/sida del mundo, con cerca de un 15% de su poblaci¨®n adulta infectada por el virus; 1,3 millones de personas. Seg¨²n el Ministerio de Salud del pa¨ªs, el 72% de los adultos y el 43% de los ni?os que necesitaba tratamiento ARV, lo recib¨ªa en 2012. Es un avance, pero eso significa que a¨²n hay un 28 y un 57% respectivamente que lo necesitan y no lo reciben. Y para esas personas eso es lo mismo que si les condenaras a muerte.
"Para que el sistema de salud sea sostenible y pueda funcionar a largo plazo en pa¨ªses como Zimbabue, es necesario establecer modelos en los que la atenci¨®n cl¨ªnica de los pacientes sea atendida por personal sanitario cualificado. Mientras, tareas como la dispensaci¨®n de medicamentos deben ser asumidas por personal con menor cualificaci¨®n o personal no m¨¦dico", explica Luis Encinas, responsable de proyectos de MSF en Zimbabue. "En el segundo de los casos, los pacientes asumen un papel mucho m¨¢s activo en el manejo de los aspectos f¨ªsicos, sociales y psicosociales de su propia salud".
Clorence Masango, 48 a?os, est¨¢ casado y tiene siete hijos, todos VIH-negativos. "Vivo a 18 kil¨®metros de Pumula, pero siento que la distancia se ha acortado al unirme al CAG Damulocingo", explica. "El grupo nos ha ayudado mucho. Ya no perdemos todo el d¨ªa en el hospital. Los miembros del CAG son f¨¢cilmente identificados y atendidos en menos de dos horas. Es una gran mejora, porque antes sol¨ªamos estar m¨¢s de seis horas en el hospital. Gracias a los CAG tenemos menos dificultades para poder mantener nuestro trabajo o poder atender a nuestras familias. Siento que ahora vivo con menos preocupaciones y afronto las cosas de una manera mucho m¨¢s positiva. Podr¨ªa decir que mi grupo me ha ayudado a conseguir obtener la felicidad que ahora mismo necesito para seguir adelante. Y lo mejor es que he aprendido el valor que tiene el poder ayudar a otras personas que est¨¢n en tu misma situaci¨®n. Ayudar a los dem¨¢s me llena de optimismo".
Desde finales del a?o pasado, MSF est¨¢ traspasando paulatinamente sus actividades en Tsholotsho al Ministerio de Salud de Zimbabue. Dentro de este proceso, los CAG funcionan ya desde principios de a?o sin el apoyo de la organizaci¨®n. "Es muy iniciativa muy sostenible. Sabemos que muchas personas han formado nuevos CAG, porque ven r¨¢pidamente sus ventajas", explica Susana.
Plantando cara al virus es una serie de cinco historias a trav¨¦s de la cual Planeta futuro y MSF pretenden explicar c¨®mo los programas de VIH han cambiado la vida diaria de miles personas seropositivas en Zimbabue. MSF lleva a?os trabajando en programas integrales de VIH y TB, con un enfoque comunitario. El trabajo se basa en pilares como: la simplificaci¨®n del tratamiento, una nueva redistribuci¨®n de la atenci¨®n al VIH entre personal sanitario y no sanitario, la integraci¨®n de la atenci¨®n en los servicios rutinarios de salud y la descentralizaci¨®n a la zona rural.
En Tsholotsho, MSF implementa desde hace nueve a?os un proyecto de VIH y TB. Dados los buenos resultados, la organizaci¨®n dejar¨¢ el distrito en los pr¨®ximos meses, aunque seguir¨¢ tratando VIH y TB en otras localidades del pa¨ªs.
Durante los pr¨®ximos cinco meses, a raz¨®n de un art¨ªculo cada mes, Planeta Futuro y MSF plantan cara al VIH.
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