Los ojos
La prensa se vende ahora con un surtido de promociones. La m¨¢s com¨²n, supongo que por la crisis, son los juegos de cuchiller¨ªa. Yo echo de menos un colirio
Lleva ocho d¨¦cadas transformando el humor en una energ¨ªa alternativa. Cuando le fall¨® la vista y empez¨® a verlo todo borroso, se defendi¨® generando todav¨ªa m¨¢s chispa. Con dos cataratas, dec¨ªa, me van a declarar parque natural. Despu¨¦s de operarse, y recuperar la visi¨®n, Margarita nos sorprendi¨® con una ir¨®nica declaraci¨®n de tristeza: ¡°No me gusta nada lo que veo¡±. En Poes¨ªa cl¨¢sica china, Guojian Chen explica que para mostrar repudio por algo que resulta sucio o indigno existe la expresi¨®n ¡°lavarse los ojos¡±. Y un poema de Li Bai habla de un legendario ermita?o que hizo eso, lavarse los ojos, cuando le transmitieron una propuesta que consider¨® degradante: incorporarse al gobierno. Estos d¨ªas es noticia destacada en todos los medios de comunicaci¨®n la salida de un nuevo modelo de m¨®vil. El cacharro se presenta como una revoluci¨®n. Pero lo revolucionario hoy ser¨ªa que incluyese un sistema operativo para lavarse los ojos. La prensa se vende ahora con un surtido de promociones. La m¨¢s com¨²n, supongo que por la crisis, son los juegos de cuchiller¨ªa. Yo echo de menos un colirio. Algo para lavarse los ojos. Y la televisi¨®n conviene verla con una palangana de agua con las siete hierbas de San Juan. Esto de lavarse los ojos despu¨¦s del noticiario no nos lo ense?aron en la facultad de Ciencias de la Informaci¨®n. Lo he tenido que aprender de gente como Margarita y un poeta chino del siglo VIII. Esta semana no he parado de lavarme los ojos. Nunca pens¨¦ que llegara a aplicarse la extrema corrupci¨®n de negar a los inmigrantes la asistencia sanitaria. Ya tenemos nuestros ¡®intocables¡¯. Va un tuit de Confucio: ¡°En un pa¨ªs bien gobernado, la pobreza es algo que averg¨¹enza; en un pa¨ªs mal gobernado, la riqueza es algo que averg¨¹enza¡±. ?C¨®mo lavar tanta verg¨¹enza?
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