Costes corruptos
La corrupci¨®n en Espa?a no es distinta a la de otros pa¨ªses. Lo es la pasividad para atajarla
?Cu¨¢nto afectan a la marca Espa?a en el exterior los casos de corrupci¨®n? ?Se puede medir ese efecto? ?Es diferente Espa?a en este asunto a las democracias de mercado de nuestro entorno? Una aproximaci¨®n a las dos primeras preguntas se puede obtener acudiendo a un reciente Latinobar¨®metro.
El pasado mes de julio, la Corporaci¨®n public¨® un estudio sobre la Imagen de los pa¨ªses y las democracias, en el que una de sus principales conclusiones, en lo que afecta a este tema, es la estrepitosa ca¨ªda de la visi¨®n de Espa?a en el ¨¢rea latinoamericana. Caen Espa?a y Europa a lo largo de los a?os de la crisis, y aunque el factor econ¨®mico es importante no es determinante en esta enorme minusvaloraci¨®n de la opini¨®n que los ciudadanos encuestados proporcionan sobre nuestro pa¨ªs.
El Latinobar¨®metro advierte que en el marco de referencia de la globalizaci¨®n y de Internet, que proporciona ¡°un mundo de informaci¨®n a los pueblos que no se desplazan y no interact¨²an¡±, la extensa cobertura de los acontecimientos que suceden en el interior del pa¨ªs (por ejemplo, las protestas contra los recortes) han minado la imagen de Espa?a, que pierde 20 puntos de opini¨®n favorable entre 2011 y 2013, pasando de ser el pa¨ªs con m¨¢s aprobaci¨®n aquel a?o a quedar despu¨¦s de EEUU, Brasil, Jap¨®n y China. Algo debemos estar haciendo muy mal cuando s¨®lo el 12% de la poblaci¨®n de la regi¨®n cree que Espa?a es totalmente democr¨¢tica.
Algo debemos estar haciendo mal cuando solo el 12% de la poblaci¨®n latinoamericana cree que Espa?a es totalmente democr¨¢tica
Respecto a la cuesti¨®n de si Espa?a tiene modos de corrupci¨®n similares a los dem¨¢s pa¨ªses europeos, conviene concentrarse en la lectura de un libro capital en estas cuestiones, recientemente aparecido: Corrupci¨®n y pol¨ªtica. Los costes de la democracia (Galaxia Gutenberg), que dej¨® in¨¦dito Javier Pradera. En el estudio introductorio, Fernando Vallesp¨ªn subraya c¨®mo la corrupci¨®n pol¨ªtica nos ha estallado en la cara como una bomba de efecto retardado cuando llega la crisis econ¨®mica. Pradera demuestra que lo que en un principio se vivi¨® como una patolog¨ªa puntual, como las andanzas de una serie de pillos, ha devenido en un rasgo casi sist¨¦mico de la democracia espa?ola.
El libro no trata de la corrupci¨®n en general, como tantos otros, sino de su vinculaci¨®n a las nuevas condiciones del sistema democr¨¢tico, su conexi¨®n con la ¡°profesionalizaci¨®n de la pol¨ªtica¡± y ¡°el cambio de posici¨®n de los partidos dentro del sistema de democracia representativa desde su constitucionalizaci¨®n¡±. No hay muchos pa¨ªses en los que coincidan irregularidades en la m¨¢s alta instituci¨®n del Estado, el partido del Gobierno, el principal partido de la oposici¨®n, los sindicatos, la patronal, y cargos de casi todos los colores pol¨ªticos en casi cualquier territorio.
La conclusi¨®n es notoria: el mal fluye por la corriente sangu¨ªnea del sistema como un todo. Con una caracter¨ªstica muy peculiar: la propagaci¨®n de casos de corrupci¨®n se ha visto complementada con la pasividad para atajarlos.?
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