Derecho a saber
La opacidad del expresidente catal¨¢n sobre su fraude le aboca a una comisi¨®n de investigaci¨®n
Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) propici¨® la comparecencia parlamentaria del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol i Soley, con objeto de dar carpetazo al asunto de su reiterado fraude fiscal. Pretend¨ªa as¨ª evitar una m¨¢s enojosa comisi¨®n de investigaci¨®n. Err¨®. La sesi¨®n de ayer dio nuevo impulso a la urgencia de aclarar el caso. Pujol fue inconcreto y confuso sobre la fortuna (quiz¨¢) heredada de su padre; nada explic¨® sobre la conducta de su esposa e hijos, y menos sobre los v¨ªnculos de sus negocios y la gesti¨®n de la Generalitat que presidi¨® durante 23 a?os. La conclusi¨®n de los portavoces fue un¨¢nime (excluido el convergente Jordi Turull): las respuestas fueron insuficientes, por lo que se impondr¨¢ la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria.
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El expresidente no solo no aclar¨® el alcance de su fraude fiscal personal-marital, sino que complic¨® la explicaci¨®n dada en julio. El ¡°legado¡± de su padre, dijo, fue por carta a su esposa. ?Con requisitos de testamento hol¨®grafo? ?Fue protocolizado en el registro de ¨²ltimas voluntades? ?Abon¨® los impuestos devengados? No aclar¨® nada.
Peor a¨²n. ?Es cre¨ªble el importe del patrimonio exterior? La ¨²nica novedad fue que el legado ascendi¨® a una cuant¨ªa en d¨®lares equivalente a 140 millones de pesetas (?de 1972?). ?Se multiplicaron hasta 4,8 millones de euros, 8.000 millones de pesetas, (?de 2010?) solo por efecto de la revalorizaci¨®n del d¨®lar? Tampoco aclar¨® si liquid¨® el impuesto de donaciones por la entrega de acciones que, alega, le oblig¨® su padre a ponerle en garant¨ªa. Todo indica que las irregularidades fiscales del presidente de una Administraci¨®n titular de los impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio fueron a¨²n superiores a lo ya sabido.
La sesi¨®n del Parlament no fue vana. Los distintos grupos -¡ªsalvo el partido pujolista¡ª formularon las preguntas adecuadas, ¨²tiles ahora para realizar un ¨ªndice de la comisi¨®n de investigaci¨®n. Unos, con mayor cortes¨ªa. Otros, en tono levantisco. Pero Turull nada aclar¨® tampoco: lanz¨® un pat¨¦tico alegato contra los dem¨¢s en vez de criticar el fraude de su padrino pol¨ªtico, y acab¨® de enfangar as¨ª a su partido.
Muchas cuestiones desbordaron los aspectos del caso circunscritos a la actuaci¨®n personal de Pujol, en relaci¨®n con el dinero p¨²blico (mejor, evadido al sector p¨²blico), sino tambi¨¦n a su impacto en las contrataciones de la Generalitat; as¨ª como a una larga ristra de casos de la era pujolista que s¨ª han aflorado en estas d¨¦cadas. De la averiguaci¨®n de las responsabilidades pol¨ªticas de Pujol se pasar¨¢ as¨ª a la evaluaci¨®n del pujolismo. Eso, si Esquerra mantiene su exigencia de rigor anticorrupci¨®n (aunque sea en la complaciente actitud sumisa de su portavoz) y no la brinda en el altar de un compadreo prosecesi¨®n con CDC.
Conviene iluminar todos los rincones oscuros, tambi¨¦n porque los herederos de su responsable pol¨ªtico aceleran ahora la convocatoria a los ciudadanos a una aventura de ¡°transici¨®n nacional¡±. Pero para tomar decisiones se requiere toda la informaci¨®n. Para ejercer cualquier derecho a decidir hay que haber colmado antes el derecho a saber. ?De qu¨¦ credibilidad gozar¨ªa una nueva Administraci¨®n que no hubiera identificado y purgado las irregularidades y corrupciones de sus promotores?
Estamos pues ante un asunto de alta tensi¨®n, cuya densidad emocional se reflej¨® ayer cumplidamente en el hemiciclo. Result¨® penoso constatar que Pujol se crea a¨²n titular de un derecho de rega?ar a sus rivales y dar lecciones morales. Aunque los Pujol mantengan la inocencia desde un punto de vista judicial ¡ªpor evaporaci¨®n de pruebas, por prescripci¨®n o por otras causas¡ª lo que han perdido para siempre es la altura moral. Del heroico resistente antifranquista de 1959 al embaucador de 2014 va similar colapso pol¨ªtico-moral al del mariscal P¨¦tain entre Verd¨²n y Vichy.
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