Tarjetas negras
Los gastos sin control en Bankia exigen una investigaci¨®n exhaustiva del juez y de Hacienda
El rescate de Bankia ha costado a los contribuyentes m¨¢s de 24.000 millones hasta el momento. Es l¨®gico e imperativo que, a cambio de ese esfuerzo, se exijan responsabilidades a los gestores que llevaron a la instituci¨®n a la quiebra; y que, por supuesto, estas responsabilidades las determine un juez despu¨¦s de una investigaci¨®n exhaustiva. De los informes del Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria ¡ªpropietario actual de Bankia¡ª en poder de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n y del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, se desprende que consejeros y directivos de Bankia (y antes de Caja Madrid) se gastaron 15,5 millones entre 2003 y 2012 utilizando tarjetas de cr¨¦dito fantasmas,es decir, sin contabilidad precisa, en algunos casos sin l¨ªmite, al margen de las cantidades reguladas y contabilizadas como gastos de representaci¨®n y, aparentemente, sin que Hacienda tuviera conocimiento de los ingresos obtenidos.
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En primer lugar, compete al juez Andreu determinar si los hechos mencionados por el FROB y la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n constituyen un caso de saqueo de los fondos de la instituci¨®n (en t¨¦rminos jur¨ªdicos, delito societario y apropiaci¨®n indebida) y decidir los pasos legales pertinentes para aclarar el caso. El juez actuar¨¢ sin duda concediendo todas las garant¨ªas adecuadas a los consejeros y directivos implicados. De forma que quienes usaron la tarjeta ¡ªcomo Pablo Abejas, destituido ayer de su cargo de director general de la Comunidad de Madrid¡ª podr¨¢n defender su inocencia y el grado de conocimiento que ten¨ªan de las condiciones de uso del dinero.
Adem¨¢s, Hacienda tendr¨¢ que decidir si existe o no causa de delito fiscal. Pero, en principio, la disposici¨®n de dinero que no est¨¦ considerado como gasto de representaci¨®n exige que se declare como rendimiento de trabajo. Es dif¨ªcilmente cre¨ªble argumentar ignorancia o insistir en que todas las instituciones financieras y las empresas tienen tarjetas ¡°para gastos de representaci¨®n¡±; porque los llamados gastos de representaci¨®n est¨¢n perfectamente controlados en las cuentas de las compa?¨ªas. Si existe delito en las tarjetas de Bankia procede precisamente de su opacidad.
En todo caso, si el juez y Hacienda consideraran que existen indicios suficientes para iniciar una causa, la acci¨®n deber¨ªa ser tajante y r¨¢pida. Una primera condici¨®n es que los implicados devuelvan el dinero sin justificar que obtuvieron a trav¨¦s de las tarjetas sin control. Por cierto, eso es lo que han hecho ya, con buen criterio, cuatro consejeros ejecutivos de Bankia. Rodrigo Rato, Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez Norniella, Ildefonso S¨¢nchez Barcoj y Mat¨ªas Amat han devuelto en total casi 200.000 euros a la entidad financiera despu¨¦s de que se les pidiera la justificaci¨®n de las cantidades gastadas. Aunque la devoluci¨®n no evite acciones judiciales posteriores, es la actitud correcta y tambi¨¦n un indicador indirecto de que las tarjetas fantasma no responden a la ortodoxia empresarial.
Pero, en todo caso, la responsabilidad individual de las prebendas sin justificar, que es grave, palidece ante el desdichado modelo de gesti¨®n en Bankia (antes del rescate). Porque, sea cual sea la decisi¨®n judicial y de Hacienda, es evidente que la existencia de cuentas de dinero para gastos de la alta direcci¨®n que no necesitaban justificaci¨®n indica una mala praxis empresarial. Ese es el modelo de gesti¨®n ¡ªlamentablemente presente en muchas otras cajas¡ª que tom¨® decisiones ruinosas, se despreocup¨® del negocio financiero y permiti¨® durante decenios la manipulaci¨®n de la entidad, con resultados desastrosos para los contribuyentes que pagan el rescate, los depositantes, los accionistas y las v¨ªctimas de las preferentes.
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