Cinco fantas¨ªas para ser infeliz
Nuestra cabeza est¨¢ llena de fantas¨ªas sobre la felicidad que, en vez de ayudarnos, nos dificultan alcanzarla. Vamos a ver algunas de las m¨¢s habituales:
Si estoy triste, no soy feliz
La felicidad no es un punto al que llegar, sino un estado emocional que cultivar. Est¨¢ m¨¢s cerca de la serenidad que de otras emociones, porque si te duelen las muelas, por mucha felicidad que tengas, est¨¢s fastidiado, dec¨ªa el gran escritor Jos¨¦ Saramago. Sin embargo, los occidentales asociamos felicidad a placer y pensamos que cualquier emoci¨®n negativa es una hecatombe para nuestro objetivo. Negamos la tristeza, el enfado¡ no nos gustan y creemos que son malas compa?¨ªas. Sin embargo, esa fantas¨ªa es un error de partida. Si negamos algo tan b¨¢sico en nosotros como son las emociones poco sexys, estaremos perdiendo br¨²julas para alcanzar un estado de serenidad, como dir¨ªa Saramago.
Siempre quiero m¨¢s
Otra fantas¨ªa: pensamos que cuando tengamos esto o aquello, seremos m¨¢s felices. Piensa en ti en alg¨²n momento de tu vida. ?Quiz¨¢ so?aste que cuando tuvieras ese trabajo, esa pareja o consiguieras ese coche te ibas a sentir mejor o, incluso, ser m¨¢s feliz? Y despu¨¦s de conseguirlo, ?qu¨¦ sucedi¨®? Pues seguramente, nada. Tuviste una satisfacci¨®n temporal, pero luego te llegaste a acostumbrar a ¨¦l o a ella y necesitaste otro est¨ªmulo que te ¡°garantizara¡± ser m¨¢s feliz. As¨ª somos. Cuando conseguimos algo muy anhelado, despu¨¦s queremos m¨¢s y m¨¢s. Esto es lo que Sonja Lyubomirsky, una de las grandes expertas mundiales en felicidad, denomina nuestra ¡°adaptaci¨®n hedonista¡±, que es una manera de expresar que nos adaptamos a lo bueno y una vez conseguido, nos deja de motivar. Y si no, piensa cuando has estado enfermo. Sab¨ªas que lo m¨¢s importante era la salud y te promet¨ªas tenerlo muy en cuenta. Sin embargo, una vez curado, tu mente dijo: ¡°a otra cosa, mariposa¡±.
(Por supuesto, hace falta alcanzar un umbral. Si estamos en una situaci¨®n de pobreza, por ejemplo, resulta m¨¢s dif¨ªcil ser feliz.)
¡°Como me suceda esto¡¡±
Existen pensamientos que construyen miedos maravillosos, que nos ahogan por dentro. Pensamos que si pierdo ese trabajo, que si suspendo ese examen, que si mi pareja me deja¡ sufriremos much¨ªsimo y quiz¨¢ no sepamos remontarlo. Y, por supuesto, que existen acontecimientos que nos hacen da?o, pero muy probablemente nuestra fantas¨ªa es superior a lo que la mayor¨ªa de las veces sucede. Simplemente, echa un vistazo a tu pasado y mira esos miedos tan terribles que tuviste si eran tan grandes como imaginabas. No somos buenos jueces previendo el dolor, porque no somos conscientes que tenemos un sistema inmunol¨®gico afectivo, como dice Dan Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard, que nos hace recuperarnos m¨¢s r¨¢pido de lo que nosotros pensamos. Por ello, un buen m¨¦todo consiste en confiar un poco m¨¢s en uno mismo para salir de situaciones dif¨ªciles.
A m¨ª las cosas
En l¨ªnea con la segunda fantas¨ªa de querer siempre m¨¢s, Tom Gilovich, de la Universidad de Cornell, nos habla de otra: la b¨²squeda de la acumulaci¨®n de cosas, en vez de experiencias. Lleg¨® a esta conclusi¨®n a trav¨¦s de un estudio. Le pidi¨® a un grupo de personas que gastaran una cantidad determinada de dinero comprando cosas o que lo gastaran viviendo una experiencia. Pasado el tiempo, analiz¨® qui¨¦nes hab¨ªan sido m¨¢s felices. Y como es de esperar, aquellos que lo invirtieron en experiencias se mostraron mucho m¨¢s.
Vayamos a ti mismo. Echa un vistazo atr¨¢s y enumera qu¨¦ acontecimientos te han hecho sentirte m¨¢s feliz. ?Poseer cosas o vivir determinadas experiencias con personas o en viajes o en conexi¨®n con la naturaleza? Date t¨² mismo o t¨² misma la respuesta.
De aqu¨ª, no me muevo
Una ¨²ltima fantas¨ªa est¨¢ relacionada con mi nivel de felicidad gen¨¦tico. Pensamos que nacemos con un numerito en la escala de la felicidad y que de ah¨ª no nos movemos. Creemos que podemos vivir acontecimientos positivos o negativos, pero que regresaremos al mismo punto de partida. Pues bien, seg¨²n investigaciones de Sonja Lyubomirsky o de Martin Seligman nacemos con una determinada predisposici¨®n a la felicidad, pero sin embargo tenemos un margen de maniobra lo suficientemente amplio que podemos cambiar el numerito con el que pensamos que venimos a este mundo. As¨ª pues, destierra frases como ¡°yo no puedo ser feliz¡±. La ciencia afirma que est¨¢ en tus manos.
Basado en Emiliana Simon-Thomas, Universidad de Berkeley
Imagen: Licencia Creative Commons, Chris Halderman
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