Venezuela busca silla en el Consejo de Seguridad
El regimen de Maduro es enemigo de los principios que rigen la ONU
Los Gobiernos de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe miembros de la ONU est¨¢n apoyando la candidatura de la tiran¨ªa comunista venezolana, creada por Hugo Ch¨¢vez y continuada por su suplente, Nicol¨¢s Maduro, para que los represente como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad para el periodo 2015-2016.
Semejante desprop¨®sito, que desdice del sentido de seriedad y de responsabilidad que supuestamente tienen estos Gobiernos con la paz y la seguridad internacionales, no pod¨ªa presentarse en un peor momento, cuando fuerzas emergentes de la mayor peligrosidad amenazan la paz y la seguridad que tanta unidad necesita para hacerles frente.
Lo hacen, precisamente, cuando el Consejo de Seguridad acaba de aprobar por unanimidad una resoluci¨®n exigiendo a los pa¨ªses aprobar leyes que proh¨ªban viajar al extranjero para unirse a grupos terroristas, o financiar esos esfuerzos, a pesar de saber que el r¨¦gimen venezolano es conocido por proporcionar pasaportes a individuos pertenecientes a grupos radicales de Oriente Pr¨®ximo, incluyendo a Hezbol¨¢. Tampoco ignoran su cooperaci¨®n con los grupos narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).
Esta pr¨¢ctica, sin duda delictiva, es tan alarmante que cinco generales venezolanos han sido incluidos por el Tesoro de Estados Unidos en la Lista kingpin que mantiene el Tesoro para todos aquellos cooperadores del tr¨¢fico de armas, de drogas y de lavado de dinero. Dos de estos oficiales son actualmente gobernadores de los Estados de Gu¨¢rico y Trujillo, y miembros activos del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Es irresponsable que Gobiernos que exhiben credenciales democr¨¢ticas, y que incluso han sufrido bajo el flagelo militar, apoyen a un r¨¦gimen que durante los ¨²ltimos 15 a?os se ha asociado con algunos de los peores y m¨¢s infames personajes como Sadam Husein, Gadafi, Al Bashir, El Asad, Ahmadineyad y Mugabe.
Lo m¨¢s alarmante es que estos Gobiernos no pecan por ignorancia. Conocen el colapso de la democracia y del Estado de derecho, del linchamiento como modalidad judicial contra los disidentes, de la tortura y la persecuci¨®n como pol¨ªtica de Estado. Del infame r¨¦cord de nivel ol¨ªmpico de violaciones a los derechos humanos debidamente documentadas en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, as¨ª como en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y por grupos de defensa de derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch. Tampoco ignoran que el r¨¦gimen est¨¢ bajo el control del Gobierno cubano, que ser¨ªa el representante de facto en el Consejo.
Tambi¨¦n est¨¢n al tanto que m¨¢s de la mitad de la comunidad jud¨ªa en Venezuela se ha visto obligada a abandonar el pa¨ªs por el acoso infligido a ellos despu¨¦s de que el r¨¦gimen rompi¨® relaciones diplom¨¢ticas con Israel, calific¨¢ndolo de Estado genocida. Y por su alineaci¨®n con grupos extremistas de la regi¨®n hoy muy presentes y activos en el pa¨ªs.
?Qu¨¦ puede explicar semejante posici¨®n de los Gobiernos latinoamericanos y caribe?os? Algunos, para pagar favores recibidos a trav¨¦s de los petrod¨®lares de la diplomacia venezolana. Otros, para complacer a grupos de izquierda dentro de sus pa¨ªses y otros, para atacar a EE?UU en el Consejo por medio de Venezuela.
Dos casos son muy esclarecedores: el presidente Juan Manuel Santos, de Colombia, en su calidad de ministro de Defensa bajo el presidente ?lvaro Uribe, document¨® el rol criminal desempe?ado por el r¨¦gimen venezolano con las FARC, y aun a sabiendas de que tal asociaci¨®n ha causado tanto sufrimiento a su propia gente, decidi¨® dejar este grav¨ªsimo delito de lado para apoyar el r¨¦gimen de Maduro. Chile, que tanto se benefici¨® de los anteriores Gobiernos democr¨¢ticos venezolanos que ayudaron a liberar a dirigentes pol¨ªticos prominentes del partido de la presidenta Bachelet presos por Pinochet, ni se inmuta al respaldar a un r¨¦gimen igualmente militarizado.
Venezuela ha pertenecido en cuatro ocasiones al Consejo de Seguridad. La ¨²ltima vez en 1992- 1993, cuando tuve el privilegio de ser su representante. Nuestra selecci¨®n siempre fue votada por consenso, puesto que mi pa¨ªs se distingui¨® como miembro fiable y responsable de la comunidad internacional, as¨ª como ser un promotor y defensor activo de los derechos humanos y del derecho internacional.
Afortunadamente, a pesar del inexcusable respaldo dado a Venezuela, la decisi¨®n final para elegir a los representantes en el Consejo de Seguridad recae en la Asamblea General, que en cuanto tenga conocimiento de que la candidatura venezolana no responde para nada al inter¨¦s general de la comunidad internacional, no deber¨ªa proporcionarle la mayor¨ªa de dos tercios necesaria para ser elegido. Y la votaci¨®n es secreta.
No se equivoquen: el r¨¦gimen venezolano no es solo un enemigo declarado de Israel y de Estados Unidos, sino de los principios y fines que rigen a la propia organizaci¨®n mundial. Esta infame realidad, junto con la inexistencia de la libertad de expresi¨®n, hace de Venezuela el peor y m¨¢s descalificado candidato para representar a Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Los pa¨ªses miembros no deben permitir que Venezuela compre un asiento en la ONU gracias a la complicidad de los pa¨ªses de la regi¨®n.
Diego Arria fue embajador de Venezuela ante la ONU y asesor especial del secretario general Kofi Annan.
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