Lady Gaga se al¨ªa con Tony Bennett para rejuvenecer
Hace un a?o estaba deprimida: su tercer ¨¢lbum no gust¨® a la cr¨ªtica y Miley Cyrus le arrebataba su terreno en la escena pop Hoy la cantante ha vuelto al n¨²mero uno acompa?ada del 'crooner' de referencia y alejada de su exc¨¦ntrico estilo
Lady Gaga record¨® hace unos meses el momento en el que se mir¨® en un espejo de su casa, el pasado d¨ªa de A?o Nuevo, y decidi¨® afrontar su depresi¨®n. ¡°Estaba harta de luchar con todo el mundo. No sent¨ªa ni los latidos de mi coraz¨®n. Me sent¨ªa enfadada, c¨ªnica, y profundamente triste. Que me estaba muriendo, que la luz se me hab¨ªa apagado del todo¡±, le contaba la cantante a la revista Harper¡¯s Bazaar. Esta neoyorquina de 29 a?os, nacida con el nombre de Stefani Joanne Angelina Germanotta y la cantante m¨¢s importante de 2011, ten¨ªa entonces mil motivos para justificar ese estado de ¨¢nimo. Ven¨ªa de decepcionar a la cr¨ªtica, y tambi¨¦n comercialmente, con su tercer ¨¢lbum, Artpop. Su llamativa imagen, compuesta entre otros trajes por vestidos hechos de carne, burbujas o h¨¦lices capaces de suspenderla en el aire, parec¨ªa jur¨¢sica en un a?o en el que Miley Cyrus dejaba de ser ni?a Disney y estaba generando titulares a golpe de posar desnuda. Pero aquel 1 de enero todo cambi¨®, seg¨²n ella misma cuenta. ¡°Me dije: ¡®Si te queda algo dentro, aunque sea una mol¨¦cula de luz, tienes que sacarla y hacer que se multiplique¡±.
?Diez meses despu¨¦s, Gaga ha vuelto a encandilar a la cr¨ªtica y a los titulares, al menos de forma nominal. Porque en esta nueva versi¨®n de s¨ª misma, en lugar de estramb¨®ticos vestidos, lleva ropa elegante. En lugar de canciones con aires a rock cl¨¢sico compuestas por ella misma, est¨¢ entonando el gran cancionero americano: los sobados hitos del jazz de Cole Porter y Jimmy McHugh. Y en lugar de rodearse de un equipo creativo de estilistas y pintores underground como otrora, su c¨®mplice es la octogenaria voz de Tony Bennett, el crooner m¨¢s apto para todos los p¨²blicos de Estados Unidos. Las 130.000 copias de Cheek to cheek, el ¨¢lbum de duetos que lanzaron a finales de septiembre el cantante mel¨®dico y la estrella exc¨¦ntrica, se han vendido y Lady Gaga ha vuelto a protagonizar titulares. Todo ha cambiado para seguir igual.
Timonazos estil¨ªsticos as¨ª son comunes en el pop, un mundo donde la imagen es la ¨²nica moneda y la relevancia el ¨²nico activo. Pero el caso de Lady Gaga es especial. La cantante lleva a?os repitiendo que su imagen es una extensi¨®n de su personalidad. ¡°Lady Gaga ya no choca. Lo m¨¢s sorprendente que pod¨ªa hacer era calmarse y lo ha hecho¡±, zanja Matthew Rettenmund, escritor, fundador de la revista Popstar y uno de los mayores conocedores del mundo del pop en Estados Unidos. ¡°Trabajar con un cl¨¢sico como Tony Bennett la mantiene t¨¦cnicamente en el n¨²mero uno; le recuerda a la gente que tiene una voz preciosa y le da tiempo a replantearse las cosas antes de lanzar un nuevo disco. Ha sido una buena t¨¢ctica. Pero, ?ser¨¢ suficiente?¡±, se pregunta.
"ELLA SABE C?MO FUNCIONA ESTO: O SE REINVENTA O TENDR? QUE VIVIR DE LA NOSTALGIA"
La cuesti¨®n no tiene f¨¢cil respuesta. El de Lady Gaga fue un fen¨®meno elefanti¨¢sico pr¨¢cticamente desde su nacimiento en 2008, pero estaba unido a estramb¨®ticos estilismos, himnos de discoteca y a un mensaje de tolerancia y libre expresi¨®n. No estaba ligado a su persona. Tras romper cuantos r¨¦cords se fue encontrando entre 2008 y 2012, el a?o pasado dio un viraje con un disco ausente de himnos que intent¨® vender desnud¨¢ndose art¨ªsticamente ante lentes consagradas. No le sali¨® bien. Mientras a ella le llov¨ªan las cr¨ªticas, Miley Cyrus prob¨® a desnudarse indiscriminadamente ante cualquier c¨¢mara. Y ella acab¨® dominando la escena pop.
Entonces la trama de la depresi¨®n ¡ªque, como toda historia promocional, puede tener mayor o menor veracidad¡ª cobra sentido. Las acciones de Gaga dibujan a un artista en crisis. En noviembre de 2013 fue invitada al programa Saturday night live, donde generalmente acude a burlarse de s¨ª misma, y esta vez interpret¨® a una Lady Gaga anciana que viv¨ªa fracasada en un apartamento lleno de Grammys viejos, a la que nadie recuerda ni cuando se pone un filete en el cuello. En enero despotric¨® en su web contra gran parte de sus colaboradores (¡°gente que no se conforma con millones de d¨®lares, ni miles de millones, que me ha hecho perder tiempo y salud¡±), y rompi¨® con ellos.
Esta narrativa encaja perfectamente con este lanzamiento, que hace a?os resultar¨ªa marciano. ¡°Este disco deber¨ªa verse principalmente como obra de Bennett, no de Gaga. Pero sorprende ver la cantidad de tiempo y energ¨ªa que Lady Gaga le est¨¢ dedicando a la promoci¨®n¡±, explica Mathieu Deflem, el profesor de la Universidad de Carolina del Sur que se hizo famoso por su clase Lady Gaga y la sociolog¨ªa de la fama. ¡°Gaga ya no es la sensaci¨®n que fue hace un par de a?os as¨ª que est¨¢ buscando renovar su credibilidad y quiz¨¢, realzar un poco su popularidad. El hecho de que Gaga y su equipo se est¨¦n tomando este disco con mucha seriedad y no lo vean como un proyecto secundario parece validar esta interpretaci¨®n¡±, reflexiona.
Esta promoci¨®n ha tra¨ªdo consigo hip¨¦rboles tradicionales en Gaga. A The Wall Street Journal, por ejemplo, le ha dicho que se ha enamorado del jazz y que piensa sacar un disco cada a?o. Pero, ?ser¨ªa buena idea? Pasar del pop al jazz es lo que hacen las estrellas maduras que ya no pueden lucir palmito y buscan seducir a una audiencia mayor. Joni Mitchell intent¨® esa transformaci¨®n y fracas¨® en los setenta. Gaga es joven a¨²n. Rettenmund cree que es solo una fase antes de que esta profeta sin mensaje, este cuadro sin pintura, sepa por d¨®nde renacer y vuelva con toda su fuerza. ¡°Es imposible que Gaga se quede en el jazz de forma permanente porque as¨ª jam¨¢s tendr¨¢ impacto duradero alguno en la cultura¡±, sentencia el fundador de Popstar. ¡°Ya hab¨ªa expresado con anterioridad su desprecio por quienes no cantan sus propias canciones. Lady Gaga sabe c¨®mo funciona esto. O te reinventas o vives de la nostalgia. O, lo que es peor, te haces irrelevante¡±.
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