El juego pol¨ªtico del senador Romario de Souza
Con casi 5 millones de votos, el exfutbolista ha sido elegido senador sin el apoyo de su partido, el PSB. Hoy promueve iniciativas en defensa del deporte, los derechos de los minusv¨¢lidos y la lucha contra la corrupci¨®n

"Con 4.683.572 votos soy el senador m¨¢s votado de la historia del Estado de R¨ªo de Janeiro. Mis padres, ni en el mejor escenario, imaginar¨ªan que aquel ni?o que sali¨® de la maternidad en una caja de zapatos, ocupar¨ªa uno de los m¨¢s altos cargos de la Rep¨²blica (de Brasil)¡±. De esta forma, Romario de Souza Faria, Romario (R¨ªo de Janeiro, 1966), agradec¨ªa esta semana en su p¨¢gina de Facebook el respaldo masivo a su candidatura a senador tras ejercer cuatro a?os como diputado en el Congreso Nacional. Como tantos otros futbolistas de ¨¦lite brasile?os (Ronaldo, Pel¨¦, Bebeto¡), o baixinho (como se le conoce en Brasil por su discreta estatura) aprovech¨® su tir¨®n popular para entrar en pol¨ªtica en 2010. La gran diferencia es que los dem¨¢s han seguido a pies juntillas la doctrina del stablishment,ingresando en organizaciones e instituciones p¨²blicas sin discrepar de la l¨ªnea oficial, mientras Romario practica el vuelo libre y canta las verdades del barquero a los cuatros vientos, le pese a quien le pese.
El crack del Bar?a de Johan Cruyff e incontestable art¨ªfice de la victoria brasile?a en la Copa del Mundo de 1994 se ha consagrado poco a poco como una anomal¨ªa de la pol¨ªtica brasile?a, un medio donde parlamentarios, ministros y altos funcionarios se mantienen vivos a base de urdir cuestionables alianzas, a veces obscenamente contradictorias. Es en este complejo ecosistema donde Romario, que no cuenta ni con el respaldo pol¨ªtico de su propio partido, el Partido Socialista Brasile?o (PSB), ha conseguido un espaldarazo hist¨®rico en las urnas. El m¨¦rito, por tanto, es a¨²n mayor. Hoy hasta la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el opositor socialdem¨®crata, A¨¦cio Neves, se disputan el apoyo de Romario a sus candidaturas durante la segunda vuelta de los comicios presidenciales que se celebrar¨¢n el 26 de octubre.
Bien es cierto que la popularidad del crack ha crecido proporcionalmente al voltaje de las pol¨¦micas generadas por sus frecuentes manifestaciones p¨²blicas. De Pel¨¦, dijo en su d¨ªa que ¡°callado es un poeta¡±. Tampoco les ha ahorrado estopa a algunos de los grandes ¨ªdolos del futbol brasile?o, como Zico o Zagallo, con quienes mantuvo enfrentamientos a cara de perro. Pero lo que quiz¨¢ le haya granjeado m¨¢s visibilidad en los ¨²ltimos a?os son sus furibundas arremetidas contra la organizaci¨®n de la ¨²ltima Copa del Mundo, que calific¨® repetidamente de ¡°verg¨¹enza nacional¡± y de ¡°mangoneo¡±. Al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, lo llam¨® el pasado marzo ¡°ladr¨®n, corrupto e hijo de puta¡±. El presidente de la Confederaci¨®n Brasile?a de F¨²tbol (CBF), Jos¨¦ Mar¨ªa Mar¨ªn, tampoco se libr¨® de las embestidas del diputado. ¡°Es una rata¡±, dijo ante los periodistas.
No es extra?o encontrarle en la playa de R¨ªo enfrascado en una acalorada conversaci¨®n o con una cerveza
De alguna forma, Romario se ha convertido en una suerte de enfant terrible y su voz ha crecido exponencialmente al calor de los millones de indignados que se tiraron a la calle en 2013 para protestar contra la organizaci¨®n del Mundial mientras el pa¨ªs continuaba presentando grandes deficiencias sanitarias y educativas, m¨¢s all¨¢ del serio problema de corrupci¨®n que afecta a la Administraci¨®n p¨²blica a varios niveles.
Fuera de los terrenos de juego Romario ha desarrollado un mandato prol¨ªfico en el Congreso de Brasilia. Sus caballos de batalla, plasmados en nueve iniciativas legislativas, han sido la defensa del deporte, los derechos de minusv¨¢lidos y deficientes ps¨ªquicos y el combate a la corrupci¨®n. Conocido por ser bastante refractario a las entrevistas, su vida privada ha transitado durante los ¨²ltimos a?os entre Brasilia, donde mantiene su oficina principal en el Parlamento, y su R¨ªo de Janeiro natal.
All¨ª Romario mantiene su vivienda principal con vistas al mar en el acomodado barrio de Barra da Tijuca, ba?ado por una de las mejores playas de la ciudad. Frente a su casa al exfutbolistale gusta matar el tiempo libre como a cualquier carioca de pura cepa, jugando al voley playa o al futvoley, y rodeado de amigos y de mujeres bonitas. No es extra?o encontrarlo en la arena enfrascado en una acalorada conversaci¨®n o con una cerveza en la mano.
Pero los que lo conocen coinciden en que es en el ¨¢mbito de los escarceos amorosos donde Romario ha destacado por ser incombustible. ¡°Lo que m¨¢s me gusta en la vida, despu¨¦s del sexo, es jugar al f¨²tbol¡±, admiti¨® una vez en una entrevista televisada. Sonadas fueron las grescas con varios entrenadores por su sistem¨¢tica indisciplina, que inclu¨ªa noches de sexo en plena concentraci¨®n de la selecci¨®n brasile?a o directamente escapadas intempestivas aderezadas de mujeres y alcohol. ¡°Siempre me gust¨® huir¡±, recuerda. Sin embargo, sus arranques pasionales nunca le han hecho descuidar su papel de padre de seis hijos que, seg¨²n su entorno, ejerce de manera ejemplar. Su hija predilecta, Ivy, de 9 a?os, naci¨® con s¨ªndrome de down y hoy represente el motor de su lucha en el Congreso brasile?o por los derechos de los disminuidos f¨ªsicos y ps¨ªquicos.
A sus 48 a?os, y alejado hoy de los campos de f¨²tbol que le dieron un nombre, Romario se encuentra de nuevo en la cresta de la ola. ¡°Hoy es un d¨ªa hist¨®rico porque un exfavelado (antiguo vecino de la favela) se ha convertido en senador de la Rep¨²blica¡±, declar¨® esta semana. Su nombre ya ha comenzado a aparecer en las quinielas como futuro alcalde de R¨ªo de Janeiro. Y su gran ¨¦xito, quiz¨¢, estribe en su habilidad para crecer en la pol¨ªtica y en la vida en general sin dejarse cegar por los oropeles. Y en mantener los pies en la tierra, mirar atr¨¢s y seguir pronunciando con gozo la palabra favela, el lugar que lo vio nacer y adonde hoy sigue acudiendo con frecuencia.
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