Evo Morales: la tentaci¨®n de uno mismo
La figura del dictador en Am¨¦rica Latina ha sido reemplazada por la realidad del presidente democr¨¢ticamente elegido que no soporta la idea de dejar de serlo
Debe haber un momento en que miran alrededor y piensan: pobrecitos, qu¨¦ ser¨ªa de todos ellos si no estuviera yo. O, incluso: qu¨¦ habr¨ªa sido de todos ellos si yo no hubiese estado. O, si acaso: qu¨¦ ser¨¢ de todos ellos cuando yo ya no est¨¦. O quiz¨¢ piensen ay, qu¨¦ duro ser el ¨²nico que. O tal vez, qui¨¦n sabe: ?por qu¨¦ ser¨¢ que solo yo lo puedo? Lo cierto es que, piensen lo que piensen, creen que el Estado ¨Cde las cosas, de los cambios, de su ?revoluci¨®n?¨C es ellos y que sin ellos nada. Entonces, se contradicen en lo m¨¢s hondo y ceden gozosamente a la tentaci¨®n de s¨ª mismos.
La novela de dictador fue un cl¨¢sico de la literatura hispanoamericana durante d¨¦cadas, entre los veintes del Tirano Banderas y los setentas del Oto?o del patriarca, pasando por El se?or presidente, Yo el supremo. Pero ya no se escriben; ahora, en Am¨¦rica Latina, la figura del dictador tradicional ha sido reemplazada por la realidad del presidente democr¨¢ticamente elegido que no soporta la idea de dejar de serlo.
El comandante Ch¨¢vez iba para los 20 a?os, el doctor Correa va para un m¨ªnimo de 10, el matrimonio Kirchner ¨Cdonde el concepto de hombre fuerte fue reemplazado por la pareja fuerte¨C para 12, el ex Uribe perdi¨® su intento cuando ya hab¨ªa hecho 8. Nadie quiere bajarse. Pero hay uno que, en principio, parec¨ªa inmunizado: un campesino boliviano, aborigen, dirigente de sufridos cocaleros, un muchacho curtido en mil peleas que conoc¨ªa el valor del colectivo. Hasta que, inesperadamente, se transform¨® en presidente hace ocho a?os y lo hizo con tanto ¨¦xito y soltura que nunca m¨¢s quiso dejarlo. Hoy, 12 de octubre, Bolivia podr¨ªa convertirlo en el presidente m¨¢s persistente de su historia. Hace unos d¨ªas se public¨® su mejor biograf¨ªa, Jefazo (Debate), del argentino Mart¨ªn Sivak, que ya fue traducida al ingl¨¦s, franc¨¦s, chino, italiano.
¨CSu relaci¨®n con el poder es sacrificial.
Me dice Sivak, y que Morales no se toma vacaciones, que no tiene d¨ªas libres ni vida familiar, que vive al borde de sus posibilidades f¨ªsicas.
¨CPero, aun as¨ª, no se plante¨® dejar su lugar a otro. ?Por qu¨¦?
¨CBueno, para estas elecciones ten¨ªa excelentes condiciones para hacerlo. Entre el boom econ¨®mico que sus medidas produjeron, las grandes mejoras sociales, su popularidad y la pobreza de la oposici¨®n, podr¨ªa haber impuesto un candidato nuevo.
¨C?Y por qu¨¦ no lo hizo?
Sivak conoce a Morales desde sus a?os pobres, cuando, a veces, de visita militante en Buenos Aires, le ped¨ªa dormir en su sof¨¢.
¨CNo lo s¨¦. Recuerdo de aquellas conversaciones, antes de ganar la elecci¨®n de 2005, y tambi¨¦n despu¨¦s, una frase suya: ¡°Nunca habr¨¢ borrachera de poder¡±. Ahora, en campa?a, ha dicho que en 2020 se ir¨¢ a su casa. Los m¨¢s obsecuentes pedir¨¢n el cambio de la Constituci¨®n para introducir la reelecci¨®n indefinida. As¨ª que a ¨¦l le tocar¨¢ elegir entre su promesa y los que lo quieren para siempre en el Palacio Quemado.
Hay un punto que Sivak insiste en subrayar: que desde que Morales es presidente, Bolivia es un pa¨ªs m¨¢s justo y m¨¢s democr¨¢tico:
¨CPero esa democratizaci¨®n no se tradujo en el modo en que el Ejecutivo gobierna: Morales no impide la propagaci¨®n del evismo y concentra todas las decisiones, desde las negociaciones con YPF-Repsol hasta el men¨² de sus custodias.
Porque una cosa, parece, es invocar al pueblo, y otra confiar en lo que ¨¦l haga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.