Mutaciones
Los sitios tur¨ªsticos est¨¢n atestados de japoneses que los fotograf¨ªan. La mayor¨ªa lo hacen d¨¢ndole la vuelta a un mundo en el que uno queda descolocado
Vengo de Italia sobrecogido. En la mutaci¨®n continua que como especie estamos experimentando los humanos desde la aparici¨®n del tel¨¦fono m¨®vil, ese aparato que acerca a los que est¨¢n lejos y aleja a los que est¨¢n cerca y que ¨²ltimamente sirve incluso para hablar, el ¨²ltimo escal¨®n ya no es el selfie (autofoto en espa?ol) sino el teleselfie o autofoto a distancia, algo que se consigue con ayuda de un nuevo aparato, una especie de bast¨®n articulado al estilo de los de los monta?eros en cuya punta lleva un resorte en el que se encaja el m¨®vil y que permite una visi¨®n panor¨¢mica del fotografiado. O sea, de uno mismo.
Lo que se consigue as¨ª es no solo aparecer en todas las fotos (que luego se trasmiten por la Red a los conocidos, les interesen o no, incluso a los desconocidos, pues la Red las rebota ad infinitum por el espacio et¨¦reo), sino que el mundo quede detr¨¢s de uno a la manera de los decorados de las fotograf¨ªas antiguas o de los trampantojos paisaj¨ªsticos de los retratos de c¨¢mara de reyes o de arist¨®cratas. Ello no tendr¨ªa inter¨¦s (si ya no reparamos en la borrachera de egolatr¨ªa y de narcisismo que suponen como g¨¦nero los blogs, los tuiters o los whatsapp, ?c¨®mo vamos a hacerlo en la que implica estar fotografi¨¢ndose uno a s¨ª mismo continuamente?) si el teleselfie no supusiera tambi¨¦n una nueva mutaci¨®n antropol¨®gica, pues obliga a estar de espaldas al monumento u objeto de nuestro inter¨¦s, ya sea este el Coliseo, el balc¨®n del Vaticano o la Fontana de Trevi. Con lo que ahora los sitios tur¨ªsticos no solo est¨¢n atestados de japoneses que lo fotograf¨ªan todo, sino que la mayor¨ªa lo hacen de espaldas, d¨¢ndole la vuelta a un mundo en el que de repente uno queda descolocado de nuevo.
Y yo preocupado por el m¨¢s all¨¢.
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