¡®Mos maiorum¡¯: otra pol¨ªtica sobre inmigraci¨®n
La UE ha puesto en marcha un gran operativo policial contra los ¡®sin papeles¡¯
Mos maiorum significa las costumbres de nuestros antepasados. Suena bien, entra?able; pero bajo esta expresi¨®n amable se camufla el operativo policial que, implicando a varios pa¨ªses de Uni¨®n Europea, se est¨¢ impulsando desde la presidencia italiana y coordinando por el Ministerio del Interior italiano. Espa?a participa en el operativo que se desarrolla desde el d¨ªa 13 de octubre y finalizar¨¢ el 26. El objetivo confesado es detener a inmigrantes sin papeles para interrogarles y recabar informaci¨®n con dos fines: dibujar el mapa de las migraciones (c¨®mo llegan las personas, qu¨¦ precio pagan a los que comercian con su transporte, etc¨¦tera) y establecer las rutas criminales de las mafias que se enriquecen con el trasiego irregular de personas. Los agentes policiales deben rellenar unos formularios espec¨ªficos con estos datos, y se supone que de esa informaci¨®n podr¨¢ extraerse inteligencia, es decir, estrategias. Se insiste desde la Uni¨®n Europea que no es una operaci¨®n de control de fronteras (no se trata de impedir entradas ni de expulsar a nadie): solo se quiere informaci¨®n.
Cierto o no lo anterior, sin embargo en estos d¨ªas y coincidiendo con las fechas en las que se desarrolla la Operaci¨®n Mos Maiorum, estamos conociendo casos de detenciones de sin papeles que acaban en expulsi¨®n en apenas 40 horas. Van a buscar a los que tienen fichados por tener orden de expulsi¨®n; no los llevan a un Centro de Internamiento de Extranjeros, lo que supone que no hay orden judicial de internamiento; los meten en los calabozos de la Brigada de Extranjer¨ªa. De ah¨ª, en pocas horas, a un avi¨®n especialmente fletado solo para ellos. Los llaman ¡°vuelos macro¡±; otras veces los colocan en vuelos regulares. En ese tan corto espacio de tiempo no hay margen para intentar una l¨ªnea de defensa. Las familias apenas consiguen informaci¨®n; la mayor¨ªa no tienen recursos ni capacidad para moverse; saben que ha habido detenci¨®n, pero no se les aclara d¨®nde est¨¢n los detenidos; la petici¨®n al juez de guardia de una medida de suspensi¨®n de la ejecuci¨®n no suele ser la soluci¨®n, pero tampoco hay tiempo para m¨¢s. Hay casos de todo tipo, lo que deber¨ªa obligar a un tratamiento pormenorizado y no a una decisi¨®n meramente administrativa en menos de 48 horas.
Esta no es la pol¨ªtica correcta y, desde luego, nos es la m¨¢s humana
No se tienen en cuenta las circunstancias personales, y ahora estoy hablando de un caso real, pero no ¨²nico: Edgar (nombre ficticio) entra en Espa?a siendo menor de edad y buscando la reagrupaci¨®n familiar; al alcanzar los 18 a?os recibe la orden de expulsi¨®n; estudia en un centro p¨²blico; tiene domicilio conocido en Espa?a, en el que vive con sus familiares, que tienen trabajo legal y permiso de residencia y est¨¢n pr¨®ximos a conseguir la nacionalidad; no tiene antecedentes penales; sue?a con su regularizaci¨®n y tiene cita en pocos d¨ªas con las autoridades para hacerla real. La detenci¨®n se produce al salir del instituto ¡ªiban busc¨¢ndole, no fue una detenci¨®n casual, ni aleatoria¡ª; se avisa a un abogado de oficio un d¨ªa despu¨¦s, viernes por la tarde, cuando ya no hay tiempo de acudir a los juzgados, solo al de guardia, que desestima la solicitud de suspensi¨®n antes de que sus familiares, ya de madrugada, aporten documentos que acreditan el arraigo de Edgar en Espa?a; la decisi¨®n no se revoca, a pesar de la petici¨®n de la familia. Y el s¨¢bado por la ma?ana se produce la expulsi¨®n, con lo que llevaba puesto en el momento de la detenci¨®n, sin permitir que se despida de su familia que lleva varias horas dando tumbos con una mochila que no consiguen entregarle. Solo una brev¨ªsima llamada para decir que se lo llevan en un par de horas. La familia acude r¨¢pidamente a la brigada para verle, pero ya va camino del aeropuerto. El jueves, Edgar sali¨® de casa para ir al instituto y no le han vuelto a ver.
Lo ¨²nico que Edgar ten¨ªa en contra era una orden de expulsi¨®n, que est¨¢ recurrida, y una multa sin pagar, pero le deportan antes de que se resuelva el recurso. ?De qu¨¦ sirve entonces el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva?
Lo que le espera: llegar a uno de los pa¨ªses m¨¢s violentos del mundo, en Centroam¨¦rica, donde a nadie tiene y donde puede acabar engrosando las filas del sicariato o sufrir la acci¨®n de una violencia que no respeta a nadie. Hay pa¨ªses en los que no existen oportunidades para nadie ¡ªsalvo las que ofrecen las mafias¡ª, y menos para quienes han sido arrancados de su entorno familiar estructurado. Y hay un principio humanitario b¨¢sico que dice que no se puede proceder a la expulsi¨®n a lugares en los que se vive una situaci¨®n de violencia extrema.
Entre el colectivo de inmigrantes ¡°sin papeles¡± est¨¢ cundiendo el p¨¢nico
?Qu¨¦ aporta esta expulsi¨®n a nuestra pol¨ªtica de inmigraci¨®n? ?Qu¨¦ se gana? ?Es esta la estrategia espa?ola y europea?
Entre el colectivo de inmigrantes sin papeles est¨¢ cundiendo el p¨¢nico: Mos Maiorum no se limita a recabar informaci¨®n; encubre una operaci¨®n masiva de expulsi¨®n para la que todo est¨¢ preparado y que se lleva a cabo en tiempo r¨¦cord. Los llevan a un pa¨ªs centroamericano y desde all¨ª los distribuyen en vuelos comerciales a otros pa¨ªses de la regi¨®n. Pero as¨ª no se acaba ni con los grupos criminales que trafican con la desesperaci¨®n de la gente, ni con los inmigrantes que hayan delinquido en Espa?a. Se acaba con el sue?o de muchos, los m¨¢s d¨¦biles de ordinario, como Edgar, y se compromete gravemente la protecci¨®n de los derechos fundamentales.
Sabemos que no dejar¨¢n de llegar sin papeles; el hambre da muchas cornadas y la desesperaci¨®n les empuja; muchos lo intentan una vez tras otra; no tienen nada que perder, porque en su pa¨ªs ya lo han perdido todo; no se preocupan por su futuro, porque han dejado de tener presente. Esta no es la pol¨ªtica correcta y, desde luego, no es la m¨¢s humana. En ocasiones, las mismas autoridades que intervienen en estos procesos expr¨¦s se percatan de la brutal y ciega m¨¢quina de expulsi¨®n que se ha generado, intentan rectificar (lo que se agradece mucho) pero no siempre tienen tiempo de actuar. Tampoco las ONG, que contrarreloj movilizan a sus activistas en una carrera fren¨¦tica que sirve para demostrar su solidaridad, pero no siempre consigue una segunda oportunidad para el que tiene plaza reservada en el ¡°vuelo macro¡± o en el de l¨ªnea regular. La falta de informaci¨®n, la rapidez del procedimiento, el engranaje legal paquid¨¦rmico, la incapacidad para distinguir lo que es distinto, el no saber d¨®nde o a qui¨¦n acudir y la carencia de recursos, todo mezclado y precipitado en pocas horas, hace que la tutela judicial efectiva se convierta en una quimera.
Y esto es lamentable para ellos; y para nosotros, tambi¨¦n.
Araceli Manj¨®n-Cabeza Olmeda es profesora titular de Derecho Penal y secretaria general de la Universidad Complutense de Madrid.
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