¡ y tuvo que ser la ciencia la soluci¨®n a la crisis del ¨¦bola
An¨®smico, ciego, sordo y carente por completo del sentido del tacto deber¨ªa estar quien no hubiese detectado el cambio de percepci¨®n de la sociedad espa?ola acerca de la infecci¨®n por el virus del ?bola cuando ha pasado a ser informada p¨²blicamente por cient¨ªficos y m¨¦dicos profesionales, dejando de serlo por pol¨ªticos y m¨¦dicos reconvertidos en pol¨ªticos. Y es que, para llegar a dar soluci¨®n a un problema que ha originado una gran alarma social, se ha tenido que recurrir a dos pilares de la sociedad que no han sido muy bien tratados por los gobernantes en los cinco ¨²ltimos a?os: la sanidad p¨²blica y la investigaci¨®n. En apenas veinticuatro horas, el grueso de los espa?oles pasaron de la alarma, la sensaci¨®n de inseguridad y peligro inminente a comprender algo mejor la situaci¨®n y entender que, con medidas de seguridad adecuadas, no tendr¨ªa por qu¨¦ haber m¨¢s infectados por el virus y en caso de producirse nuevos casos, ¨¦stos no tendr¨ªan que ser poco menos que una muerte segura.
Pero, ?un mero cambio de int¨¦rpretes y s¨®lo veinticuatro horas? No, Eso es lo que tardaron los medios en emitir los partes m¨¦dicos y los informes razonados y solventes, realizados por cient¨ªficos y m¨¦dicos expertos en el manejo de la situaci¨®n, que acudieron en cuanto se les llam¨®. Aunque los conocimientos y experiencia en la profesi¨®n cient¨ªfica y cl¨ªnica no son fruto de veinticuatro horas de empollar un libro: ni siquiera los conocimientos de econom¨ªa suficientes para ser jefe de gobierno se aprenden en dos tardes. Los espa?oles lo sabemos bien, y bien lo estamos sufriendo desde hace a?os. No, los conocimientos cient¨ªficos necesarios para abordar el problema y transmitir tranquilidad y solvencia es el fruto de muchos a?os de estudio, de trabajo, de experimentaci¨®n continuados.
Y esos cient¨ªficos acudieron a la llamada de un gobierno que acababa de anunciar los presupuestos para 2015 pocos d¨ªas antes, y en los que no se recoge un aumento presupuestario para la investigaci¨®n, algo que incluso se nos hab¨ªa dado a entender y que, de alguna forma, esper¨¢bamos que rompiese la racha de recortes sucesivos, crecientes y por encima de la media de recortes del total de las partidas presupuestarias, que para la investigaci¨®n espa?ola se iniciaron oficialmente con los Presupuestos Generales del Estado del a?o 2010.
Para llegar a dar soluci¨®n a un problema que ha originado una gran alarma social, se ha tenido que recurrir a dos pilares de la sociedad que no han sido muy bien tratados por los gobernantes en los cinco ¨²ltimos a?os: la sanidad p¨²blica y la investigaci¨®n"
Dichos recortes han afectado tanto a la cantidad de proyectos que se financian para llegar a conseguir los objetivos que la sociedad requiere frente a las enfermedades (por ejemplo) como al factor humano de la investigaci¨®n, el cient¨ªfico. Bien reciente es la noticia de que el n¨²mero de investigadores en el CSIC se ha reducido en un 15% y, de momento, la tasa de reposici¨®n de investigadores que se jubilan es de s¨®lo uno de cada diez que causen baja. Sin embargo, ante la situaci¨®n de alarma no se ha dudado apenas en recurrir a los cient¨ªficos para salir a flote.
Quiz¨¢ ahora los gobernantes espa?oles comprendan algo de la necesidad de invertir en ciencia, en investigaci¨®n y en educaci¨®n cient¨ªficas. Quiz¨¢ ahora ya no tengan excusas para comprender que la investigaci¨®n no se improvisa, que un cient¨ªfico no se forma de la noche a la ma?ana, como tampoco se forma un m¨¦dico, una enfermera o un t¨¦cnico especialista. En las ¨²ltimas d¨¦cadas hemos contemplado c¨®mo aumenta la proporci¨®n de lo que se denomina com¨²nmente ¡°gestores¡± en los puestos de m¨¢xima ejecuci¨®n, decisi¨®n y responsabilidad. Ese tipo de persona que hace n¨²meros sobre cualquier materia sin tener el conocimiento necesario del sector en el que se desempe?a la empresa o la administraci¨®n que se encuentra, de pronto, dirigiendo.
La Uni¨®n Europea orden¨® pocos meses atr¨¢s al gobierno espa?ol que computase los presupuestos de investigaci¨®n como inversi¨®n en vez de como gasto, pero eso no ha animado a nuestros magos de los n¨²meros a aumentar las partidas presupuestarias correspondientes a I+D para 2015. Tampoco parece que les haya inspirado a perge?ar un plan para la ciencia espa?ola que abarque un horizonte a medio plazo, siquiera. Parece que desde la pol¨ªtica se piensa que es mejor improvisar en ciencia, tal cual se ha improvisado pol¨ªticamente para solucionar los casos de espa?oles infectados por el virus de ?bola.
Quiz¨¢ ahora los gobernantes espa?oles comprendan algo de la necesidad de invertir en ciencia, en investigaci¨®n y en educaci¨®n cient¨ªficas"
Quiz¨¢ con esta crisis causada por la decisi¨®n pol¨ªtica de repatriar a espa?oles ejemplares que ayudaban en el ?frica Occidental a salvar tantas vidas, alguien en el gobierno (y ojal¨¢ que tambi¨¦n en la oposici¨®n) comprenda que para muchas actividades es necesario tener al experto de verdad (experto en sanidad, experto en educaci¨®n, experto en asuntos de cooperaci¨®n, en turismo o en lo que sea menester) junto al abogado que plasme en lenguaje legal las disposiciones necesarias y junto al contable que, a su vez, cuadre las cuentas. Quiz¨¢ la sociedad espa?ola empiece a reclamar ese tipo de altos cargos que comprendan la gravedad de una epidemia, las consecuencias de una enfermedad o lo imprescindible de un buen sistema educativo que cubra desde la escolarizaci¨®n primaria hasta la universidad y en el que contribuyan significativa y activamente los medios de comunicaci¨®n.
Por eso animamos desde aqu¨ª a las sociedades cient¨ªficas espa?olas, agrupadas en la Conferencia de Sociedades Cient¨ªficas Espa?olas-COSCE, para que reclamen, desde el servicio que los cient¨ªficos han brindado al gobierno y a toda la sociedad espa?ola en esta crisis del ¨¦bola, una vez m¨¢s y sin descanso, el aumento inmediato de las partidas presupuestarias destinadas a la investigaci¨®n en Espa?a, as¨ª como la transformaci¨®n de las partidas de cr¨¦ditos que nunca se cubren en las imprescindibles de subvenciones que se agotan al m¨¢ximo, para acercarnos lo antes posible a esa cifra del 3% del PIB que ha prometido y comprometido la Uni¨®n Europea en su Horizonte 2020.
Y tambi¨¦n reclamamos a los medios de comunicaci¨®n que no se olviden de la investigaci¨®n cient¨ªfica hasta que pase otro caso como este: la investigaci¨®n y la educaci¨®n cient¨ªficas necesitan del d¨ªa a d¨ªa, no se improvisa, no es algo que se pueda resumir en el espacio de un tuit. Cualquier esc¨¢ndalo financiero de los destapados en estos a?os en Espa?a supera, en ocasiones por incluso decenas de veces, el presupuesto del Plan Nacional de Biomedicina (programas SAF ¨CBiomedicina- y BFU ¨CBiolog¨ªa Fundamental-) en su m¨¢ximo hist¨®rico, que fue de 37,5 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado del a?o 2009. S¨ª, esas son las cifras del coste que vertebra el d¨ªa a d¨ªa de la investigaci¨®n biom¨¦dica en Espa?a, una cifra que se ha recortado en m¨¢s de un 30% desde aquel a?o y que en los presupuestos para el a?o entrante no se revisa al alza, mientras que las subvenciones a los partidos pol¨ªticos se doblan con respecto al a?o anterior hasta alcanzar los casi 300 millones de euros porque, claro, se nos olvidaba: 2015 es un a?o especialmente electoral. La sociedad espa?ola debe apostar porque la ciencia es para siempre: un pa¨ªs sin ciencia es un pa¨ªs a la deriva.
Juan de los Reyes Aguilar Lepe y Fernando de Castro Soubriet
Investigadores y Jefes del Grupo de Neurofisiolog¨ªa Experimental y del Grupo de Neurobiolog¨ªa del Desarrollo-GNde, respectivamente. Hospital Nacional de Parapl¨¦jicos-SESCAM. Toledo
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