M¨¦xico: octubre rojo
El problema es saber si Pe?a Nieto tiene la sustancia que la tarea exige
Marx se equivoc¨®, Pe?a Nieto tambi¨¦n. Se supone que los cambios econ¨®micos ser¨ªan la plataforma para transformar la realidad. Y quiz¨¢ eso podr¨ªa ser cierto en un pa¨ªs menos surreal; uno en el que, por ejemplo, el partido en el poder no lleve el absurdo nombre de ¡°revolucionario institucional¡±. El presidente Pe?a Nieto crey¨® que bastar¨ªan las reformas econ¨®micas para dejar atr¨¢s al M¨¦xico b¨¢rbaro. Obviamente no ha sido as¨ª, entre otras cosas porque el M¨¦xico b¨¢rbaro es el que trajo de regreso al PRI a Los Pinos y, para su desgracia, tambi¨¦n el que podr¨ªa sacarlo.
En su ¨²ltimo n¨²mero la revista The Economist lo dice en tono mucho m¨¢s flem¨¢tico desde sus brit¨¢nicas oficinas. ¡°Las atrocidades registradas en Iguala muestran cu¨¢n lejos est¨¢ M¨¦xico de ser un pa¨ªs de leyes y c¨®mo el combate a la impunidad es tan necesario como las reformas econ¨®micas para la modernizaci¨®n del pa¨ªs". "Las dos brutalidades [los esc¨¢ndalos sangrientos de las ¨²ltimas semanas] parecen suficientemente serias como para cambiar el curso de estos dos a?os de gobierno del Presidente Enrique Pe?a Nieto. Pe?a ha dado prioridad a la reforma econ¨®mica y le ha restado importancia a la ley y al orden como forma de modernizar M¨¦xico, sin admitir que ambas son igualmente importantes".
Las reformas de Pe?a Nieto son demasiado tibias incluso para modificar sustancialmente a la econom¨ªa
Y en efecto, el destino parece habernos alcanzado. Tras el sexenio anterior, en el que gobierno de Felipe Calder¨®n se lanz¨® a una especie de "guerra santa" salvaje y despiadada en contra del crimen organizado, pero sin inteligencia militar y sin haber saneado a los cuerpos policiacos, el de Pe?a Nieto decidi¨® cambiar la estrategia¡ y luego no hizo nada. Trajo asesores colombianos, se habl¨® de un cuerpo nacional de carabineros para sustituir a las fr¨¢giles polic¨ªas regionales y locales, se dijeron muchas cosas y en la pr¨¢ctica se termin¨® haciendo algo muy similar a lo del sexenio anterior: correr de un lado a otro para apagar el fuego m¨¢s urgente en la pradera encendida a lo largo de los bolsones del territorio nacional en los que el Estado ha perdido el control.
En su primer a?o de gobierno fue Michoac¨¢n, estado en el que las guardias de autodefensa atrajeron la atenci¨®n internacional cuando, convertidas en milicias paramilitares, comenzaron a confrontar a balazos a las mafias locales. Tras el env¨ªo de varios miles de soldados, la desaparici¨®n de poderes locales de facto y la designaci¨®n de un Comisionado especial, las mafias siguen operando como antes, las guardias de autodefensa han sido sofocadas y algunos de sus l¨ªderes est¨¢n en prisi¨®n. Las cosas siguen igual que antes en Michoac¨¢n, aunque la prensa internacional ha abandonado la zona y esta ya no es motivo de esc¨¢ndalo, por el momento. Para desgracia de Pe?a Nieto el aparente desinter¨¦s obedece a las peores razones: exabruptos m¨¢s brutales procedentes de M¨¦xico han ocupado los titulares de los diarios en las capitales del mundo; los rom¨¢nticos Robin Hood de autodefensa han sido sustituidos por las salvajes matanzas perpetradas por autoridades. Como todos sabemos, el nuevo incendio es la desaparici¨®n de estudiantes en Iguala, Guerrero y hace unas semanas la ejecuci¨®n sumaria por parte del ej¨¦rcito de 23 personas en Tlatlaya, estado de M¨¦xico, apenas a 180 kil¨®metros de distancia.
Las cosas siguen igual que antes en Michoac¨¢n, aunque la prensa internacional ha abandonado la zona
La estrategia del gobierno en contra del crimen organizado fracas¨® por partida doble. Primero, porque en realidad no se emprendi¨® estrategia alguna m¨¢s all¨¢ de una tibia reforma judicial y algunas fanfarrias. Terminaron imponi¨¦ndose las inercias anteriores consistentes en buscar y atrapar a cabecillas del Narco para lograr golpes medi¨¢ticos no obstante saber que eso no modifica la estructura del crimen organizado. En realidad el descabezamiento lo hace m¨¢s sangriento por las disputas fratricidas entre los nuevos liderazgos. La ¨²nica diferencia sustancial con respecto a la administraci¨®n de Calder¨®n fue el intento de hacer desaparecer de la narrativa todo el tema de la inseguridad. La negaci¨®n como un recurso para eliminar una realidad imbatible y desesperanzadora.
El gobierno priista debe jugarse el todo por el todo en una apuesta radical y definitiva en contra de la corrupci¨®n
La t¨¢ctica no habr¨ªa sido mala si las reformas econ¨®micas del Gobierno fueran m¨¢s radicales o si Marx hubiera tenido raz¨®n y fueran las estructuras econ¨®micas las que definen el edificio social. Pero no es as¨ª. Las reformas de Pe?a Nieto son demasiado tibias incluso para modificar sustancialmente a la econom¨ªa, y esta ya ha dejado de ser una soluci¨®n estructural frente a los muchos fuegos provocado por la descomposici¨®n de la justicia y la inseguridad p¨²blica.
Ha llegado el momento en que el Gobierno priista debe jugarse el todo por el todo en una apuesta radical y definitiva en contra de la corrupci¨®n, la impunidad y la ausencia del Estado de derecho. Eso implica transformar a M¨¦xico y transformarse a s¨ª mismo. El problema es saber si Pe?a Nieto tiene la sustancia que la tarea exige.
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