Ahora, aqu¨ª, all¨¢, en todas partes
Habla de algo fundamental en la desdicha personal llamado trabajo, de la tragedia que supone que te despojen de ¨¦l
El ¨²nico refugio que concibe la depredadora depresi¨®n es estar permanentemente en la cama y a ser posible rodeado de oscuridad. Y dormir su exclusivo deseo y alivio. Los gestos se hielan, la ruina parece absoluta, no servir¨ªa de nada implorar compasi¨®n. La farmacolog¨ªa puede ofrecer variantes o treguas al monstruo. Tal vez vencerle, pero la huella de su feroz estancia ser¨¢ a perpetuidad. La protagonista de Dos d¨ªas, una nochela padece y no nos van a explicar las razones. Tiene un marido comprensivo, cari?oso, paciente y bueno, dos hijos; si ella se quedara sin trabajo, la supervivencia de esta familia estar¨ªa muy cruda.
DOS D?AS, UNA NOCHE
Direcci¨®n: Jean-Pierre y Luc Dardenne.
Int¨¦rpretes: Marion Cotillard, Fabrizio Rongione, Christelle Cornil.
G¨¦nero: drama. B¨¦lgica, 2014.
Duraci¨®n: 95 minutos.
A la empastillada y sufriente v¨ªctima le comunican que la empresa ha montado una votaci¨®n entre sus trabajadores para decidir si esa mujer debe recuperar su curro cuando mejore. Si sale perdedora, sus colegas recibir¨¢n una prima. El jefe sabe que el trabajo saldr¨¢ adelante sin ella, que lo har¨¢ el resto, que no es necesaria, que hay serias dudas de que alguien que ha atravesado el infierno recupere su antigua efectividad. A lo largo de un fin de semana esa persona aterrada e impotente se impone salir a la calle para hablar con los colegas que han firmado su destierro, tratar de convencerles para que cambien su negativa en una nueva votaci¨®n y reconsideren lo de dejar en la puta calle a la que ha sido su compa?era durante tiempo. Este es el arranque de una pel¨ªcula que reproduce tenebrosamente el aqu¨ª y ahora en una Europa masacrada por la crisis que propiciaron los grandes e impunes villanos. Habla de algo fundamental en medio de la desdicha personal llamado puesto de trabajo, de la tragedia que supone en un mercado sin salida que te despojen injustamente de ¨¦l, de la solidaridad y de su ausencia entre trabajadores, de las sucias salvaciones cotidianas, de la asfixia econ¨®mica que puede hacer aflorar la mezquindad, del s¨¢lvese quien pueda, del mantenimiento de la dignidad en circunstancias duras que exigen un precio alto.
Los hermanos Dardenne cuentan esta historia con su reconocible y austero estilo (no soy incondicional de ¨¦l, pero saben lo que quieren narrar y c¨®mo hacerlo), con realismo cre¨ªble, retratando la vida con tono y vocaci¨®n documental, sin enfatizar di¨¢logos ni situaciones, neg¨¢ndose a subrayar o a potenciar los sentimientos con la m¨²sica, huyendo de las descripciones maniqueas, sabiendo que todos poseen sus razones ante un dilema demasiado cruel. Y, por supuesto, lo que describe puede ocurrir en cualquier parte. Y nadie es inocente al pactar, resignarse o sacar partido de los abusos y la violencia moral que perpetra el poder.
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